15/03/2023 - El albaceteño curtido en el teatro y los cortos debuta en la dirección de largometrajes de la mano de su amigo Salva Reina, actor que protagoniza esta atípica comedia romántica junto a Bruna Cusí

Mario Hernández, manchego de 34 años, ha entrado a la sección oficial a concurso del 26º Festival de Málaga con Tregua(s) [+lee también:
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entrevista: Mario Hernández
ficha de la película], su primera incursión en la dirección de films tras firmar los cortos Salvo el crepúsculo, Vientos del pueblo Sirio, A los ojos y Por Sifo, donde trabajó con Salva Reina, protagonista junto a Bruna Cusí de esta comedia romántica que no lo es tanto. En la concurrida terraza del Hotel AC de la ciudad andaluza charlamos con él.

Cineuropa: Tu primera película transcurre aquí mismo: en este hotel y este certamen.
Mario Hernández: Escribí la primera versión de guion en 2018 para Salva Reina y, como ambos protagonistas se dedican al cine, surgió de manera natural que la acción trascurriera en un festival.

¿Lo tuyo con Salva, también coproductor, es un bromance?
Yo quiero pensar que sí, no sé qué opinión tendrá él... La película habla también de que las terminologías a veces se nos quedan cortas para definir sentimientos a pesar de vivir en una época con excesiva terminología. Él es para mí uno de los mejores actores de este país, porque tiene todo lo que me gusta de mis intérpretes favoritos, como José Luis López Vázquez, Alberto Sordi, Jack Lemmon o Vittorio Gassman: te ríes con ellos y de repente, con una simple mirada, te emocionan. Salva posee eso también, escribí pensando en él y cuando apareció Bruna Cusí fue un regalo porque la admiro y tiene una verdad absoluta…

¿A los cómicos se les valora lo suficiente?
Lo más importante en la vida es el humor: la mejor película de la historia es El apartamento, comedia romántica donde los protagonistas ni siquiera se besan. Tregua(s) es una comedia romántica donde cuando los protagonistas dicen “te quiero” empieza el conflicto.

¿El amor no siempre es la mejor opción entonces?
En mi película es una complicación, porque hablamos de qué entendemos cada uno por amor: uno toma de lo que los demás le ofrecen lo que necesita y, a veces, lo que necesitamos es complejo. Y el problema de las terminologías es que te obligan a elegir conceptos como matrimonio, pareja, hijos… y el mundo está lleno de grises y de ahí, de preguntarse, surge el arte. El problema reside, en cualquier relación, en exigirle a alguien que te lo dé todo y en exigirte, por ejemplo, que deberías ser feliz porque te has casado… pues a lo mejor no. Me interesa la necesidad que tenemos de definir las cosas, quizás para convencernos de que si le ponemos una etiqueta ya sabemos lo que es y nos da miedo no saber qué estamos sintiendo.

En la película asistimos a una tregua en la vida de la pareja protagonista: un escape de la realidad, una fantasía…
Todos necesitamos treguas, aquí es romántica, pero puede ser también un viaje en solitario, por ejemplo. Y la mejor pareja es aquella que te da ese espacio para que seas tú mismo, y tú debes saber dárselo a la otra persona. Hay una frase de mi película que me gusta: “No creo en la fidelidad, pero sí en los celos y en la posesión”, porque nuestro mayor problema no es tanto lo que queremos como que nos molesta lo que las otras personas deseen y no seamos capaces de dárselo. Tenemos que ser más honestos al decirnos: no podemos ser el centro de todo y no podemos solucionarle la vida a nadie, porque no sabemos ni lo que queremos.

En algunos de tus cortos y en Tregua(s) apenas vemos a dos personas dialogando.
Me interesan las relaciones, pero no necesariamente sentimentales: nos completamos en nuestras relaciones con los demás, definiéndonos por cómo es la relación con los otros. He hecho mucho teatro, me gusta la palabra y el actor que la hace carne.

Viendo Tregua(s) resulta inevitable recordar títulos que transcurren en hoteles, como Habitación en Roma [+lee también:
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entrevista: Julio Medem
ficha de la película], o con gente que habla mucho, como la trilogía iniciada Antes del amanecer.
Sí, aquí está también en sección oficial Matías Bize con El castigo, y creo que su En la cama es un referente y abrió un mundo, pues la de Medem es una especie de remake. Tenemos el lenguaje para intentar expresarnos y nos manejamos con la palabra en el día a día: por eso centré en ello la película, porque me siento cómodo ahí a la vez que era un reto mantener la tensión y la diversión durante 90 minutos y con sólo dos actores en pantalla.