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BRIFF 2023

Mathieu Volpe • Director de Une jeunesse italienne

"Me llama la atención esta generación que vive en un continente, pero que siempre está mirando hacia el de sus padres"

por 

- El joven cineasta nacido en Italia y afincado en Bélgica habla de su primer largo documental, que sigue las idas y venidas entre dos continetes de un joven burkinés

Mathieu Volpe  • Director de Une jeunesse italienne

En su primer largometraje documental, titulado Une jeunesse italienne [+lee también:
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, presentado en la Competición Nacional del Festival Internacional de Cine de Bruselas (BRIFF), Mathieu Volpe sigue los repetidos viajes entre Italia y Burkina Faso de Sokuro, un joven burkinés que ve su matrimonio con la joven Nassira como una oportunidad de reconectar con sus orígenes, mientras lucha por mantener sus nuevas raíces en Italia.

Cineuropa: ¿Cuál fue el origen del proyecto?
Mathieu Volpe:
Estudié un máster en cine documental, tras el cual dirigí un cortometraje en 2019 titulado Notre territoire, sobre un barrio marginal cerca de donde crecí, en el sur de Italia. Allí conocí a la familia de Sokuro, que trabajaba en este gueto a donde va la gente durante la cosecha de tomates en verano, y que participaba en la economía de este pueblo fantasma. Todos los proyectos en los que trabajo tienen relación con el lugar que ocupan los extranjeros en Italia y la forma en que la sociedad los mira. En Italia, la perspectiva que hay sobre las personas negras es injusta. Creo que a través de las películas podemos cambiar esa visión.

¿Cómo presentarías la película en pocas palabras?
La película cuenta la historia de Sokuro, un joven inmigrante burkinés que vive en Italia, al que conozco desde hace unos años, y que un día me preguntó si podía filmar su boda con una joven de su pueblo natal. Al principio, fue una bonita oportunidad para pasar tiempo juntos, pero luego me di cuenta de que era la premisa perfecta para una película que podría abordar la brecha entre el Norte y el Sur. Observamos cómo crecía esta relación a pesar de la distancia, cómo se desmoronaba o se reconstruía. También es la historia de la herencia que reciben los jóvenes cuyos padres acaban de mudarse a otro país. ¿Hasta qué punto están desarraigados, sobre todo cuando se hacen adultos? ¿Cómo eligen dónde establecerse y construir sus vidas?

Lo que más me llama la atención de Sokuro es que pertenece a una generación que vive en un continente, pero que siempre está mirando hacia el de sus padres. Sobre todo teniendo en cuenta que, para él, la boda es una forma de reconectar con sus orígenes, mientras que para Nassira es un primer paso hacia la emigración a Europa. ¿Cómo construyeron esta relación a pesar de sus diferentes visiones y proyectos vitales?

El viaje de Sokuro también te permite mostrar un punto de vista diferente sobre la cuestión de la migración económica.
Lo que me parece fundamental hoy en día, sobre todo para un cineasta blanco interesado en contar historias de África, es compartir la mirada con el protagonista. Quería contar esta historia con él, quería que la película tratara la inmigración, pero también que se mantuviera a un nivel humano, que tomase forma a través de esta historia de amor y de la construcción de esta familia.

Había leído una frase de Laurent Gaudé en su novela Eldorado, que decía que siempre hay una generación que se pierde en la emigración, la generación compuesta por los hijos de los que decidieron marcharse y que básicamente les impusieron esa emigración. Hay que esperar dos o tres generaciones para que la gente se arraigue de verdad en el nuevo país. Es como si hubiera un eslabón débil en la migración. Para el hermano pequeño de Sokuro, la historia es diferente, porque él nació en Italia y, por tanto, estudió allí durante toda su vida. ¿Cómo te enfrentas a una brecha cultural, física y económica de 4.000 kilómetros entre Burkina Faso e Italia?

Está el peso de la herencia familiar, pero también el del país de acogida, y el hecho de que una persona con este tipo de perfil no podrá acceder a otros empleos que no sean aquellos que los italianos ya no quieren hacer.

¿Cuáles fueron tus referentes? ¿Qué películas o libros te inspiraron?
He visto muchas de las películas del documentalista Roberto Minervini, que trabaja mucho con la duración. Para esta película, pasamos mucho tiempo en Burkina Faso y en Italia. Cada vez pasábamos dos o tres semanas viviendo con la familia de Sokuro. A veces rodábamos apenas 10 minutos de metraje al día, pero estábamos en una dinámica de compartir. También era una forma de respetarlos.

(Traducción del francés)

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