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LOCARNO 2024 Piazza Grande

Gianluca Jodice • Director de Le Déluge

“Era perfectamente consciente de que mostrar todos los aspectos sin caer en el sentimentalismo iba a suponer todo un riesgo”

por 

- El director napolitano aborda los últimos meses de María Antonieta y Luis XVI, durante la Revolución Francesa

Gianluca Jodice • Director de Le Déluge
(© Locarno Film Festival/Ti-Press)

El Festival de Locarno de este año se ha inaugurado con la proyección de Le Déluge [+lee también:
crítica
entrevista: Gianluca Jodice
ficha de la película
]
, un drama de época poco convencional de Gianluca Jodice, una película en la que los iconos franceses Mélanie Laurent y Guillaume Canet encarnan las figuras igualmente icónicas de María Antonieta y el rey Luis XVI a partir del momento en que son encerrados en la Torre del Temple a la espera de ser juzgados por el pueblo francés. Tras la proyección, Jodice se ha sentado a hablar con nosotros sobre los entresijos de la elaboración de esta especie de “apocalipsis personal” en forma de drama de época.

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Cineuropa: Enhorabuena por inaugurar anoche el Festival de Locarno. ¿Qué sentiste al ver que se escogía esta película en particular para abrir el certamen?
Gianluca Jodice:
El hecho de que tu creación se convierta en la película inaugural [de Locarno] no es algo que te ocurra todos los días, así que me hizo mucha ilusión. Cuando haces películas, estás acostumbrado a tener preestrenos impresionantes, pero nunca en una plaza tan grande y con tanto público. Este aspecto implicaba a su vez que la proyección fuera técnicamente perfecta para adaptarse a una gran pantalla al aire libre, en lugar de a una sala de cine. Fue un acontecimiento único, y no creo que vuelva a vivir algo así, a menos que me inviten a inaugurar Locarno con otra película mía, claro.

Describes la película como un apocalipsis personal. ¿Qué más nos puedes decir de este aspecto, de la película a gran escala y a pequeña escala?
Está claro que la película alberga cierto apocalipsis público, porque gira en torno a un acontecimiento histórico mayúsculo. Como todos los grandes puntos de inflexión en la historia de la humanidad, este período histórico resulta traumático, ya que, por desgracia, los grandes cambios suelen ir acompañados de violencia. Pero la película también explora un apocalipsis más íntimo, en el seno de una pareja y una familia, en un momento en que empiezan a caer las caretas... Luis XVI y María Antonieta ya no son rey y reina. Ya no queda rastro de todo lo que fueron en el pasado, por lo que se ven despojados de todo aquello que un día poseyeron.

Todos estamos agradecidos a la Revolución Francesa, pero en tu película hay empatía hacia la realeza. ¿Puedes hablarnos de cómo hiciste para encontrar este equilibrio?
Este fue sin duda el aspecto más difícil. Traté de no mostrar demasiada empatía para evitar que la película se volviera monárquica y nostálgica, lo cual habría sido ir demasiado lejos. Era esencial mantener una distancia adecuada respecto a los acontecimientos. En cuanto a los sentimientos, tampoco quería insistir demasiado en el dolor y el sufrimiento, aunque sin duda estaban presentes. Había mucha violencia, y también estaba el uso de la guillotina. Era perfectamente consciente de que mostrar todos los aspectos sin caer en el sentimentalismo iba a suponer todo un riesgo.

Mélanie Laurent y Guillaume Canet han representado distintos aspectos del amor romántico en muchas de sus películas. ¿Cómo fue trabajar con ellos para representar a esta pareja en concreto?
Todas las relaciones que se ven en pantalla ya estaban en el guion, y tuve la suerte de que a los dos les gustara. Hice lecturas por separado con cada uno de ellos y hablamos largo y tendido de la historia. Para ser sincero, al principio estaba un poco preocupado, porque la película muestra a María Antonieta como una persona horrible, y Mélanie es muy dulce. Sin embargo, supo interpretar a la perfección este lado oscuro de su personaje desde el principio. Y algo parecido ocurre con Guillaume; el rey tenía que parecer muy cerrado, tanto por ser rey como por ser retratado como alguien del espectro autista, o con síndrome de Asperger, lo que le impedía ser empático de la forma convencional. Aunque no se convierte en un hombre especialmente afectuoso o cariñoso, hacia el final de la película muestra cierto acercamiento hacia su esposa.

¿Qué puedes decirnos de las transformaciones literales y metafóricas de los actores en el contexto de esta película de época, en la que el vestuario y el maquillaje tienen tanta importancia?
Más allá del vestuario y las pelucas, hubo un aspecto que fue especialmente difícil de manejar, y no fue otro que el del aspecto físico del rey. Guillaume [Canet] tuvo que levantarse cada mañana a las 4 para someterse a una sesión de maquillaje de cuatro horas diarias durante seis semanas. ¡Imagínate el esfuerzo! Hicimos muchas pruebas de maquillaje porque temíamos que una capa tan gruesa y pesada pudiera ocultar sus sutiles expresiones faciales y sentimientos. Al principio queríamos aplicar aún más maquillaje, pero decidimos reducir la cantidad para no comprometer su expresividad. Este fue probablemente el aspecto más complejo a la hora de gestionar el carácter “de época” de la película.

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(Traducción del inglés)

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