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IFFR 2023 Competición Tiger

Giovanni Bucchieri • Director de 100 Seasons

"Todos acabamos siendo como una familia durante el rodaje de la película"

por 

- Hemos hablado con el director, artista y bailarín sobre su muy personal película, a la vez un retrato de una vida y una historia de amor

Giovanni Bucchieri • Director de 100 Seasons

El director sueco Giovanni Bucchieri presenta en la sección Competición Tiger del IFFR de este año su debú como director en un documental de ficción, 100 Seasons [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Giovanni Bucchieri
ficha de la película
]
. En él desarrolla su historia de amor con la actriz Louise Peterhoff. Hemos hablado con el director sobre sus esfuerzos para lidiar con la vida, sobre el contexto que desembocó en el rodaje de la película y sobre el proceso de producción de la misma.

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Cineuropa: ¿Qué tienes en común con el protagonista?
Giovanni Bucchieri:
Sufro trastorno bipolar. A veces una enfermedad puede convertirse en un arma. Cuando estás focalizado, te ayuda a crear. Experimento eso mismo igual que el protagonista de la película. Yo soy él, él es yo. No obstante, en la película acentúo algunos aspectos.

¿Cuál es la principal emoción que quieres transmitir con la película?
Siempre me he preguntado: ¿qué es el arte? El arte, para mí, es la comodidad en la vida. Todos los artistas, desde el principio de los tiempos, han compartido su experiencia al mismo tiempo que intentaban comprender distintos aspectos de su vida precisamente a través de su arte, pero nunca llegan a comprenderlos. Es imposible entender la muerte. No obstante, la muerte es una parte importante del arte. En esta película me he propuesto combinarlo todo, incorporar todas las disciplinas artísticas que practico. Cada una de ellas me influye a mí y puede también influir en las otras.

¿Cuál es la historia de fondo de los vídeos antiguos tuyos y de Louise?
Grabé muchos cuando yo era joven, cuando tenía unos 15 años. Quería documentar cómo es ser bipolar. Cuando tienes ese trastorno sientes que el pasado, el presente y el futuro tienen lugar al mismo tiempo. Te cuesta diferenciar entre unos y otros. Una de las primeras cosas que escribí fue: “Todo sucede ahora y no me quiero perder nada de lo que sucede”. Louise y yo mantuvimos una relación de cinco años, cuando teníamos unos 17. Fuimos a la misma academia de baile y ella fue mi primer amor. Se respiraba una sexualidad victoriana en aquel mundo de balé sadomasoquista en el que vivíamos. Cuando nuestro primer amor tocó a su fin, yo me deprimí. Pasado un tiempo ella empezó a salir con otro chico pero yo no dejaba de mirar las cintas de casete en las que aparecíamos los dos. Incluso se las mostraba a otras chicas. Estaba tan mal que tenía instintos suicidas.

¿Hubo algún factor desencadenante en concreto que te hizo pensar que tenías que rodar esta película ahora?
Louise y yo estuvimos diez años sin vernos. Entonces, en 2009, yo quise apuntarme a la escuela de arte dramático de Estocolmo, y allí es donde volví a coincidir con ella, porque estábamos en la misma clase. Por aquel entonces yo ya había empezado a trabajar en la película, ya que es un proceso que empezó hace casi 15 años. El caso es que una noche que yo estaba borracho la llamé por teléfono y le conté mi idea. Ella pensó que nunca llegaría a buen puerto, pero unos años más tarde la pusimos en marcha. Entendí que lo que yo quería rodar era una película de despedida, despedirme como era debido y como nunca había hecho de todas las personas a las que había querido. No se trataba solo de despedirme de Louise, sino también de despedirme catárticamente del mundo. En la película consigo terminar las relaciones de manera armoniosa y amable, algo que nunca ha sucedido en la vida real.

¿No te resultó difícil compartir tu material con los demás?
Tenía 200 horas de material y necesitaba ayuda con el montaje. Trabajé con Robert Krantz, que es un genio, y con el director de fotografía Axel Petterson, que se encargó de rodar la película. Tuve la suerte de trabajar con personas muy talentosas y muy comprometidas. La película no habría sido posible sin mis productores mágicos, Isabella Rodriguez, Mathilde Dedye, Daniel Oliva Andersson de French Quarter Film y Ludvig Andersson de RMV Film. Stefan Levin es uno de los compositores con más talento que conozco. Llegamos a convertirnos en una familia durante el rodaje de la película.

¿Cómo fue trabajar con Louise en la película?
Fue duro, pero por momentos también fue fantástico. Pero principalmente fue muy duro. Nos peleábamos y fue más duro de lo que pensé que sería. Respeto mucho a Louise como artista y como actriz. Me ayudó con el guion. Hoy en día ya no nos reconocemos, pero sí conocemos las versiones de nosotros mismos en el pasado. Es decir que yo sentía que la conocía pero al mismo tiempo no. Sentíamos que estábamos al mismo tiempo muy unidos y muy alejados el uno del otro.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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