Christian Avilés • Director of La herida luminosa
"Tantas veces me he sentido deprimido al despertarme en otro día soleado, y he esperado la lluvia..."
por Laurence Boyce
- El etéreo corto, proyectado en Karlovy Vary como parte de los Future Frames de EFP, juega con los estereotipos al hacer de la mala conducta de la juventud un himno a la transformación

La herida luminosa de Christian Avilés analiza el fenómeno “balconing” de las Islas Baleares. Dicho fenómeno muestra como adolescentes (a menudo británicos y a menudo borrachos) saltan desde los balcones de sus habitaciones a las piscinas de los hoteles. Como es de esperar, las muertes y las heridas son habituales. Este comportamiento parece propio de una película de realismo social, pero el español Christian Avilés opta por un enfoque más mágico y etéreo que da lugar a una película profunda y elegíaca al mismo tiempo.
Tras su estreno internacional en la Berlinale de este año, actualmente la película se está proyectando en Karlovy Vary dentro de los Future Frames de la EFP. Hemos hablado con Avilés, que estudió un grado en Cinematografía y Audiovisuales en la ESCAC (la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña), especializándose en dirección, para que nos descubra algunos de los secretos de la película.
Cineuropa: ¿Cuándo te enteraste por primera vez de la existencia del "balconing" y qué fue lo que te hizo querer hacer una película sobre este fenómeno?
Christian Avilés: Es algo que lleva escuchándose desde hace bastante tiempo, probablemente desde principios de los 2000 y desde que los jóvenes empezaron a tener cámaras en sus teléfonos móviles. La forma en la que llegué a estas imágenes fue la misma que todo el mundo en España: viendo videos de muy baja resolución que habían grabado ellos mismos. Estas grabaciones se mostraban a menudo en YouTube y en las noticias. Podíamos ver como los jóvenes se lanzaban desde los balcones de sus habitaciones de hotel mientras que todos a su alrededor los animaban, parecía irreal. Los balcones siempre han tenido esa connotación romántica en los dramas y en las ficciones de elemento de sacrificio. Llevar esto a la era de los vídeos en 240p y de la exposición en Internet conectó con la forma en que yo experimenté mi propia angustia adolescente.
Por el tema que trata, se asume que seguiría el camino del realismo social, sin embargo adoptas un enfoque mucho más místico y etéreo. ¿Por qué?
Mi aproximación al tema no tiene tanto que ver con los cuentos con moraleja, sino más bien con mi obsesión por lo oculto y por las cosas que pueden estar delante de nuestros ojos sin que ni siquiera nos demos cuenta. La persona que tenemos al lado puede estar teniendo los pensamientos más reveladores y como es un proceso invisible es irónico no ser capaz de verlo.
Imaginar que puede haber detrás de este tipo de comportamiento turístico del que nosotros, como españoles locales, tenemos poca idea, puede ser una forma de canalizar este concepto de encontrar el elemento espiritual en un lugar inesperado. En la película, la isla se convierte en un lugar sagrado, más de peregrinación que de vacaciones.
La película es irónica en el sentido de que habla mucho sobre la cultura y la mentalidad británica, al igual que de la forma de pensar que se tiene a cierta edad. Como español, ¿crees haber explorado con éxito esta parte de la mentalidad británica?
Lo siento muy cercano, parecido a cuando alguien trata de escapar del clima y pasar sus vacaciones en otro lugar con un tiempo radicalmente diferente. Siempre me ha fascinado la influencia que ejerce el clima sobre nosotros; en mi caso, era todo lo contrario. Tantas veces me he sentido deprimido al despertarme en otro día soleado y he esperado la lluvia... En especial durante mi adolescencia, que es una etapa en la que considero que se muestran algunas de nuestras emociones más extremas.
¿Qué nos puedes contar sobre el proceso de grabación? ¿Habían todavía restricciones por el COVID-19 cuando lo hicisteis? Hay muchos extras y localizaciones muy amplias, ¿fue un reto?
¡Y tanto! Fue uno de los mayores retos a la hora de dar vida al proyecto. En aquella época no se nos permitía tener en el plató a toda la gente que necesitábamos, cosa que fue una completa pesadilla teniendo en cuenta que la película trata sobre gente que se reúne en verano. Tuvimos que ser creativos y hacer lo que podíamos con lo que teníamos, así que muchos miembros del equipo aparecen como turistas y teniendo que interpretar a más de un personaje, a veces incluso en el mismo plano.
Valoro mucho la pregunta porque me da la oportunidad de dar las gracias a mi director de fotografía, artista de efectos especiales y ángel de la guarda Manuel G. Romero, que no sólo hizo que pareciera que había mucha más gente de la que realmente había, sino que también transformó localizaciones para las que no teníamos presupuesto y que eran muy importantes para contar la historia con precisión.
(Traducción del inglés por Claudia López Coloma)
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