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CANNES 2023 Un Certain Regard

Zoljargal Purevdash • Directora de If Only I Could Hibernate

"Todo el dolor lo causan los hombres, pero con educación, podemos luchar en contra de eso"

por 

- CANNES 2023: El primer largometraje de la directora mongola se centra en las difíciles condiciones de vida del distrito de las yurtas de Ulan Bator

Zoljargal Purevdash  • Directora de If Only I Could Hibernate

El estreno mundial del impactante y conmovedor drama de Zoljargal Purevdash, If Only I Could Hibernate [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Zoljargal Purevdash
ficha de la película
]
, se ha llevado a cabo en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes de este año. Nos reunimos con la directora de esta coproducción internacional entre Mongolia, Francia, Suiza y Catar, y le preguntamos por el trasfondo que la inspiró a escribir el guion.

Cineuropa: ¿Por qué querías contar esta historia?
Zoljargal Purevdash:
En las yurtas, no hay agua corriente ni sistema de calefacción. Se ha expandido a gran velocidad en los últimos 20 años y sigue creciendo debido a la migración de nómadas a la ciudad. La mitad de los ciudadanos de Ulán Bator, la capital de Mongolia, viven ahí, ocupando aproximadamente el 60 % de la superficie de la ciudad. Consiguen calentarse quemando carbón, y es uno de los motivos por los que la ciudad es una de las más contaminadas del mundo. Este fue un gran problema en 2006, cuando se publicaron documentos acerca del impacto que esto estaba teniendo en la salud de las personas. Hubo manifestaciones contra la contaminación y el uso de carbón para calefacción, y se responsabilizó a la gente de las yurtas. Me costó muchísimo soportar esta actitud. Me entristeció enormemente y me sentí ofendida. Nadie quema carbón con la intención de envenenar a nadie; la gente solo intenta sobrevivir, puesto que no se pueden permitir calefactores eléctricos. Los disidentes contra el barrio de las yurtas ni siquiera intentaron comprender a sus residentes. Con esta película, quería demostrar que el aire contaminado que respiramos es en realidad el hedor de la pobreza de nuestros hermanos y hermanas. Y que, para llegar al núcleo del problema, necesitamos una estrategia común.

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¿Cuál es tu relación con el barrio de las yurtas a nivel personal?
Mi madre y yo nos mudamos allí cuando mis padres se divorciaron, yo tenía 14 años. Gracias a la tienda de barrio que mi madre tiene allí, pudimos entablar una relación cercana con los habitantes que venían con regularidad y compartían sus historias con nosotras. El 22 % de la población vive en la pobreza. Instalar electricidad y hacer uso de ella es demasiado caro para estas personas. De adolescente, odiaba el barrio, pero con el tiempo, acabé cogiéndole mucho cariño. Quiero apoyar a mi comunidad frente a quienes culpan a los pobres.

¿El protagonista de la película es tu alter ego?
Me veo a mí misma en este quinceañero tan arrogante y testarudo, así es. Le otorgué mis propios sueños. Durante mucho tiempo, no supe qué quería hacer: quería irme, luego empecé a reunir fuerzas y por fin me di cuenta de que la educación era la forma de salir adelante. Se me daban bien la física y las matemáticas, y fui a una buena escuela secundaria. Allí ponían a nuestra disposición varios clubes interesantes que potenciaban los talentos de los niños. Yo entré en el de artes dramáticas y dejé atrás la física. Siempre me había gustado ver películas, pero nunca se me pasó por la cabeza que yo llegaría a ser cineasta. Más tarde, obtuve una beca para grabar en Japón que cubría todos los gastos. Cuando vi que todos los guiones que estaba escribiendo se ambientaban en Mongolia, tuve claro que volvería para trabajar aquí.

¿Por qué optaste por un protagonista masculino?
Si la protagonista hubiese sido una chica, hubiese necesitado contar otra historia distinta. La realidad para las chicas es diferente, y para ellas es todavía más difícil sobrevivir por su cuenta. Es difícil salir de noche, por ejemplo. Toda una generación de chicos ha renunciado a su educación por sus hermanas, porque tienen que trabajar para mantener a sus familias. Este ciclo sigue repitiéndose constantemente, y tiene enormes consecuencias a largo plazo. Estos hombres, que carecen de habilidades más avanzadas, acaban afligidos por la pobreza cuando se hacen mayores. En Mongolia, también tenemos que luchar por la educación para los chicos. En nuestro caso, nosotros deberíamos promover el empoderamiento masculino, ya que este conduciría inevitablemente al empoderamiento femenino. Los hombres son la causa de todo el dolor, pero podemos luchar contra ello mediante la educación.

¿Cómo diste con tus protagonistas?
Para el reparto, escogí niños del barrio. Todos ellos son actores primerizos. Sabía que la historia debía ser muy cercana a ellos para que pudiesen comprometerse de verdad. Para el protagonista, necesitaba a alguien lleno de energía, alguien con el espíritu que buscábamos y que tuviese la esperanza de un futuro mejor. Los niños se tomaron muy en serio sus papeles. Sentían que esos temas les llegaban directos al corazón y se enorgullecían de que alguien los tomase en serio.

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(Traducción del inglés por Nuria Olivas Valera)

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