13/12/2022 - Cineuropa habla con el director eslovaco sobre su último largometraje, rodado durante la pandemia y protagonizado por el polaco Bartosz Bielenia

(© Reiko Kolatsk/PÖFF)

El cineasta y productor eslovaco Juraj Lehotský, que recibió el CICAE Art Cinema Award en la Quincena de los Realizadores de Cannes en 2008 por su docudrama Blind Loves [+lee también:
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entrevista: Juraj Lehotský
ficha de la película], en la competición del Black Nights de Tallin. Hemos hablado con él sobre la película, de la que también es productor.

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Cineuropa: Esta es la primera vez que has dirigido y producido al mismo tiempo. ¿Qué tuvo de diferente esta experiencia?
Juraj Lehotský: Esta es mi primera película como coproductor con Michaela Jelenek, para nuestra compañía Arytmia. Ser productor de mi propia película me da ciertas ventajas. Tenemos el control sobre el presupuesto y podemos decidir cómo emplear mejor esos medios. La tarea no es fácil, desde luego. Si solo eres el director, no puedes controlar cómo se gasta el dinero. Debido a que rodamos durante la peor parte de la pandemia de COVID-19, tuvimos que pensar mucho en ello porque nos pasamos del presupuesto, sobre todo debido a las pruebas que tuvimos que hacer todos los días a los miembros del equipo.

¿Hubo algún conflicto entre el Juraj Lehotský director y el Juraj Lehotský productor?
Tenemos cierta jerarquía en lo que se refiere a la toma de decisiones dentro de la empresa. Michaela, que se encarga de la producción, tiene mi total confianza, y yo tengo que respetar algunas limitaciones económicas. Por su parte, Michaela es sensata y entiende mi visión artística, así que siempre podemos solucionar las cosas.

¿La pandemia de COVID-19 tuvo algún aspecto positivo?
Ese período tuvo ciertas ventajas. Fue posible rodar en Austria en lugares donde de otro modo no habría sido posible. Por ejemplo, el Konzerthaus de Viena, ya que suele estar totalmente lleno. Además, debido a que Bartosz Bielenia no tuvo que atender sus obligaciones en el teatro, tuvo tiempo de prepararse para el papel.

La historia trata dilemas que normalmente están asociados a la generación millennial.
Cada película que hago refleja una fase específica en la vida de las personas. Plastic Symphony se centra en madurar y asentarse en un mundo complicado. Nuestro objetivo era dejar huella y profundizar en los pensamientos de alguien que está en el camino hacia la satisfacción vital, en busca de amor y aplausos. Además, queríamos hablar de lo difícil que es descubrir quién eres y por qué estás en este mundo. La vida no trata solo de nosotros, sino también de la gente que nos rodea.

Trabajaste con Michal Leščák en tus proyectos previos. En esta ocasión, colaboraste con el director de fotografía Timotej Kriška. ¿Cómo fue esta colaboración?
Al principio, con Timotej, queríamos hacer una historia sencilla sobre un hombre de baja estatura. La idea era que fuese una historia simple sobre mirar al mundo desde abajo. Sin embargo, la historia experimentó varios cambios y, finalmente, surgió un relato sobre dos hermanos, con sus deseos y caminos diferentes hacia la felicidad.

La película se aleja de la poesía visual y el realismo social de tus trabajos anteriores. Plastic Symphony es más estilizada, con planos largos. ¿Qué hay detrás de esta decisión?
Cada creador se define por algo. La particularidad de Timotej es que le gusta pensar en tomas largas. Aunque rodar cada escena como una sola toma larga sin cortes pueda parecer extremo, la decisión tiene sus motivos. No se trata de una decisión autocomplaciente. Queríamos hacer una historia en la que el público pudiera dejar de percibir las interferencias del lenguaje cinematográfico. Contemplar la banalidad de la vida como si fuéramos observadores invisibles, seres superiores, permite al espectador reflexionar sobre el comportamiento humano. Podemos ver las cosas de forma diferente; observamos la vida según nuestros propios sentimientos subjetivos. Cada persona verá la historia de forma distinta, dependiendo de quién sea.

¿Cómo se sumó al proyecto Bartosz Bielenia?
Encontrar al protagonista fue lo más difícil. Nos costó mucho encontrar a la persona adecuada para este papel. La búsqueda se desarrolló a través de varias empresas de casting y vimos a personas de toda la región de Ucrania, Polonia, Hungría y República Checa. De repente, el rostro de Bartosz apareció en la pantalla. Su rostro irradiaba orgullo y maldad al mismo tiempo, lo cual encajaba perfectamente con nuestra historia. Nos reunimos en Cracovia, ensayamos una escena y funcionó. Luego leyó el guion, le gustó la historia y decidió sumarse.

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entrevista: Bartosz Bielenia
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ficha de la película] fue nominada al Oscar, y Bartosz se convirtió en una estrella global de la noche a la mañana, pero siguió comprometido con nuestro proyecto y, tras ese gran éxito, empezamos a rodar. Vi Corpus Christi justo antes de empezar el rodaje. Me entusiasmó la película, y me alegré de que hubiéramos encontrado a un gran actor, independientemente de su éxito.

(Traducción del inglés)