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Francia / Marruecos / Bélgica / Catar

Kamal Lazraq • Director de Las jaurías

"Es una película marroquí: trágica, burlesca, rocambolesca, a veces violenta, a veces mística"

por 

- El primer largo del cineasta marroquí, una cinta sobre los bajos fondos de Casablanca, llega a las salas francesas tras haberse llevado el Premio del Jurado en el Un Certain Regard de Cannes

Kamal Lazraq • Director de Las jaurías
(© Lvonder Weid)

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, la apasionante ópera prima del director marroquí Kamal Lazraq, que recibió el premio del jurado en la sección Un Certain Regard del 76.º Festival de Cannes, llega a los cines franceses el 19 de julio de la mano de Ad Vitam.

Cineuropa: Las jaurías se desarrolla a lo largo de un día y, lo que es más importante, una noche. ¿Qué te atrae de una historia que tiene lugar durante un período de tiempo limitado?
Kamal Lazraq:
En mi cortometraje L’homme au chien, toda la acción transcurre a lo largo de una noche. Roban un perro y su dueño piensa que han sido las bandas que organizan peleas ilegales, así que lo busca durante toda la noche por los suburbios de Casablanca. Ese marco temporal de una noche ayuda a introducir una sensación de intensidad: estamos junto al personaje, no tenemos tiempo para pensar y desarrollamos rápidamente una relación bastante física con la película. Quería profundizar en esta idea en Les Meutes. También me parecía que el escenario clandestino de las peleas de perros era una metáfora muy poderosa, porque también es un lugar donde los hombres luchan para intentar sobrevivir. Es un espacio habitado por personas que a menudo proceden de entornos desfavorecidos y están allí para intentar ganarse la vida, hombres que a veces se matan entre sí por razones triviales. Todas esas cosas se unieron a otras inspiraciones, y así surgió la idea del largometraje.

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En esta ocasión, la historia se centra en un padre y un hijo. ¿Por qué esta decisión?
Al trabajar con actores no profesionales, conozco a mucha gente que me cuenta lo que ha vivido. Mientras buscaba actores para un cortometraje anterior, me crucé con dos personas que trabajaban juntas en ese momento, tenían la edad adecuada para ser padre e hijo y me contaron cómo habían aceptado una serie de trabajos peculiares y cómo, en ocasiones, si aceptaban un encargo un poco más arriesgado, podían acabar atrapados en una espiral descendente. No los escogí para esa película, pero su historia se quedó grabada en mi cabeza. Me hizo pensar en Ladrón de bicicletas, de Vittorio De Sica, deambulando por la ciudad donde viven un padre y su hijo que intentan solucionar sus problemas. A partir de ahí, empecé a escribir una historia sobre un padre y un hijo que trataban de sobrevivir día a día y que se veían atrapados en una pesadilla, en algo que les superaba. En ese sentido, la película tuvo un punto de partida bastante documental, y la desarrollé a partir de ahí. En Marruecos, nuestra relación con nuestros padres es sagrada; es muy difícil rebatir lo que dicen y su autoridad. Por eso, en la película, el hijo sigue al padre, incluso cuando sus decisiones son obviamente equivocadas, pero quería que hubiera un punto de inflexión y que el hijo tomara el control en un momento dado, que hubiera una inversión de roles a mitad de la película.

¿Hasta qué punto querías retratar los márgenes de la sociedad marroquí?
El comienzo de la película ancla a los personajes en una realidad social específica. Vemos que proceden de barrios pobres, que intentan sobrevivir y que aceptan cualquier trabajo para ganarse la vida, pero luego la película se aleja un poco de eso y nos adentramos más en el territorio del cine negro, con una sucesión de giros que se suceden a una velocidad vertiginosa. A través del subtexto, cada secuencia ofrece pistas que ayudan a retratar una realidad social particular en Casablanca: la supervivencia, la fe y la superstición, el miedo a ser maldecido, el hecho de que nada sale gratis; cada personaje con el que nos encontramos intenta sacar algún provecho de los dos protagonistas.

Neorrealismo, cine negro, cine americano de los setenta… Las jaurías evoca todo tipo de tradiciones cinematográficas. ¿Qué influencias querías combinar?
El punto de partida era bastante neorrealista. He mencionado Ladrón de bicicletas, pero también tenía en mente Accattone, de Pasolini, en lo que se refiere a rostros y personajes perdidos que intentan salir adelante en los suburbios de la ciudad. Por otra parte, también quería que la película se alejara del realismo social y se acercara más a lo onírico, con toques de absurdo y comedia. Sin embargo, sigue siendo una película marroquí, firmemente anclada en la realidad de Casablanca, por lo que son la ciudad y sus noches las que me inspiraron: es trágica, burlesca, rocambolesca, a veces violenta, a veces mística. El estilo de la película está profundamente arraigado en esta realidad local tan particular.

(Traducción del francés)

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