20/08/2024 - La directora lituana ganadora del Leopardo de Oro habla sobre su historia de dos chicas que intentan conseguir una vida mejor inscribiéndose en una escuela de modelos

(© Locarno Film Festival/Ti-Press)

La directora lituana Saulė Bliuvaitė ha ganado el Leopardo de Oro con su ópera prima, Toxic [+lee también:
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entrevista: Saulė Bliuvaitė
ficha de la película], solo un par de días después de su estreno en la competición del Festival de Locarno (ver la noticia). Tras su victoria, habló con Cineuropa sobre esta historia de dos niñas de 13 años, Marija (Vesta Matulytė) y Kristina (Ieva Rupeikaitė), que intentan labrarse una vida mejor matriculándose en una escuela de modelos.

Cineuropa: La ambientación postindustrial tiene mucha presencia en Toxic. ¿Dónde está rodada?
Saulė Bliuvaitė: Rodamos en mi ciudad natal, Kaunas. Utilizamos muchas localizaciones en esa zona. Es la segunda ciudad más grande de Lituania, pero durante la ocupación soviética fue un importante centro industrial. Hoy en día hay muchos edificios abandonados. Mi forma de buscar localizaciones fue volver a casa [risas].

En cierto modo, la película puede estar ambientada en cualquier lugar, pero también es importante que sus dos protagonistas adolescentes vivan en ese momento y lugar concretos.
Totalmente. Creo que algunos lo han calificado de “pornomiseria”, pero me parece insultante. Mucha gente sigue viviendo en esas condiciones: esos lugares existen, y las adolescentes crecen allí deseando estar en otro sitio. Es cierto, ahora formamos parte de la Unión Europea, estamos bien, y hay lugares en el mundo donde las condiciones son mucho peores. Cuanto peor sea la situación para ti, más dolor podrás soportar antes de marcharte en busca de algo mejor.

Siento curiosidad por esta edad en particular, a caballo entre la infancia y la edad adulta. ¿Qué importancia tenía para ti incluir escenas en las que las chicas practican deporte en un callejón, junto a las clases de modelaje a las que asisten y en las que son tratadas como adultas?
Como dices, cuando tienes 13 años, aún no has dicho adiós a tus juguetes: juegas con Barbies aunque también fumes cigarrillos. Es un momento muy peculiar. Era importante incluir los momentos de juego porque ese era su lugar feliz, no la escuela de modelos. Todo surge de un sentido de la responsabilidad: cuando los niños crecen en una situación difícil, empiezan a sentir que tienen que mantenerse a sí mismos y a su familia. Para ellos, es un trabajo.

También hay un marcado contraste con las secuencias de baile. ¿Puedes contarnos algo más sobre la presentación de los cuerpos en estos bailes?
¡Son mis escenas favoritas de la película! Quería movimientos peculiares porque la película está conectada con el cuerpo. Buscaba que los personajes de Toxic se movieran de forma extraña todo el tiempo, y esto es especialmente visible en los bailes. Le pedí específicamente al coreógrafo un baile que no pareciera femenino. Es un estereotipo que quería evitar, el de las chicas jóvenes con aspecto sexy o marcadamente femenino. La sexualidad no es la parte más importante de ser adolescente. Para estos personajes no lo es, y por eso les da cierto miedo verse arrastradas a situaciones íntimas.

¿Puedes hablarnos de la relación entre Marija y Kristina? Al principio, es un poco difícil, pero nunca compiten entre ellas. Hay amistad, sororidad, amor...
Al principio no tenía una idea clara; se fue desarrollando sobre la marcha. Quería crear una relación que pasara de ser solo de amistad a algún tipo de conexión romántica, sin poner el foco en la sexualidad. Por eso nos quedamos en esta zona ambigua, donde es imposible etiquetar su relación, aunque sabemos que es profunda.

¿Crees que tus actrices se sentían más vulnerables o más empoderadas porque son de una generación diferente a la nuestra?
Fue un proceso muy interesante para mí, porque al principio quería ambientar la película en el pasado y relacionarla con mi historia personal. Sin embargo, cuando empezamos el proceso de casting y hablé con las chicas, me di cuenta de que también quería utilizar sus historias. Como resultado, Toxic se convirtió en un híbrido, en el que se ven edificios antiguos y gente usando smartphones. En realidad, tuvieron que pasar dos años de casting y terminar la película para comprender realmente el espíritu de esta generación. Al principio, todo en el guion estaba relacionado con mis experiencias pasadas, y algunas de esas situaciones conectaron con ellas. Algunas cosas han cambiado, pero otras siguen igual. Pensaba que vivíamos tiempos diferentes, pero al escuchar las historias que me contaban las chicas más jóvenes, reconocí muchos de los mismos traumas. Otras veces, me sorprendía lo atrevidas que eran.

(Traducción del inglés)