Ben Rivers • Director de Bogancloch
"A menudo, en el cine va todo sobre el contenido, o todo sobre la forma, pero quiero que ambas cosas trabajen juntes para crear un universo"
por Savina Petkova
- El cineasta británico habla sobre su interés en la repetición, algo que demuestra su nueva película, y su proceso de montaje

El prolífico cineasta británico Ben Rivers regresa a la competición oficial de Locarno con Bogancloch [+lee también:
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ficha de la película], donde vuelve a visitar a Jake Williams, el protagonista de su cortometraje This Is My Land (2007) y su documental Two Years at Sea (2011), presentado en Venecia. Tras el estreno de la película, hablamos con Rivers sobre el significado de este retorno y sobre los medios formales que naturalmente se ajustan a este encuentro.
Cineuropa: Podemos empezar hablando del acto de volver, de las iteraciones y las repeticiones. ¿Tiene este concepto alguna ambivalencia en tu trabajo?
Ben Rivers: En realidad, no es ambivalente en absoluto. Me encanta la idea de la repetición y los gestos repetidos. Soy un gran admirador de Samuel Beckett y, aunque [su uso de la repetición] es muy diferente, influye en mi forma de pensar. Me gusta la idea de poder volver a algún sitio y hacer planos similares y buscar cambios.
¿Puede la repetición ser una medida del cambio?
Sí, en lo que respecta a los cambios pequeños y sutiles. Definitivamente hay algo emocionante, quizá no en el sentido grandilocuente de la palabra, pero sí una emoción tranquila al ver los cambios sutiles que se producen en un espacio o en una vida. Tengo una oportunidad increíble porque Jake está tan abierto a mí como cineasta, que me permite volver a él de nuevo. Creo que la vida de la mayoría de la gente cambia muy deprisa. La oportunidad de pasar tiempo con alguien que quizá esté un poco más preocupado por esos cambios constantes, por el paso del tiempo… Ahora estoy seguro de que quiero volver dentro de 10 años.
En relación con esto, también pensaba en la observación: la cámara observa, nosotros, como público, observamos y nos damos cuenta de las cosas. ¿Hubo algún aspecto introspectivo para ti como cineasta?
Aún es demasiado nuevo y demasiado pronto para saberlo. Tampoco es algo que quiera abordar directamente. Obviamente, yo he cambiado, el mundo ha cambiado, pero [en la película] quería adentrarme de algún modo… No sé cuál es la palabra adecuada, pero llegar a un punto en el que no nos limitáramos a observar el exterior de su vida, sino que intentáramos acceder a otro nivel, a otra dimensión de la realidad.
Bogancloch cuenta con muchos planos generales, en los que percibimos la distancia visualmente: sin embargo, desde el punto de vista del sonido, estamos mucho más cerca [de Jake] todo el tiempo.
Sí, el diseño de sonido es realmente crucial y es algo a lo que dedicamos mucho tiempo. Siempre me gusta tener dos equipos de grabación de sonido, así que tenemos el micrófono inalámbrico pegado al protagonista y la pértiga más lejos, de modo que en la mezcla podemos elegir. La mayor parte del tiempo estamos cerca. Eso mantiene al público en su mundo. Por eso me aseguro de disponer de mucho tiempo para dedicarme de verdad al sonido. Además, en esta película también hay mucho humo, así que utilizaba estos elementos para evocar otro tipo de realidad. No se trata solo de observar, sino que también intentaba que fuera un poco sobrenatural.
Normalmente, esto se hace por medios formales, aunque no exclusivamente. ¿Qué opinas del “formalismo”?
A lo largo de los años me han preguntado mucho sobre la forma, pero siempre he creído en un cine de forma y contenido. Normalmente, en el cine todo se centra en el contenido o en la forma, pero yo quiero que ambas cosas trabajen juntas para crear un universo. También tiene que ver con las personas. No utilizo ninguna fórmula para conseguirlo. Se trata de seguir tu instinto y emociones cuando haces una película, en lugar de tener una idea muy clara de cómo conseguir esto o aquello.
En cuanto al carácter intuitivo de tu proceso de trabajo, ¿cómo fue el montaje de Bogancloch?
Fue realmente interesante, porque puedes ir por muchos caminos diferentes. Lo primero que hago es lanzarme directamente y ser muy brutal [con el metraje] durante una semana: me deshago de todo lo que no me parece bueno, lo junto todo y luego me olvido durante un par de semanas. A partir de ahí, la cosa es más gradual, con periodos intensos de trabajo hasta altas horas de la noche y otros de descanso, hasta que todo empieza a asentarse. Me monto a mí mismo, así que tengo la libertad de organizar mi tiempo, un poco como hace Jacob con el suyo, que no está organizado en absoluto.
(Traducción del inglés)
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