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MONS 2023

Frédéric Sojcher • Director de Le Cours de la Vie

"El aspecto catártico del cine es mágico"

por 

- El cineasta belga afincado en Francia habla de su quinto largometraje, que ha recibido el Premio Cineuropa en el Love International Film Festival de Mons

Frédéric Sojcher  • Director de Le Cours de la Vie
(© Mara de Sario/Love International Film Festival Mons)

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, que acaba de recibir el Premio Cineuropa en el Love International Film Festival de Mons, Frédéric Sojcher plasma su amor por el cine en imágenes e historias, a través de una inacabada historia de amor que retoman durante una clase magistral de cine Noémie, guionista de éxito, interpretada por Agnès Jaoui, y Vincent, director de una escuela de cine, interpretado por Jonathan Zaccaï.

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Cineuropa: ¿Cuál es el origen del proyecto?
Frédéric Sojcher: Hace cuatro años me encontré con un viejo amigo que acababa de escribir un libro bastante inusual sobre escritura de guiones en el que exploraba cómo plasmar nuestras vidas en historias, así que se me ocurrió proponerle adaptar el libro al cine, pero añadiendo una historia de amor. Desde el principio tuvimos claro que queríamos que una mujer desempeñara el papel de actriz, guionista y directora, y estábamos de acuerdo en que Agnès Jaoui era la idónea. Le envié el guion por correo electrónico, se mostró muy entusiasmada, y me preguntó si podría contribuir a la redacción de la sección sobre las clases de guion de su personaje, para que las palabras de Noémie, el personaje, estuvieran en consonancia con lo que ella piensa de la escritura...

¿Crees que el trabajo de Noémie pone de manifiesto el hecho de que pensar o ver una película es también una forma de mirar con lupa nuestros traumas o neurosis?
Una de las características del ser humano es esa necesidad constante de contar historias, no existen el mundo real y lo imaginario por separado, sino que hay puentes permanentes entre ambos, conscientes o inconscientes. Hacer cine significa contar una historia, pero también intentar comprender cómo funciona el mundo, cómo funcionan las relaciones humanas. Lo mágico es que puedes tener una película entretenida, disfrutar viéndola y salir con emociones o preguntas, y eso te enriquece. Este aspecto catártico del cine es mágico.

¿Qué lugar ocupa para ti la historia de amor en la dinámica de la historia?
La verdad es que, en realidad, me gustaría que la película se percibiera como una película romántica. En primer lugar, desde el punto de vista del guion, se puede observar desde el principio cómo Noémie no solo viene a dar una clase magistral, sino también a reencontrarse con un antiguo amante con el que tiene una historia pendiente de zanjar. Sus clases son objeto de un subtexto vinculado a una historia que ambos tienen en común. Y, sobre todo, creo que es una película romántica porque subraya cómo el amor puede dar confianza, ya que Noémie explica que, si consiguió convertirse en guionista, fue gracias a la confianza que le dio el amor de Vincent. Y es que la palabra amor se podría definir como algo que nos hace transmitir confianza a los demás.

¿No te resultó difícil escenificar la parte de la película sobre la clase de guion en un lugar tan cerrado y estático?
Trabajamos mucho en la puesta en escena. Por ejemplo, durante las clases, la parte más teórica de la película está rodada en un formato cuadrado (el que se utiliza para filmar), mientras que las secuencias más emotivas están en un formato cercano al scope. En cuanto al trabajo sobre el sonido, en la fase de mezcla optamos por cambiar la espacialización del sonido en función del formato en lugar de jugar con la continuidad. Buscamos ritmo y relieve a través de la imagen y el sonido. La idea un poco loca que mi director de fotografía Lubomir Bakchev y yo teníamos era que no hubiera un solo plano idéntico en toda la película, con el fin de evitar la sensación de fatiga. El otro gran reto era la música, ya que queríamos mostrar fragmentos de películas, pero no teníamos presupuesto suficiente para los derechos, así que tuve la idea de que no se viera el fragmento, sino a los espectadores viéndolo, y que gracias a la música imaginada por Vladimir Cosma se adivinara el género de la película.

El verdadero reto era que todo el mundo pudiera entender la película, que no hiciera falta tener conocimientos teóricos para seguirla. Que no aburriera tampoco, por supuesto, y que conmoviera. E incluso que hiciera llorar al final...

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(Traducción del francés)

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