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CANNES 2023 Competición

Kaouther Ben Hania • Directora de Las cuatro hijas

"Me interesaba poner a actores, como espejos, enfrente de los personajes reales"

por 

- CANNES 2023: La directora tunecina, que compite por la Palma de Oro por primera vez, explica su singular mecanismo en la frontera entre el documental y la ficción

Kaouther Ben Hania  • Directora de Las cuatro hijas

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, para participar por primera vez en competición oficial en la Croisette, en el marco de la 76ª edición del Festival de Cannes.

Cineuropa: ¿Cómo has llegado hasta este estilo híbrido de documental y ficción?
Kaouther Ben Hania:
Ha sido un proceso largo, ya que, aunque en 2016 empecé a rodar un documental que exploraba la vida de Olfa y sus hijas, enseguida me di cuenta de que no podía hacerlo porque aquello en lo que estaba interesada ya formaba parte del pasado. ¿Cómo podía hacer para traer ese pasado al presente, cómo podía analizarlo? Se me ocurrió que recrear los clichés en el documental podría ser una buena idea, y pensé que tal vez podría utilizarlos, pero de otra manera, pirateándolos en cierto modo. Siempre me ha fascinado la cantidad de preguntas que me hacen los actores sobre sus personajes en mis películas de ficción, así que pensé que podría ser interesante poner a los actores, como espejos, cara a cara con personajes reales. Esto saca a los actores de su zona de confort porque no se enfrentan a personajes guionizados, sino a personas reales. Quería filmar estas interacciones, hacer escenas en las que los personajes reales dirigieran a los actores y les dijeran lo que tenían que hacer, y que fuera también brechtiano con la distancia: estás en la escena, fuera de la escena, pensando en la escena, etc. Una vez que esta idea estuvo bien definida, supe que podía ponerme manos a la obra con el rodaje.

La película trata de la violencia que se transmite de generación en generación.
Olfa habla incluso de una maldición. Hace a sus hijas lo que su madre le hizo a ella. Es universal, transmitimos nuestros traumas a nuestros hijos sin darnos cuenta, inconscientemente. Olfa, que procede de un entorno social muy duro, afirma que tuvo que cortarse el pelo, convertirse en hombre. En cierto sentido, es la encarnación del patriarcado que oprime a sus propias hijas. Sus contradicciones constituyen aquello en lo que me basé para hacer la película.

¿Cómo hiciste para conseguir, por ejemplo, esa escena tan espontánea en la que las jóvenes hermanas hablan de sus cuerpos?
Las conocía desde hacía años, cuando empezó el rodaje, y lo sabía casi todo sobre ellas. También me fascinaba su forma de hablar, ya que son atrevidas y muy buenas narradoras, como Olfa. También son muy valientes, ya que, aunque al principio tenían un poco de miedo de que la película reabriera sus heridas, acabaron insistiendo en dar el paso. También me sorprendieron muchas otras cosas, sobre todo la forma que tienen de contar historias muy duras entre risas: su deseo de vivir puede con todo. Fue un rodaje difícil en lo que respecta a las emociones, pero acabó funcionando.

¿Qué hay de la representación de los hombres en la película?
Quería centrarme en los personajes femeninos y me pareció que los hombres de sus vidas tenían más o menos un perfil similar entre sí, por lo que decidí que todos estuvieran interpretados por el mismo actor. Quería simplificar este aspecto al máximo porque lo que realmente me interesaba era la introspección y todo aquello que se convierte en un viaje terapéutico. Hubo momentos en los que me daba la sensación de que había perdido el control y me preguntaba a mí misma si estaba yendo demasiado lejos.

¿Crees que la película aporta un nuevo punto de vista sobre la mujer árabe?
Conozco los clichés sobre la mujer árabe porque me enfrento a ellos en mi día a día, pero mi principal objetivo como directora es mostrar la complejidad que hay detrás de los clichés y crear un vínculo con lo universal. La película trata sobre la relación entre madre e hija y sobre la adolescencia, algo por lo que todas hemos pasado.

Sin embargo, la película revela el impacto de la historia reciente de Túnez en sus vidas.
Eso es cierto. Fue un cambio enorme porque pasamos de una dictadura a una especie de democracia. La propia Olfa se encontraba en el proceso de llevar a cabo su propia revolución en ese momento: acababa de divorciarse, una de las chicas se volvió gótica, se echó novio, etc. Pero toda esta libertad va ligada a un retorno de lo que estaba reprimido. La famosa frase de Gramsci (“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.”) ha resultado ser totalmente cierta en muchos grandes momentos históricos, y se ha correspondido —y sigue correspondiéndose— con el caso de Túnez. Este fue el contexto en el que crecieron las hijas de Olfa.

(Traducción del francés)

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