Guillermo Polo • Director de Lo carga el diablo
“He querido homenajear a lugares que están en peligro de extinción”
por Alfonso Rivera
- El cineasta valenciano rinde culto, en su divertido primer largo, a la España de las carreteras secundarias, al cine norteamericano y al maldito antihéroe que todos llevamos dentro

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entrevista: Guillermo Polo
ficha de la película] no sólo fue la película inaugural del 39.º Festival Internacional de Cine de Valencia Cinema Jove, que se celebra entre los días 20 y 29 de junio, sino que además compite en la sección oficial. Su director y coguionista, Guillermo Polo, nacido en la ciudad, se reunió con Cineuropa para compartirnos detalles de su ópera prima.
Cineuropa: ¿Cuánto ha cambiado el proyecto desde la idea original?
Guillermo Polo: Ha ido transformándose para mejor. Porque han cambiado mucho las cosas: hay personajes, como el de la matona, al que le he dado vueltas para no caer en el cliché, actualizando ciertos referentes cinematográficos, haciéndonos preguntas que antes no nos hacíamos. En ese sentido, ha ido a mejor la película. Como decía Paula Ortiz, para ser cineasta hay que ser también adivino y saber qué va a interesar dentro de cinco años, porque desde que empiezas el proyecto hasta que se estrena la película todo se ha transformado.
Tu film tiene cierto aire norteamericano, aunque rodado en España.
Cuando volví de vivir años en Estados Unidos me di cuenta de que hay cierta iconografía aquí que nos remite al cine indie norteamericano, pero no he recreado espacios que no existan: por ejemplo, los cañones y el desierto rojo que se ven en pantalla están en Aragón, aunque pueden recordar a Arizona o Nuevo México. En España no hay tantas distancias como en Estados Unidos, así que es difícil estirar la historia como allí. Aunque también hay algunas películas que se han desarrollado recorriendo Europa.
El título inglés es Devil Dog Road, ¿por qué?
Como hubo un momento en que quise rodar la película en Estados Unidos y esa era una carretera de California, llegando a Los Ángeles, por la que pasé, me gustó y la tomé prestada.
¿Pero Pobre diablo era su título inicial?
Sí, pedimos ayudas públicas con ese nombre, pero se estrenó la serie de Joaquín Reyes en HBO titulada así… Entonces tuvimos que darle vueltas y el nuevo me gusta más, porque está más cerca de lo que pasa en la película, hay algo gamberro en ese título.
Has realizado muchos videoclips y cortometrajes previamente. ¿Te han servido de escuela para lanzarte a dirigir un largo?
Sí, también he sido director de fotografía en The Mystery of the Pink Flamingo [+lee también:
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ficha de la película] y en un videoclip exploré el universo de la película. Todo me ayudó a afrontar ésta mejor.
En aquel film de tu hermano Javier también los colores estaban saturados, como en Lo carga el diablo.
Creo que él tiene un perfil un poco más pop y kitsch, con más abundancia de color y yo soy un poco más oscuro.
Además, Valencia, de donde eres y estamos ahora, es colorida y fallera.
Es como la California española, con el cielo tan azul y soleado, tendiendo a potenciar los colores.
Lo carga el diablo es un poco cómic.
Esa referencia es correcta, porque tanto personajes como lugares por donde pasan estos tienen ese magnetismo o están pasados por el filtro cinematográfico: lugares a los que he querido homenajear, porque están en peligro de extinción. Le hemos dado valor en España a la cultura más antigua, como a los castillos y a las catedrales, pero los locales, hostales y gasolineras del último siglo están siendo arrasados y dentro de cien años no tendremos referencias de todo eso. Así que quise documentarlo en mi film.
Cuando nos reímos de las desgracias que sufre el protagonista, ¿de alguna forma exorcizamos las nuestras?
Los perdedores funcionan bien en la ficción porque todos podemos haberlo sido alguna vez. Cuando ves a un personaje pasando por esas circunstancias también se refleja tu patetismo y vulnerabilidad. La vida misma tiene esos elementos de cómic y de drama: por ejemplo, en una celebración todo se puede volver tenso porque alguien dice algo inconveniente.
También es una película un tanto alucinada.
Lisérgica, sí. Las películas siempre plantean un viaje, aunque sea interior o metafórico. En este caso hay un viaje dentro del viaje gracias a las drogas que consumen algunos personajes.
¿Os lo habéis pasado filmándola tan bien como parece viéndola?
Creo que sí, aunque fue difícil porque tuvimos que desplazarnos bastante, siendo además una ópera prima con recursos limitados, con muchos personajes y persecuciones. Rodamos en la provincia de Valencia, Alicante, Aragón y Canarias, pero fue muy placentero.
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