Floor van der Meulen • Directora de Pink Moon
"Ya no sabemos si debemos reírnos o llorar, y eso es la vida, ¿no?"
por Fabien Lemercier
- La cineasta neerlandesa habla sobre su película premiada en Tribeca y ahora en competición en el Les Arcs Film Festival
La holandesa Floor van der Meulen se llevó una mención especial en Tribeca con su primer largometraje de ficción, Pink Moon [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Floor van der Meulen
ficha de la película]. Hablamos con ella en el marco de la 14ª edición de Les Arcs Film Festival, donde su película se presenta en competición.
Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de Pink Moon, cuyo guion escribió Bastiaan Kroeger? ¿Qué te atrajo hacia este tema tan dramático de un padre decidido a morir, aunque todavía goce de buena salud?
Floor van der Meulen: Yo quería hacer una película sobre la relación padre-hija y el miedo a perder al padre sin haber tenido tiempo de conocerlo realmente. Mi propio padre pertenece a esa generación de padres que sienten emociones pero que no las expresan, por lo que hay una especie de misterio. A partir de ahí, encontré a Bastiaan, el guionista, que tenía una relación del mismo tipo con su padre. Nos inspiramos en la vida cotidiana de nuestras propias familias. Me impliqué mucho en el desarrollo del guion: intercambiamos mucho y hemos hecho varios talleres juntos como la Script Station de la Berlinale. Además, en Holanda, había un gran debate sobre el suicidio asistido, apoyado por un grupo cada vez más numeroso de personas mayores que reclamaban el derecho a elegir su propia manera de morir, y sin estar enfermas, algo diferente a la eutanasia. El tema me pareció muy interesante a nivel social para trasladarlo a una película de ficción con una especie de bomba de tiempo en torno al padre, que no se está muriendo pero que quiere morir. Dado que se trata de su vida, ¿cómo afecta eso al resto de la familia?
La película sigue a todos como familia, pero el personaje motor es Iris, la hija. ¿Por qué?
Esto, sin duda, está relacionado con mi propia frustración de no llegar nunca a comprender por completo al otro, de no poder entrar en su interior. El punto de vista de la hija estuvo presente desde el principio del proyecto. Cuando tu padre te comunica que ya ha vivido su vida y que se siente preparado para morir es algo tan abstracto que me pareció natural elegir la perspectiva de la generación joven, vibrante y llena de vida, que probablemente no puede comprender al 100 % el deseo de alguien de 75 años. En este sentido, hay una especie de choque generacional en los Países Bajos.
También es un retrato familiar con un hermano y una hermana que reaccionan de formas muy diferentes.
Empecé el casting muy pronto porque me parecía muy importante invertir tiempo para crear una familia que fuese creíble, que los intérpretes pudieran participar en la búsqueda del tono adecuado de los diálogos. La hija es muy emotiva, resuelta y más íntima, mientras que su hermano es mucho más pragmático, muy holandés en su sentido de la organización y de la planificación de la muerte de su padre.
¿Cómo encontraste el equilibrio entre el lado dramático del tema y esa ligereza, que a veces roza la comedia?
De alguna manera, el hecho de enfrentarnos a la muerte nos da vida porque nos hacemos más conscientes de ella. Era muy interesante integrar esta paradoja, este contraste, en la película. Y yo no sé si ocurre en otros países, pero en Holanda, cuando las personas hablan de la muerte, se vuelven muy torpes. Es un tema que quería explorar y usar para momentos “cómicos”. También, en cierta manera, esta ligereza a veces hace que el drama sea más pesado, pues con estos contrastes ya no sabemos si debemos reír o llorar. Eso es la vida, ¿no? En todo caso, así lo veo yo. No quería hacer una película que fuese dura e impactante de principio a fin, pues el tema ya es muy duro y hacía falta ligereza para llevar a cabo la película.
(Traducción del francés)
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