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LES ARCS 2023

Benjamin Pfohl • Director de Jupiter

"Las nuevas sectas del mundo pueden llevar de golpe a gente 'normal' a los extremos"

por 

- El cineasta alemán habla sobre su primer largometraje, una sorprendente película sobre una adolescente atrapada en una secta postapocalíptica en una situación de crisis medioambiental

Benjamin Pfohl  • Director de Jupiter
(© Zuzana Panska)

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, la ópera prima de Benjamin Pfohl, que acaba de proyectarse en la sección Playtime del 15.º Festival de Les Arcs tras haber sido presentada en Zúrich, sería otra película más de las que suelen pasar desapercibidas, pero ha resultado ser una sorpresa de lo más agradable. Nos hemos sentado a hablar con el director alemán sobre su película con motivo de la celebración del festival francés.

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Cineuropa: ¿En qué te inspiraste para hacer Jupiter, una película que gira en torno a una comunidad sectaria cuyos objetivos van cobrando sentido progresivamente?
Benjamin Pfohl: El verdadero punto de partida fue el momento de la vida en que los jóvenes empiezan a crear su propio mundo y a cuestionar el punto de vista de sus padres. Por otro lado, también sentía curiosidad por todos esos movimientos políticos y nuevos cultos que, de manera repentina, llevan a la gente "normal" a extremos dirigidos por líderes con ideas muy extrañas. Me preguntaba cómo era posible, y consideraba que tacharlos de malas personas era demasiado fácil; tenía que haber otra explicación. Creo que todos estamos demasiado seguros de que se trata de algo que nunca podría pasarnos a nosotros.

Ese era precisamente el sentido en el que quería profundizar. Son muchos los grandes cineastas que hacen películas naturalistas, pero yo prefiero abordar temas sociopolíticos que considero candentes a través del cine de género. Y la idea de otro mundo olvidado en el que todo sería idílico es algo que prometen todas estas personas extrañas. Te atraen a sus grupos con el argumento de que todo es fácil con ellos y de que cualquier sentimiento de culpa se esfumará de la noche a la mañana. Y dado que me gusta mucho la ciencia ficción, me decanté por el planeta Júpiter para el largometraje.

¿Cuál fue tu modus operandi a la hora de diseñar este guion que se desarrolla en el presente, pero se intercala con flashbacks explicativos que nos van trasladando gradualmente al pasado?
Una de las ideas fundamentales era la de partir de la mitad de la historia para luego tomar dos direcciones completamente opuestas. Tenía la intención de crear un contraste entre las escenas finales de la película, en las que los personajes parecen ser miembros de una secta muy extraña, y las secuencias que giran en torno a estos mismos personajes cuando eran personas totalmente normales, personas que simplemente experimentaron un momento de debilidad o vulnerabilidad que les dejó a merced de quienes prometen esperanza y respuestas. Y no quería que los espectadores se llevaran inmediatamente una impresión negativa de esta comunidad. Lo que pretendía era que el público se formara su propia opinión. Un líder de lo más afectuoso, una historia contada desde el punto de vista de una adolescente... Toda la historia se concibió para que el tema se viera desde una perspectiva ingenua. Y los jóvenes se sienten naturalmente atraídos por los deseos de proteger nuestro planeta de la extinción y crear una sociedad libre e igualitaria.

¿Qué nos puedes decir del ritmo de la película?
Los contrastes son la base de la película en su totalidad. Por un lado, está nuestro mundo, un planeta lleno de confusión y —a veces— ruido con puntos de vista turbios sobre muchos temas. Por otro lado, tenemos el sencillo y sereno mundo ofrecido por esta secta o culto. Fue este contraste lo que dictó el ritmo de la película —del caos de la ciudad a la tranquilidad de la región montañosa—, pero también la puesta en escena, porque teníamos la obligación de transmitir el caos de la pubertad. Así pues, mi fiel director de fotografía Tim Kuhn y yo decidimos romper con nuestra forma de trabajar habitual y no imponer ninguna regla en particular. En su lugar, aceptamos una mezcla de estilos al tiempo que tratábamos de captar la verdad de cada escena.

Jupiter disponía de un presupuesto de producción muy bajo y, sorprendentemente, no cuenta con ningún agente de ventas internacional.
La película no habría visto la luz del día de no ser por el compromiso de todo un equipo de auténticos amantes del cine. Nos adaptamos a nuestros limitadísimos recursos e intentamos encontrar soluciones creativas. La ausencia de agentes de venta puede resultar ventajosa en este sentido. No obstante, ahora tengo algunas ideas nuevas y espero encontrar socios que me ayuden a hacerlas realidad. Tengo fe en el futuro del cine europeo, y realmente espero formar parte de él.

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(Traducción del francés)

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