VENECIA 2023 Semana Internacional de la Crítica
Adrien Beau • Director de Le Vourdalak
"Quise crear un vampiro que tuviera una imagen artesanal e infantil"
por Muriel Del Don
- VENECIA 2023: El director francés habla de su primer largometraje, que adapta una novela de vampiros del escritor ruso Alekséi Konstantínovich Tolstói

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ficha de la película], que se ha presentado en la 80.ª Semana Internacional de la Crítica del Festival de Venecia, relata las desventuras de una familia que se ve obligada a enfrentarse a una criatura sedienta de sangre. La increíblemente personal película de Adrien Beau está marcada tanto por un fuerte sentido de la artesanía como por una ambigüedad de lo más contemporánea.
Cineuropa: ¿En qué se diferencia tu película de la novela de Alexéi Konstantínovich Tolstói en la que te has basado para crearla?
Adrien Beau: En la novela, el héroe está mucho más presente, es muy tradicional, se le concede mucho valor y es más inteligente que la gente del campo que le rodea. Sdenka también es diferente: en la novela es un personaje muy secundario, la típica campesina de la literatura de la época; es hermosa e inocente, con unos pechos prominentes y un pelo largo precioso. Está convencida de que su padre no es un vampiro y se comporta de una forma muy ingenua. Nos pareció que la novela estaba bastante anticuada, así que decidimos cambiar los personajes con el fin de modernizarla y eliminar todos los elementos que nos descuadraban, en especial los clichés de la época. Por ejemplo, el personaje que interpreta Kacey Mottet-Klein es más estúpido y fanfarrón, y teme más a Sdenka que a los propios vurdalaks. De hecho, lo que hace que acabe volviéndose loco no es otra cosa que ella y su personalidad. En lo que tanto Hadrien Bouvier —el coguionista de la película— como yo queríamos hacer hincapié era sobre todo en la historia de amor, en la relación entre estos dos personajes.
En tu película, el terror se representa de una forma muy poética, de una forma prácticamente artesanal. ¿Cómo hiciste para conseguir este efecto?
Se trata de una elección valiente en términos cinematográficos: tienes que aceptar el montaje si quieres creer en la historia. Personalmente, quería que el aspecto artesanal tuviera una presencia bastante relevante, y esa fue la razón por la que decidimos filmar la película en Super 16. La forma en que las cámaras digitales que se utilizan en las películas actuales captan la realidad me parece excesivamente precisa, y creo que los efectos creados a través del ordenador desvirtúan el lado de fantasía de la vieja escuela que tanto me gusta. Es una película muy minimalista; no teníamos mucho presupuesto y solo contábamos con siete actores. Como también hice cursos de escultura hace años, estoy acostumbrado a trabajar con las manos. De hecho, fui yo quien hizo la marioneta que encarna al vurdalak.
Tu película se desenvuelve como una coreografía en la que los actores se expresan más a través de sus cuerpos que de las palabras. ¿Por qué este enfoque?
Ariane Labed, que interpreta a Svenska, también es bailarina, y esa es una de las razones por las que me decanté por ella. La verdad es que la vertiente teatral desempeña una función muy importante en la película. Siento que los gestos, los movimientos corporales de los intérpretes transmiten una gran cantidad de información por sí solos. Cuando Svenska habla, lo hace con un acantilado, tiene alucinaciones y adopta posturas totalmente absurdas, como una estatua. No tenía la intención de adoptar un enfoque realista ni quería hacer una película de época con trajes y decorados artificiales. Me gusta el sabor que se obtiene al mezclar realidad y ficción. El Super 16 nos ayudó a convertir la película en un fantasma entre fantasmas, como si todos llevaran muertos algún tiempo. Queríamos que la faceta teatral tuviera mucha presencia. Me encantan las películas de los años 60 y 70, las que revelan el lado artesanal del séptimo arte, y la primera que me viene a la cabeza en este sentido es Casanova, de Fellini.
¿Cuál es tu relación con el cine de género?
Me encantan los monstruos. Creo esculturas con frecuencia, sobre todo de animales, y me fascina que mis películas contengan criaturas de mi propia cosecha. No es tanto el terror o la violencia lo que me gusta y busco en las películas de género, sino las transformaciones de los cuerpos y las criaturas monstruosas. Tenía la intención de crear un vampiro que desprendiera un aire artesanal e infantil. Me encanta trabajar en la frontera entre crueldad e ingenuidad, ya que se trata de un terreno que me permite explorar el lado oscuro del mundo, un poco como en los cuentos de hadas.
El vestuario de tus personajes es maravilloso, ya que produce una sensación de belleza y decadencia al mismo tiempo. ¿Qué papel crees que desempeña este aspecto en la película?
Para Svenska, probablemente nos inspiramos en los increíbles vestidos del personaje de Medea que Pasolini creó en Medea. Anne Blanchard —la directora de vestuario— y yo decidimos vestirla un poco como una novia, llena de joyas, como si siempre hubiera estado esperando a su amante en el bosque, por eso está cubierta de hojas. Sus característicos tonos verdes hacen referencia al estado ruinoso en el que se encuentra, como si se estuviera pudriendo por dentro y este estado se manifestara externamente a través de su ropa.
(Traducción del francés)
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