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ESPAÑA Estados Unidos

F. Javier Gutiérrez • Director de La espera

“Lo paso mal si no puedo tener el control para cuidarlo todo”

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- El cineasta cordobés nos habla de su tercera película, un film de terror con alma de western independiente, rodado en Andalucía

F. Javier Gutiérrez  • Director de La espera

El 15 de diciembre llega a las salas españolas (distribuida por su propia productora, Spal Films) el thriller La espera [+lee también:
crítica
entrevista: F. Javier Gutiérrez
ficha de la película
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, un largometraje de potente nervio narrativo que protagoniza Víctor Clavijo y dirige el cineasta cordobés F. Javier Gutiérrez, autor de 3 días, título apocalíptico presentado en la Berlinale y premiado en Málaga, y de la producción norteamericana Rings, pues él reside en Los Ángeles. Tuvimos la oportunidad de charlar con él.

Cineuropa: ¿Cuándo regresas a Estados Unidos?
F. Javier Gutiérrez:
Para febrero tendré que volver, aunque no soy de hacer muchos planes. La espera quería rodarla en España y ha sido complicado porque tuve que estar yendo y viniendo, pero yo necesito rodar algo personal de vez en cuando, aunque esto complicado a nivel personal, porque no hechas raíces en ningún sitio. Si fuera sencillo hacer este tipo de cine fantástico aquí, me plantearía volver: veremos si con esta película la cosa mejora, porque si me va a costar cuatro años levantar un proyecto, probablemente haga algo allí mientras tanto y luego volveré.

¿En Los Ángeles está más engrasada la máquina de producción?
La industria americana funciona de manera diferente y de ese modo vas trabajando, ganas dinero, ahorras y puedes vivir. En España –y he hablado de esto con amigos cineastas– resulta precario y si haces cine fantástico cuesta mucho levantar proyectos.

Es curioso, porque el género de terror suele funcionar en taquilla.
Sí, sobre todo fuera de nuestras fronteras. Es cierto que mi película no es la típica comercial de sustos, monstruos y fantasmas, pero no sé si ese tipo de películas las financian también. Yo he hablado durante este tiempo con bastantes plataformas y me han dicho que si hago un thriller lo financian, pero si ruedo algo de género se lo piensan: por eso me voy a América, aunque prefiero vivir en Andalucía.

Pero tú te fuiste para allá después de 3 días, tu primer largometraje, ¿porque te salieron ofertas?
Claro, me llamó Wes Craven. Él firmó mi primer visado; algo así no se puede rechazar. Y aquí no lo tenía tan claro. Ahora a 3 días la denominan película de culto y en su momento tuvo buenas críticas, pero no recibió apenas premios más allá del Festival de Málaga, por lo que me salió más trabajo fuera de España. Esto forma parte de un complejo que sufre el cine español a la hora de premiar películas que se adentran en el género. Y ese problema no se da en Estados Unidos, donde no hay complejos para nominar incluso a películas de Marvel.

La puesta en escena de tu película es especialmente perfeccionista: cómo se crean los planos y se acerca la cámara a lo fotografiado.
Sí, soy demasiado obsesivo compulsivo y tengo manía con la simetría de los planos. La espera posee una coreografía de movimientos muy estudiada dentro de una producción independiente. Tuvimos poco tiempo para rodar, pero por eso también la preparo mucho y lo tengo todo milimétricamente planeado, así los primeros planos de objetos son como pequeños bodegones que cuido al máximo. Lo paso mal si no puedo tener el control de cuidarlo todo, por eso no acepto rodar series, donde todo va más rápido.

Incluso su formato recuerda al western.
Sí, es un thriller español, pero con alma de western. Crecí viendo este tipo de cine, aunque no me gustaba, pero a mis padres mucho. Con el tiempo empezó a calar en mí. Hay conexiones entre la aridez del campo y la sierra andaluces, con esa soledad y masculinidad de los años setenta. Presentamos La espera en el SXSW de Austin y funcionó muy bien por esa conexión.

¿El sudor que transpira el film es real?
Sí, rodamos en Sevilla en agosto, con momentos casi de deshidratación. Aparte teñimos las pieles como si estuvieran curtidas. Y me acercaba mucho con la cámara al rostro de Víctor Clavijo, teniendo a El Greco y Caravaggio como referencia.

Es una película trans, que muta de un género a otro. ¿Es difícil definirla?
Sí, es complicado catalogarla, por eso lo fue también financiarla, porque cuando hablas con corporaciones y no saben en qué cajón meterla y no entiende el equipo de marketing cómo venderla, no se atreven a financiarla. Estas películas sin ayuda del ICAA ni de plataformas no existirían sin la locura independiente, sin el amor y la pasión por el cine.

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