Deepak Rauniyar y Asha Magrati • Director y actriz principal de Pooja, Sir
"Sentimos que era nuestra responsabilidad hacer una película que los medios cotidianos no pudiesen cubrir"
por Olivia Popp
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Como miembro de la comunidad madhesi, el director Deepak Rauniyar ha creado Pooja, Sir [+lee también:
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ficha de la película], una historia profundamente personal ambientada en el contexto de las protestas de la minoría étnica madhesi en 2015 en el sur de Nepal. Rauniyar coescribió Pooja, Sir con su esposa, Asha Magrati, que también interpreta el papel protagonista homónimo. La película tuvo su estreno mundial este año en la sección Orizzonti del Festival de Venecia.
Cineuropa: Vuestra película se titulaba inicialmente The Sky Is Mine. El nuevo título subraya un aspecto diferente. ¿Cuál fue el motivo de este cambio?
Deepak Rauniyar: Surgió durante el proceso de montaje y a partir de los comentarios que recibimos. La gente no paraba de decir que el título The Sky Is Mine parecía hacer referencia a una película feliz, cuando esta no lo es. Al principio, me intrigó un poema de Abbas Kiarostami. Pensé en The Sky Is Mine porque todos nuestros personajes pertenecen a minorías y, en cierto modo, estaban reclamando el cielo. Era algo significativo para nosotros, pero al parecer la gente se hacía muchas preguntas al respecto. No queríamos que la gente dudase, así que le pusimos un título más directo que también apunta a la noción de identidad en una película sobre el viaje de Pooja.
La película se centra en Pooja y Mamata, dos mujeres policías muy diferentes, que abordan sus trabajos e identidades de forma totalmente distinta. ¿Cómo surgió esta relación tan particular?
D.R.: En realidad, la película está inspirada en nosotros. Ella [Asha], naturalmente, es Pooja.
Asha Magrati: Y él es Mamata.
D.R.: Nos inspiramos en la experiencia de Asha en mi mundo desde que empezamos a salir, especialmente en la diferencia entre lo que ella esperaba y la realidad. La película gira en torno a un personaje foráneo que entra en la vida de una persona madhesi, experimenta su mundo y se ve transformado por él de alguna manera. Nuestro objetivo era que el público realizara el mismo tipo de viaje y, al final, desarrollara empatía o una conexión hacia los personajes. Queríamos que esta película fuera un puente entre comunidades.
Ambos crecimos bajo el régimen de Panchayat [una monarquía absoluta] y vivimos la guerra civil nepalí. Cuando comenzó el proceso de paz, hubo protestas masivas de los madhesi de piel más oscura en 2007, 2008 y 2015. Fueron brutalmente reprimidos y varios murieron. Al conocer tan de cerca la historia y el modo en que la sociedad se enfrió después de la protesta, sentimos que era nuestra responsabilidad hacer una película que los medios cotidianos no pudiesen cubrir. Podría haber sido una película totalmente diferente si hubiera escogido como protagonista a un manifestante que pasa por todo eso, pero habría sido una película diferente para nosotros. Nos parecía más natural llegar a este pueblo con un punto de vista foráneo. Tenemos una idea determinada de la vida de los nepalíes, pero cuando llegamos a la ciudad esta visión se transforma.
A.M.: Antes de conocerle, mi perspectiva era totalmente distinta. Después de casarnos, la cosa cambió: me sentía muy culpable por seguir haciendo este tipo de cosas. Ellos [los madhesi] también son nepalíes. También forman parte de nuestra familia, de nuestras comunidades. Quería decírselo a mi gente. Pensamos: “Vamos a contarlo desde el punto de vista de Pooja”. Quería transmitirle a todo el mundo que ellos también son nuestros compatriotas, que no son diferentes.
D.R.: Asha solía conducir una moto en aquella época. Recuerdo que una noche, cuando volvíamos a casa en coche, nos paró la policía. En ese momento yo trabajaba para la BBC. Llevaba dos portátiles y querían pruebas de que eran míos. Les mostré mi identificación de la BBC, que en un país del tercer mundo tiene mucho peso, pero no sirvió de nada. Siguieron pidiéndome pruebas hasta que ella se enfadó mucho y les paró los pies. Ese era el tipo de experiencias que vivíamos.
Al trasladar vuestras historias a estos personajes, cambian los roles de género. Pooja destaca especialmente en este contexto porque es queer y tiene un aspecto más masculino.
D.R.: Cuando empezamos a entrevistar a gente y a reunirnos con agentes de policía, pensamos que 2015 sería el mejor contexto, porque era cuando todo estaba ocurriendo. Nos impresionó mucho conocer a estas mujeres policías que se incorporaban a un departamento en el que había tan pocas mujeres. Incluso hoy en día, menos de un 5 % o un 7 % de la policía nepalí son mujeres, no sé la cifra exacta. Muchas de las agentes que entrevistamos en aquella época, a las que seguimos durante seis o siete años, eran queer. Nos pareció algo natural y auténtico para plasmar en esta historia.
(Traducción del inglés)
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