18/05/2024 - CANNES 2024: El director belga habla sobre su primer largo, un retrato íntimo de una joven tenista que debe lidiar con los problemas de su entrenador y con sus propios secretos

Leonardo van Dijl se dio a conocer con el cortometraje Stephanie (2020), que fue seleccionado en Cannes y proyectado en más de 150 festivales de todo el mundo. Su primer largometraje, Julie Keeps Quiet [+lee también:
crítica
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entrevista: Leonardo van Dijl
ficha de la película], que ha sido proyectado en la Semana de la Crítica de Cannes, es un retrato íntimo de una joven tenista que se ve obligada a lidiar tanto con las consecuencias de los actos pasados de su entrenador como con sus propios secretos.

Cineuropa: ¿De qué dirías que trata principalmente la película?
Leonardo van Dijl: Es una película sobre el silencio. Para crearla, partí de la base de que el silencio es universal, ya que todos, de un modo u otro, guardamos silencio sobre algo. Y si te fijas, la palabra que utilizo en todo momento es “silencio”, no “secretos”. El silencio no solo hace referencia a las cosas de las que no quieres hablar, sino también a todo aquello de lo que no sabes cómo hablar, de lo que te gustaría hablar pero no puedes, o de lo que no te ves capaz de hablar. Sentí que la cuestión del silencio constituía la perspectiva idónea desde la que contar mi historia, desde la que poder expresar mi opinión acerca del mundo en el que vivimos. Otra de las cosas que esperaba era que el largometraje se percibiera como una historia tan atemporal como universal. Para mí, el periplo de Julie es casi mítico, en el sentido de que posee características propias de una historia de la Antigua Grecia. Es una heroína trágica, en la línea de Hércules o Antígona. En mi opinión, el verdadero reto consistía en lograr que el silencio fuera ensordecedor.

¿Quién es Julie?
Es una chica de 15 años y una excelente jugadora de tenis. Y aunque no es tan buena en los estudios, es una chica muy inteligente y sensible. Es una joven inocente que se topa con una inesperada carga de responsabilidades y dilemas morales sumamente pesados. Es un poco como Hamlet, pues para ella es una cuestión de “hablar o no hablar”. Si habla, en algún momento perderá un poco de sí misma, pero si no lo hace, se enfrentará a los mismos problemas. Se trata de una situación verdaderamente desesperante para alguien tan joven. Julie merece recuperar su inocencia y liberarse de esta carga.

Resulta evidente que se trata de un retrato muy íntimo, porque no te separas de la protagonista en ningún momento.
Tuvimos que pasar por varias situaciones con ella, para ver cómo percibe el mundo y también cómo el mundo la percibe a ella, pero a decir verdad, intenté mantener cierta distancia desde el principio, pues no quería dar la sensación de estar demasiado cerca de ella. Hicimos uso principalmente de planos medios y largos. Consideraba necesario que el público pudiera ver todo lo que ocurría a su alrededor. El silencio de Julie no solo le afecta a ella, sino que se ve reflejado en todos los que la rodean. Creo que mi actriz [Tessa Van den Broeck] es tan buena que ella misma fue capaz de establecer la relación entre Julie y el público.

La forma en que trabajáis con la iluminación en la película es muy particular: hay muchas cortinas, atardeceres y amaneceres, y luego un poco de sol brillante cuando Julie parece liberarse.
Sí, puede sonar cursi, pero quería proporcionar algo de luz a su silencio, sacarla de las sombras. Al principio de la película, la vemos completamente aislada, separada del mundo. Deja atrás el frío invierno y se adentra en el caluroso verano. Quería que el viaje de Julie sirviera para recordar al público que no pasa nada por estar en silencio. Tómate tu tiempo, todo irá bien. Así es como ella acaba tomando las riendas de su vida. No deja que nadie le arrebate su pasión, y es que, por encima de todo, quiere seguir jugando al tenis.

¿Qué nos puedes decir del diseño de sonido y de la música?
Trabajé mano a mano con Caroline Shaw, de la que no cabe duda que es muy talentosa y ecléctica, ya que es capaz tanto de hacer música clásica como de trabajar con Kanye West. Es una música de 360º. Aunque pueda parecer raro, no quise involucrarme mucho en el tema de la música; quería dar total libertad a Caroline, observar desde la butaca del espectador. La única condición que le puse fue que la música constituyera una expresión del silencio de Julie, y estoy seguro de que Caroline lo logró y, por tanto, consiguió que la música fuera una mera acompañante de Julie en su camino.

En cuanto al diseño de sonido, se nos ocurrieron numerosas formas de expresar el silencio. A veces es un silencio fuerte, un zumbido, otras veces no, y otras incluso puedes escucharlo… ¡Como si fuera demasiado silencioso! Todo esto no hacía más que añadir capas a la historia.

¿Y qué hay del tenis?
Julie no va a la pista para olvidarse del dolor psicológico a través del esfuerzo físico; el deporte no es una forma de dolor para ella. Le da energía. Su deporte la devuelve a sí misma, igual que la meditación, por ejemplo. Y hay muchos conceptos erróneos sobre el tenis. Quería demostrar que el tenis es mucho más que eso. Julie no es la típica “chica tenista”; quería construir un nuevo arquetipo.

(Traducción del inglés)