27/05/2024 - CANNES 2024: Hemos hablado con el primer noruego ganador de la Cámara de Oro sobre el lenguaje corporal, la incomodidad y otros aspectos de su película

(© Fabrizio de Gennaro/Cineuropa)

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entrevista: Halfdan Ullmann Tøndel
ficha de la película], el largometraje que ha sido presentado en la sección Un Certain Regard de un Festival de Cannes en el que se ha hecho con la Cámara de Oro (leer la noticia), Halfdan Ullmann Tøndel cuenta la historia de Elisabeth (Renate Reinsve), que se inicia con su llegada a una repentina reunión de padres y profesores. Su hijo está acusado de algo grave, pero ella no sabe de qué se trata. De lo que no cabe ninguna duda es de que todos los asistentes están muy incómodos y dispuestos a señalar con el dedo a quien haga falta.

Cineuropa: Cuando la película estaba aún en fase de rodaje, revelaste algunas escenas en el Göteborg Film Festival, incluida esa secuencia de baile con Elisabeth. Resulta evidente que el lenguaje corporal tiene mucha importancia en esta película.
Halfdan Ullmann Tøndel: Me encanta ver bailar en las películas, así que no quería que a la mía le faltaran escenas así. Es precioso cuando la cámara y los actores están así de sincronizados. Se suponía que este baile en concreto iba a ser más corto. Entonces el coreógrafo me enseñó la escena, dos días antes del rodaje, y me fascinó. Kubrick solía decir que el cine tenía que ser como la música, es decir, que tenía que constituir una progresión de estados de ánimo y sentimientos. No quería limitarme a seguir una trama. Supongo que a algunas personas les sorprendió mi cinta, y seguro que sienten la necesidad de encontrar explicación lógica: ¿Se estará Elisabeth preparando para una obra de teatro? ¿Es por eso por lo que baila? Para mí, las explicaciones le quitan la gracia a las películas. Me gusta ver algo para preguntarme después por qué la gente hace lo que hace.

Los adultos se ven obligados a enfrentarse a algo extremadamente incómodo en tu película: la sexualidad de los niños. Y no solo eso, tienen que hablar de ello.
Yo trabajaba en una escuela primaria cuando tenía poco más de 20 años, y ahora también tengo un hijo pequeño. La gente se siente muy incómoda cuando tiene que mantener este tipo de conversaciones. Lo primero que se me ocurrió fue el momento en el que el profesor cuenta a los padres lo que pasó entre los dos chicos. Una de las primeras cosas que se pregunta uno es dónde lo habrán aprendido. Es extraño, porque se trata de algo que, a pesar de ser completamente natural en un jardín de infancia, deja de serlo en la escuela primaria, ¡pero los niños no lo saben! No conocen esa línea entre lo que está permitido y lo que no, y moverme en este terreno fue de lo más interesante.

No muestras a los niños y, por tanto, no dejas que se expresen en tu película. ¿Por qué?
Nunca se trató de los niños, sino de sus padres. Quería que la historia girara en torno a cómo los niños copian su forma de comportarse, a cómo los adultos se ven a sí mismos en sus hijos. Estaba seguro de que la elección de no revelar quiénes eran Armand y su amigo tenía más fuerza. La única explicación posible a algo así es pensar que viene de los padres.

La gente prefiere culpar a los padres en vez de a los hijos. ¿Crees que es justo hacerlo?
Es complicado, estoy de acuerdo, ya que es como si le quitáramos autonomía al niño. Es preocupante, pero también sé lo simbióticos que son estos primeros años: un niño y su progenitor se influencian mutuamente en todos los sentidos. Las investigaciones demuestran que lo que ocurre en casa sí que tiene bastante peso. Hemos de intervenir cuando nos enteramos de que hay problemas en el hogar. Los niños no tienen un lenguaje para todo, pero repiten lo que ven.

Sin duda, tienes la mirada puesta en los adultos, sobre todo en ella. Elisabeth es guapa y famosa, así que, solo por eso, los otros quieren verla caer.
Los famosos, los actores... Son las personas sobre las que más opinamos, aunque no tengamos ni idea de sus vidas [el director es nieto de Liv Ullmann e Ingmar Bergman]. Esta película consiste en coger la poca información que puedas reunir para luego inventar el resto de la historia. Tenía todo el sentido del mundo hacer de Elisabeth una figura pública.

La escena en la que rompe a llorar se hace eterna. ¿Tenías la intención de volver a incomodar a la gente?
Quería hacer que la gente sintiera cosas, y digamos que no se me da nada mal provocar situaciones incómodas, lo cual suena psicótico [risas]. Es curioso, porque cada espectador reacciona de una forma distinta. Algunos se ríen, otros lloran, otros simplemente se quieren ir. Yo, por ejemplo, soy de los que no saben comportarse en los funerales. No puedo evitar reírme, y me odio por ello. Para que esta escena funcionara, sentía que tenía que durar mucho tiempo. No me suele gustar ver películas con público, pero no podía sentirme mejor cuando vi esta escena. Podía oír las risas que se extendían por toda aquella gran sala. Fui testigo del viaje emocional que emprendieron. Creo que fue más fuerte como experiencia colectiva.

Tus personajes están atrapados en un colegio, pero hay momentos en los que parece que estemos ante una película de terror. Da miedo y no hay salida.
Tenía que ser claustrofóbico y aterrador. Todavía recuerdo cuando me quedé a dormir en mi colegio con diez años; es una experiencia que se me quedó grabada. No había adultos alrededor, y este viejo edificio, tan lleno de vida y ruido durante el día, estaba tranquilo y vacío. Ese contraste, esa sensación, toda esa historia y todas las vidas que pasaron por él... Quería que se plasmara en la película.

(Traducción del inglés)