Basil Da Cunha • Director de Manga D’Terra
"He hecho un musical que rinde homenaje a una música que no está reconocida como debe ser"
por Giorgia Del Don
- El director suizo-portugués, cuya película es un tributo a las mujeres del barrio de Reboleira, habla con pasión sobre el estrecho lazo que existe entre la vida y el cine

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ficha de la película], Basil Da Cunha regresa al Festival de Locarno para presentar, una vez más en la competición internacional, su último largometraje, Manga D'Terra [+lee también:
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ficha de la película]. La película, un musical atípico que rinde homenaje a los sonidos de Cabo Verde, muestra la realidad de las mujeres que viven en Reboleira, el barrio al que se trasladó el cineasta para la película. Con motivo del estreno de su obra, nos hemos sentado a hablar con él sobre su trabajo con los actores y la importancia de nutrir sus historias con la realidad que viven a diario sus protagonistas.
Cineuropa: ¿Cómo hiciste para ganarte la confianza de los habitantes del barrio de Reboleira, donde has ambientado ya muchas de tus películas?
Basil Da Cunha: Esta confianza se fue consiguiendo progresivamente, de película en película, ya que llevamos ya trece años trabajando juntos. La vida y el cine se mezclan mucho, lo que significa que las escenas comienzan antes de que la cámara empiece a grabar y continúan después de apagarla. Con el paso de los años, la sensación de que Reboleira estaba adquiriendo una gran importancia a nivel nacional empezó a contagiarse entre la gente del barrio. Como director, quería que su comunidad dejara huella en el país. Vivo en este barrio, comparto mi vida con estas personas y escribo las escenas de mis películas para estas personas, en función de su personalidad y su historia. Por supuesto, también añado elementos de ficción, pero no lo hago sin tener en cuenta a nadie, sino en función de la realidad, ya que considero que el director no es en absoluto ni un dios ni un titiritero. Se trata de una obra en la que confluyen historias y personas. Gracias a ello, la gente del barrio siente que tiene la libertad de existir dentro de la película, de sugerir cosas. Creo que ven reflejadas sus personalidades en la película, y que participan en ella porque son muy generosos. Aunque no se trata de un proceso de escritura en grupo en el que todos aportan ideas, el rodaje está pensado para gente que conozco muy bien.
¿De dónde surgió la idea de hacer una película musical? ¿Podríamos decir que, en la película, la música tiene una función terapéutica para la protagonista?
Lo que he hecho es un musical que no existe y que me habría encantado ver, un musical que rinde homenaje a un tipo de música que me encanta y que no tiene el reconocimiento que merece. En Cabo Verde hay muchos tipos de música tradicional, muchos géneros. Todavía no he conocido a ningún músico de Cabo Verde que no sea excepcional. Muchos de esos músicos maravillosos han llegado a Portugal, a barrios como en el que vivo. Siempre había soñado con hacer un musical que honrara esta música, un musical en el que confluyeran la música tradicional, el jazz y el rock. La música constituye también una forma de hablar de lo que las imágenes no pueden mostrar, y de llegar a lo más profundo del alma de mis personajes. El hecho de que la película sea conmovedora se debe también a la música, que no es para nada un mero artificio para añadir algo de emoción.
A lo largo de tu película, se muestran con frecuencia rostros en primer plano, ¿por qué este deseo de examinar los cuerpos? ¿Qué dicen los cuerpos sobre la vida de los personajes?
Hay varias cosas a comentar al respecto. En primer lugar, diría que, como mi película está hecha de dentro afuera, necesariamente mostramos lo que normalmente ocultamos. Cuando los periodistas filman barrios como Reboleira, suelen utilizar los mismos objetivos que se emplean en documentales sobre la vida salvaje. De esta forma, pueden filmar desde lejos sin necesidad de acercarse demasiado. A diferencia de ellos, las herramientas que utilizamos —con el objetivo de 50 mm y el de 35 mm— nos permiten ser uno más entre la gente del barrio. Esto también se debe al deseo de cartografiar estos rostros, porque son rostros y cuerpos que nos dicen mucho sobre la historia de las personas que viven en el barrio.
(Traducción del francés)
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