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CANNES 2023 Quincena de los Cineastas

Pierre Creton • Director de Un prince

"El hilo conductor de la película son los encuentros"

por 

- CANNES 2023: El director francés habla sobre su muy especial acercamiento al cruce entre ficción y vida, alimentado por su propia experiencia como jardinero

Pierre Creton • Director de Un prince
(©P.C.)

Pierre Creton, que lleva casi 20 años compaginando la dirección cinematográfica con su anterior trabajo como peón agrícola y su actual empleo como jardinero, ha estrenado su quinto largometraje, Un prince [+lee también:
crítica
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ficha de la película
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, en la 55ª edición de la Quincena de los Cineastas (que se celebra en el marco del 76º Festival de Cannes).

Cineuropa: ¿En qué te basaste para hacer la película y crear al protagonista, que aparece en pleno proceso de formación como horticultor?
Pierre Creton: El origen  de esta historia se remonta al confinamiento, una época que Mohamed Samoura —un hombre que vivió con nosotros durante dos años y se estuvo formando como panadero—, mi amigo Vincent Barré y yo pasamos juntos, los tres solos. El hecho de compartir con Mohamed todo ese proceso de crecimiento me recordó a mi propia formación y a mi etapa de la adolescencia.

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¿Cómo fue el proceso de elaboración del guion, que resulta muy directo y literario al mismo tiempo?
El proceso constituye un poco el reflejo de mi forma de escribir. Nunca empiezo a escribir de un modo puramente guionístico, siempre comienza tratándose de un proceso más bien literario porque surge de mi amor por la escritura más que de mi deseo de escribir para hacer una película. También recurrí a mis mejores amigos, Mathilde Girard, Cyril Neyrat y Vincent Barré, que asumieron cada uno la voz de un personaje diferente. Así pues, el primer borrador constaba de tres monólogos, el de Pierre-Joseph, el de Françoise y el de Alberto. A partir de ellos ideé las secuencias. El hilo conductor lo constituyen los encuentros porque determinan qué le ocurre a cada persona. Además, son el rasgo definitorio de mi cine, porque mis películas casi siempre nacen de un encuentro. En realidad, nunca tengo un tema en mente, son los propios encuentros los que me brindan tanto con el deseo de filmarlos como con el efecto que tendrán. Un prince supuso la vuelta a los primeros encuentros, que en cierto modo se vivieron casi como adopciones.

¿Cómo has conseguido plasmar tu estilo (paciencia, penetración por algo invisible) disponiendo de un tiempo de rodaje tan corto (17 días para esta película)?
Suelo filmar por donde vivo, así que todos los lugares donde se ha rodado la película llevaban ya localizados desde hacía tiempo. Y en el caso concreto de esta película, estos lugares son las casas y jardines de los clientes para los que trabajo como jardinero. Todo esto me permite estar ya familiarizado con la iluminación, por lo que, antes de llegar al sitio con la cámara, ya tengo todos y cada uno de los elementos evaluados y controlados.

Esta "observación directa de las personas y los paisajes" de la que presumes te acerca y, a la vez, te aleja del documental. ¿Dónde está exactamente el límite?
El límite casi ni se aprecia. Me siento cómodo trabajando en el umbral entre la ficción y el documental, como si fuera una especie de equilibrista. Los dos géneros están estrechamente entrelazados entre sí. Hasta ahora, me había caracterizado por las voces románticas en situaciones reales, casi documentales, pero en Un prince sintonicé con una voz totalmente ficticia.

La película evoca fugazmente al escritor Novalis, que encaja perfectamente con esta mezcla de diferentes escritos, esta forma fragmentada que gira en torno a un único hilo conductor.
Lo menciono con el fin de ofrecer una posible lectura de la postadolescencia, y es cierto que tuvo cierta importancia en la película, tanto por su forma fragmentaria como por su relación con la naturaleza. Sin embargo, si tuviera que decantarme por un estilo de escritura concreto, diría que aquel con el que más representado me siento es con el de Lo imposible, de Georges Bataille, que constituye una mezcla de diario, poema, autobiografía y novela. La película se mueve más bien en ese terreno.

¿Cómo percibes tu singularidad como cineasta?
Soy consciente de ella desde que empecé a hacer películas, pero no se trata de algo que haya diseñado a conciencia. Cada película se convierte en una experiencia totalmente distinta a la anterior, porque siempre está vinculada a encuentros: siempre está el otro y los otros. Las personas que filmo y que acaban convirtiéndose en personajes, y que a menudo son amigos, son también las personas que quiero filmar: no son personajes completamente inventados, también quiero que aparezcan en la película como personas.

La naturaleza constituye claramente la piedra angular de tu trabajo.
Es algo bastante difícil de procesar en el día a día. Vivir en el campo y ver cómo se abusa a diario de algo que amas de verdad —aunque no sea realmente el tema principal de la película— es algo bastante duro y angustioso. Pero, dicho esto, resulta inevitable volver a sentir asombro cada vez que florece la primera prímula o la primera orquídea. Es una especie de alegría que cada año vuelve a nosotros para impedir que nos hundamos en la más profunda desesperación.

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(Traducción del francés)

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