24/02/2023 - BERLINALE 2023: El director habla sobre su documental sobre la pandemia del Covid en la ciudad de Bérgamo en la primavera del 2020 y las consecuencias en sus ciudadanos

(© Marie Liss)

Lo que iba a ser simplemente un documental se ha acabado convirtiendo en toda una reflexión, tras la crisis del Covid, sobre nuestra relación con el tiempo, la vida y la muerte. Nos hemos sentado a hablar con Stefano Savona, el director del documental Le mura di Bergamo [+lee también:
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entrevista: Stefano Savona
ficha de la película], presentado en la sección Encounters de la Berlinale, para hablar de su enfoque a la hora de filmar una de las ciudades más afectadas por la tragedia de la pandemia.

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Cineuropa: Estabas viviendo en Francia cuando se difundieron las primeras imágenes trágicas en marzo de 2020, ¿tomaste la decisión de marcharte sin más?
Stefano Savona: Tras escuchar lo que me contaban todos mis amigos que vivían en esa zona, me di cuenta de lo devastadora que estaba siendo la situación. Lo primero que hice fue llamar a mis antiguos alumnos del Centro Sperimentale di Cinematografia de Palermo para proponerles que hiciéramos juntos lo que ya había hecho yo por mi cuenta en otras situaciones de emergencia. Traté de convencerles diciéndoles que no podríamos contar esta historia si no íbamos allí. A los pocos días, los productores de ILBE me llamaron, así que les hablé del proyecto.

Se trata de una producción totalmente insólita para ILBE, que no suele dedicarse a películas que no sean de ficción y con aires de Hollywood.
Sí, creo que era la primera vez que veían una de mis películas, aunque ya sabían de la existencia de mi anterior documental, La familia Samuni [+lee también:
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entrevista: Stefano Savona
ficha de la película], premiado en Cannes en 2018. Les dije que nos tomaríamos el tiempo que hiciera falta para rodar y les pedí garantías por el tipo de película que tenía pensado hacer. No es lo mismo trabajar con ILBE que con un productor al que conoces bien, como mi amigo Marco Alessi, con quien hice La familia Samuni y Tahrir [+lee también:
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ficha de la película]. Y es que en ILBE no estaban preparados para hacer frente a tres años de trabajo, y eso hizo que nos costara entendernos, pero poco a poco encontramos la forma de terminar la película sin problemas. Tuvimos total libertad en todo momento, y eso es algo que necesitaba, porque me gusta ir a distintos lugares y tomarme mi tiempo para comprender lo que necesito rodar. Pero mis películas siempre han sido autoproducidas, y podía permitírmelo.

¿Entonces, también volvisteis a Bérgamo con la crisis ya terminada?
Nos dimos cuenta de que las cosas que estábamos filmando no habrían tenido sentido si no hubiéramos acompañado a nuestros protagonistas hasta el verdadero final de aquella pesadilla. Permanecimos en Bérgamo durante cuatro meses consecutivos y, más tarde, nos dedicamos a volver con cierta frecuencia a la ciudad durante un período de un año y medio.

¿Qué enfoque adoptasteis a la hora de filmar el documental?
Intentamos que las relaciones con los profesionales sanitarios y los voluntarios fueran confidenciales al principio y, poco a poco, fuimos estrechando la relación, aunque siempre sin forzar las cosas. Los medios de comunicación se dedicaban a asediar la ciudad porque necesitaban imágenes todos los días para sus noticias, así que nosotros intentamos mantenernos un paso por detrás y, a la larga, esto nos permitió acercarnos al meollo del asunto.

La toma del hombre que escribe a casa desde el hospital con un respirador artificial es simbólica, parece como si estuviera en una especie de frente, librando su propia batalla.
Escribe algo que nadie podrá leer jamás y, por eso, considero que ese plano es de vital importancia en la película. Fue durante el rodaje de esa secuencia cuando comprendí el verdadero significado de lo que estábamos haciendo. Esas imágenes crueles que transmitían lo absurdo de lo que estaba ocurriendo resumían a la perfección lo surrealista y trágico de la situación.

¿Qué te dio la idea de incorporar metraje antiguo?
La idea surgió de la necesidad que sentía de reconstruir las historias de estas personas que habían experimentado en sus carnes la realidad de un coma inducido por fármacos para ser intubadas, y con las que hablé después del suceso. Nos describieron cómo, en aquel momento, aún podían sentir su propio cuerpo y captar estímulos externos, pero no eran capaces de comunicarse y sentían como si estuvieran atrapados en la cama. Con esas imágenes del pasado, traté de visualizar los fragmentos de recuerdos que estaban suspendidos en ese momento de sufrimiento, e intenté que fueran tanto recuerdos positivos como negativos. En el transcurso de la película, este entramado de recuerdos se convierte en una red de recuerdos conscientes. Para conseguir todo esto, recurrimos a Cinescatti, un archivo con todo tipo de material rodado por cineastas aficionados de Bérgamo.

La propia ciudad desempeña un papel en el documental.
De hecho, la ciudad es la protagonista de la película. Para empezar, estas personas en tratamiento están aisladas del mundo de las relaciones, solo tienen recuerdos fragmentados, por lo que su recuperación es también la recuperación de la ciudad, de un cuerpo social que por fin vuelve a comprender el significado de estar juntos. La película es eso, el retrato colectivo de una ciudad que se recupera tras haber sido devastada por la crisis. A medida que la gente vuelve en sí, también redescubre el verdadero significado de ser ciudadanos.

Te has referido a ella como "película conmemorativa".
La película no explora ni las cuestiones políticas que subyacen a las crisis sanitarias ni nuestra relación con el planeta. Trata sobre cómo era el Covid en un lugar determinado, y sobre las lecciones que nos ha dado en lo que se refiere a nuestra relación con el tiempo, la vida, la muerte o las distintas generaciones. En cierta manera, todos han tenido que hacer frente a esta cuestión al mismo tiempo y en el mismo lugar, y eso es algo independiente respecto al Covid. Por tanto, todos nos hemos visto obligados a reflexionar sobre lo poco preparados que estamos cuando llega el momento de pensar en los límites de nuestra existencia.

(Traducción del italiano)