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LONDRES 2023

Axel Petersén • Director de Shame on Dry Land

"Me encanta un thriller puro y duro, pero no creo que pueda hacer nunca uno, incluso si lo intentase"

por 

- El director sueco habla de su nueva película, que sigue a un antiguo delincuente que busca redención

Axel Petersén  • Director de Shame on Dry Land
(© John Phillips/Getty Images for BFI)

Tras su estreno en el Festival de Toronto, el cuarto largometraje del director sueco Axel Petersén, Shame on Dry Land [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Axel Petersén
ficha de la película
]
, ha sido presentado en el Festival BFI de Londres. Esta película ambientada en una Malta bañada por el sol, que gira en torno a un desesperado y ansioso ex estafador en busca de perdón, constituye un thriller tenso y a menudo divertido que evoca la profunda humanidad y el humor oscuro y absurdo de las películas neo-noir estadounidenses de los años 70.

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Cineuropa: ¿En qué te inspiraste para llevar a cabo este proyecto?
Axel Petersén:
Se trata de un collage de las historias de algunos de mis amigos, que se fueron de Suecia hace mucho tiempo y ahora viven en comunidades de expatriados situadas en países tan lejanos como Namibia, Hong Kong o Malta. Todas las historias que he creado hasta ahora tienen en común la existencia de un héroe exiliado con la intención de volver a casa, por lo que todas las pequeñas ideas en las que me he basado para esta nueva obra surgieron de forma muy natural tras mi primer viaje a Malta. Y bueno, supongo que no me he ido tan lejos para hacerla. Tal y como ocurrió en mis películas anteriores, conozco a la gente de la que hablo. Los temas que se tratan son muy parecidos a los de mis anteriores largometrajes —la vuelta a casa, el escapismo—, que se ambientaban en la generación de mis padres. Para este nuevo trabajo, no obstante, quería hacer algo en torno a mi propia generación.

El tono de la película es fascinante. Hay momentos en los que parece un thriller, y otros en los que resulta realmente divertida.
Todo esto tiene que ver con la naturaleza del thriller noir, caracterizada por un núcleo en forma de drama de redención que, a su vez, se encuadra en la desesperación propia del cine negro. Personalmente, me fascinan los thrillers noirs, pero no me veo capaz de hacer uno, ni aunque lo intentara con todas mis fuerzas. El protagonista no puede ser más torpe, y tampoco es un gran detective, que digamos. Pero supongo que la naturaleza del cine negro se presta a la historia, y navegar por ella con un protagonista así puede convertirse en una experiencia de lo más divertida, porque no es precisamente un personaje genial en lo que hace. Por ejemplo, cuando empieza la película, puedes llegar a pensar: "Esto es como cuando Jason Bourne desembarca, ha venido aquí con una misión, es una máquina de matar". Sin embargo, en cuanto se presenta en la puerta de la casa de su viejo amigo y, con la gorra en la mano, suelta un "lo siento", te das cuenta de que se trata de un personaje muy vulnerable. No es en absoluto un héroe de acción. Pero, de nuevo, creo que resultó interesante imaginarse que podía llegar a serlo. De hecho, a medida que avanza la película, le va cogiendo el tranquillo.

Quería que la película fuera divertida, porque es un personaje con una carga emocional muy densa. No quería que fueran 90 minutos de puro luto. Es un paseo, es divertida, hay momentos en los que incluso te hace reflexionar, pero se trata de escapismo, al fin y al cabo. Es una película. Y en realidad, cuando terminé de rodarla, me dije a mí mismo: "¿Realmente he hecho una película?". Para mí, era como una película de segunda, como algo que te encuentras de pura casualidad, una película de serie B. No tenía en mente que fuera así, pero cuando por fin terminó el rodaje, fue como "¡sí, al final sí que parece que lo es!".

Como la película constituye prácticamente un viaje espiritual —en torno a la relación de este hombre consigo mismo y con el mundo— con el telón de fondo de una historia de crimen, me vienen a la mente varias películas estadounidenses de los años 70, como La noche se mueve.
Una gran película. Por no hablar de Libertad condicional, con Dustin Hoffman, o de Un largo adiós. El otro día vi El confidente, ¡y es perfecta! Para mí, los años 70 fueron la edad de oro del cine estadounidense, aunque he de decir que también me gustan cineastas como Jean-Pierre Melville y Takeshi Kitano.

¿Partiste de la base del capitalismo, o del dilema del protagonista? Este personaje podría representar perfectamente a la mayoría de nosotros, ya que también somos personas relativamente ricas que vamos de vacaciones a países más pobres.
Al principio, durante el proceso de financiación de la película, nos preguntaron de qué iba a tratar la obra, y contestamos: "tratará de un hombre en busca de perdón", a lo que reaccionaron diciendo que eso ya estaba muy visto. ¡Pero es que se trata de eso! Se supone que su dilema es uno que podemos llegar a tener todos nosotros, porque es muy humano, hasta el punto de que resulta prácticamente banal. El objetivo de todo esto es que el contraste entre lo que ocurre y lo que está en juego sea aún mayor, porque es este hecho el que genera humor a la par que confusión. Partimos del protagonista, y eso fue lo que nos llevó a la creación de este mundo. Pero se trata de los mismos remansos de mis películas anteriores, una zona gris en la que la clase media alta trata de subir un peldaño más de las escaleras del estatus social, por lo que intenta recortar gastos. Claro que ganan dinero, pero carecen de estilo y elegancia, y supongo que eso también se puede extrapolar a la mayoría de nosotros.

(Traducción del inglés)

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