18/10/2022 - Entrevistamos a los directores belgas cinco años después del éxito de Ni jueza, ni sumisa para hablar de su última película, que se estrena mañana en Bélgica

Jean Libon (izquierda) e Yves Hinant (derecha) (© Cédric Gerbehaye)

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entrevista: Jean Libon e Yves Hinant
ficha de la película], que se estrena en Bélgica el 19 de noviembre. Regresan 5 años después del éxito de Ni jueza ni sumisa [+lee también:
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entrevista: Jean Libon y Yves Hinant
ficha de la película] con un nuevo efluvio de Strip-tease en versión policíaca, y un trío fértil en el cine: el policía, el juez y el asesino.  

Cineuropa: ¿Por qué habéis decidido volver a trabajar una materia fílmica ya existente para hacer una nueva película?
Yves Hinant: Mientras salíamos del primer confinamiento, nuestros productores nos propusieron imaginar una película nueva, tras el éxito de Ni jueza ni sumisa. En ese momento, no parecía posible grabar un documental porque todos usaban mascarilla. Jean volvió a pensar en esta película de hace veinte años, que no estaba terminada. Pensamos que podríamos recuperarla y hacer una verdadera película policial. Milagrosamente, recuperé las prisas de la época, y Jean empezó a editar durante 4 meses.

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¿Cómo elegisteis el marco y los personajes en ese momento?
Jean Libon: Recuerdo haberle dicho a Yves: “¿Y si hacemos una verdadera película policial?” Luego, se puso a buscar, pero llevó casi dos años obtener las autorizaciones de la institución. Después hicimos un casting para encontrar al juez y al policía, eso nos llevó otro año, y luego los ensayos, que también nos llevaron un año. Eso nos llevó mucho tiempo. Teníamos nuestros personajes, pero no pasaba nada. Un lunes, Yves llega a la oficina, descompuesto, en modo “No puedo más, nada funciona”. Y yo le digo: “Vamos, una semana más”. Tres días después, teníamos a nuestro cadáver, y se fue. Pero debo decir que casi llegamos al punto en que yo pensé: “Bueno, pues encontraremos a nuestro cadáver vosotros mismos”.

Al principio, era una serie de 3 capítulos de 50 minutos, pero había medios para hacer algo más ajustado, en forma de película policial. Cuando veo la cara de nuestro policía, Jean-Michel, en blanco y negro contrastado en una pantalla de 50 metros cuadrados, eso aporta otra mirada.  

¿Qué dispositivo ponéis en el rodaje?
Y.H.: Aunque sea real, lo organizamos un poco. Hice un casting para los policías, y terminé encontrando a Jean-Michel. Tenía a otro juez en mente, pero fue convocado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y eso me llevó a Anne Gruwez. Yo ya me había fijado en ella, y a menudo iba a ver lo que ocurría en su oficina. Tenía un dúo excelente. Nos aseguramos de que estuvieran de guardia juntos. Y esperamos un año. Éramos tres: un operador de cámara, un ingeniero de sonido y yo. Hasta que tuviésemos a nuestro cadáver, y nuestro asesino. Al fin, llegó nuestro sospechoso. Cuando conocí a Alain, un tipo de aspecto sospechoso, me sorprendió que aceptara que lo grabásemos. Sentíamos que, a pesar de la evidencia aparente, había algo de duda.

¿El factor tiempo es crucial sobre el escenario y en la sala de edición?
J.L.: Las cosas solo pasan una vez, hay que estar allí y preparado. Siempre les he dicho a mis operadores de cámara: graba tus pies mientras esperas, me da igual, pero cuando pase algo, ¡graba! Lleva tiempo, pero es bastante simple. Después, el montaje es técnica.

Y.H.: Sobre el escenario, soy más regidor que director. No estoy necesariamente en el escenario, que a menudo es estrecho, o tenso; y el operador de cámara y el ingeniero de sonido saben muy bien lo que tienen que hacer. Lo más importante es preparar lo que va a pasar, haber identificado correctamente a los personajes, conocer a las personas, respetarlas. Tener su confianza.

J. L.: El tiempo es el elemento clave. Yo siempre digo que la película es más exitosa cuanto más lleno está el contenedor de basura. Hay que tirar, tirar y tirar. Pero es complicado hacer entender eso a quienes financian.

(Traducción del francés)