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IFFR 2023 Competición Big Screen

Jessica Woodworth • Directora de Luka

"A veces parece que no hemos aprendido nada"

por 

- Hemos hablado con la directora belgo-estadounidense, que presenta una adaptación libre e inspirada de la novela de culto de Dino Buzzati

Jessica Woodworth • Directora de Luka

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, presente en la sección Big Screen del IFFR, Jessica Woodworth dirige su primera película en solitario (después de cinco largometrajes codirigidos con Peter Brosens, presente aquí en la producción). La película es una adaptación libre y visualmente impactante de los interrogantes universales y atemporales planteados por el libro de Buzzati sobre lo absurdo de la guerra, la necesidad de inventarse enemigos, y el poder de la duda.

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Cineuropa: ¿Cuándo leíste el texto de Buzzati, El desierto de los tártaros?
Jessica Woodworth: Lo leí hace mucho tiempo, cuando estudiaba literatura italiana. Es un libro que te penetra, que se revuelve, que tropieza, que se esconde y luego se revela. Hay algo muy universal, a pesar de la abstracción.

¿Querías hacer una adaptación literaria?
Tuve un poco de tiempo entre El rey de los Belgas [+lee también:
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, así que me apunté al Torino Film Lab. Y el libro apareció como una evidencia. Desde el principio, supe que quería trasladar la historia a un futuro lejano, postapocalíptico, que fuese en blanco y negro, y que se grabara en Armenia. El libro se desarrolla durante 30 años, y yo quería un periodo más corto. También quería modificar el final. Quería algo más misterioso, con preguntas más abiertas y más esperanza.

¿Cómo pensaste en los principales protagonistas de la historia?
Quería trabajar muy pronto con los actores, para encontrar dinámicas e identificar las relaciones entre los personajes. Hicimos muchas investigaciones sobre el plano físico, sobre el grado de intimidad y de sensualidad entre estos hombres, sobre todo Luka y Constantine. Uno de los principales desafíos fue calcular qué mostrar y qué sugerir.  

¿La fortaleza también es un personaje de la película?
Al principio, yo quería grabar en Armenia, había visto lugares increíbles, como una mina de sal o un centro de investigación enorme. Y luego llegaron el Covid y la guerra entre Armenia y Azerbaiyán. Nos trasladamos a Italia y a Sicilia, donde encontramos otros lugares increíbles, como un dique sin terminar. Y el Etna, ese volcán que gruñe, muy vivo, que se convirtió en nuestro Norte. Es un lugar aterrador, que anima a los personajes. Estos lugares me recordaban al contexto postapocalíptico de un mundo que podría haberse autodestruido, probablemente a causa del hombre, sin que se explicite.

¿Cómo trabajaste la encarnación de los personajes, en el seno de este decorado bastante abstracto e imponente?
Creo que es muy exigente pedir a los actores que imaginen cómo moverse, cómo comportarse en un contexto tan alejado del suyo, cómo hacer eso auténtico y no demasiado abstracto. Esa también es la razón por la que grabamos muy cerca de los cuerpos, de manera muy fluida, creando una especie de baile entre la cámara y los actores. Yo le decía todo el tiempo a mi directora de fotografía, Virginie Surdej: “¡Tiene que respirar!”. Grabamos en película, pero en 16 mm. La ventaja sobre los 35 es que los podemos mover con más facilidad. Todas las repeticiones se hacen en movimiento. Los dejamos vivir las escenas plenamente.  

Sus cuerpos están tan llenos de fuerza y de ganas, aunque no hay guerra, nada. Había que hacer surgir y salir toda esa energía, evacuar los deseos volcánicos que residen en nosotros. Yo había trabajado con Sam Louwyck, que es coreógrafo además de actor. Hicimos talleres de danza con él en Bélgica. Fue como esculpir. Buscar mucho, reunir mucho material, y luego purgar, depurar.

¿Son prisioneros de una historia, de un mito fundador que Luka deconstruye poco a poco?
Es un tema clásico en la Historia: cuando empezamos a hacernos preguntas, empiezan los problemas y el peligro. Desestabilizamos el sistema. Es un primer paso hacia lo desconocido, antes de enfrentarse a la libertad. Sin esta ilusión, no tienen nada. El miedo es un arma para mantenerlos en su ceguera, el cansancio y el trabajo también, ya que no dejan lugar para el cuestionamiento.

El libro se escribió hace 70 años, la película se desarrolla en un futuro lejano, ¿qué dice del presente?
Ya estamos rodeados de emergencias medioambientales. Hay una angustia colectiva en cuanto al destino del planeta. La catástrofe climática, lo absurdo de las guerras que siguen ocurriendo en la actualidad, la postura militar y la necesidad de tener un enemigo. A veces parece que no hemos aprendido nada.

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(Traducción del francés)

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