VENECIA 2024 Fuera de competición
Amos Gitai • Director de Why War
"Me gustaría abrazar la idea del cineasta o el artista como sanador"
por Susanne Gottlieb
- VENECIA 2024: El director israelí ofrece una película-ensayo caleidoscópica sobre la guerra, alimentada por un histórico intercambio de cartas entre Albert Einstein y Sigmund Freud

¿Qué alimenta la necesidad humana de destruir y matar? El director israelí Amos Gitai, que ha explorado repetidamente el conflicto palestino-israelí en sus películas, amplía su mirada y propone un caleidoscópico ensayo fílmico sobre la guerra, alimentado por un histórico intercambio de cartas entre Albert Einstein y Sigmund Freud. “Why War [+lee también:
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ficha de la película]?” (¿Por qué la guerra?) es su pregunta, y también la de Gitai, que ha presentado la película fuera de competición en Venecia.
Cineuropa: Comienzas la película con una conmemoración de los rehenes del 7 de octubre. ¿Habías planeado ya esta película antes del secuestro, o fue esta la motivación inicial para embarcarte en el proyecto?
Amos Gitai: Las atrocidades perpetradas por Hamás el 7 de octubre son imperdonables. Nada puede justificar tales crímenes, ni siquiera un movimiento de liberación nacional. Secuestraron, violaron y asesinaron a jóvenes. Y, por otro lado, tenemos la inmensa tragedia de los civiles palestinos en Gaza. El gobierno israelí piensa que el conflicto puede resolverse por la fuerza, pero nunca habrá una solución permanente sin un diálogo profundo. Así que, después del 7 de octubre, quise comprender las raíces de este deseo humano de guerra. Las cartas entre Freud y Einstein fueron una revelación. Entre 1931 y 1932, la Sociedad de Naciones pidió a Albert Einstein que eligiera a un intelectual con quien debatir sobre un tema. Einstein eligió a Sigmund Freud. Y la pregunta que estas dos grandes mentes decidieron explorar fue: ¿por qué la guerra? ¿Por qué la gente se enfrenta en guerras?
Tu filmografía anterior se compone de películas que tratan de zonas y experiencias bélicas concretas. En este caso, has ido un paso más allá y has hecho una película sobre la motivación humana intrínseca por iniciar guerras. ¿Qué te interesaba a la hora de abordar esta perspectiva?
El cine que hago siempre se inspira en la realidad en la que vivimos. Una vez más, opté por dialogar con la cruel realidad que vivimos en esta región. La idea era hacer una película narrativa sin ver la guerra. Utilicé un texto de Virginia Woolf, Tres Guineas, en el que investiga la dominación en la sexualidad, al que responde otro ensayo de Susan Sontag, Ante el dolor de los demás, que también habla de la iconografía de la guerra. No estamos condenados a la guerra y la violencia; al contrario. Pero es cierto que, en cierto modo, es la solución más fácil y, al mismo tiempo, la más terrible. Muchas películas han hablado ya de la guerra, y siguen haciéndolo. Yo quería asumir otro reto y explorar otro enfoque narrativo.
Además de Einstein, Freud, Sontag y Woolf, también incluyes el ataque romano a Jerusalén en forma de recreación. ¿Hay alguna mirada particular, históricamente desarrollada, sobre la guerra que hayas querido incluir?
Aunque personalmente partía del conflicto palestino-israelí, la película avanza hacia una reflexión universal que podría aplicarse a la guerra entre Rusia y Ucrania, o a lo que está ocurriendo en Sudán. Por desgracia, no faltan ejemplos. He convivido con divisiones étnicas, religiosas y políticas, intentando siempre no sentirme sobrepasado. Para mí, el cine tiene una misión cívica. Vivimos en un mundo en el que el diálogo es cada vez más complicado y escaso. Así que no es una película que pretenda dar una respuesta, sino más bien hacer que todos nos cuestionemos a nosotros mismos.
Freud habla de la condición humana de lucha por el poder, y de cómo las desigualdades de la sociedad y sus necesidades alimentan la guerra. ¿Crees que hay esperanza para el pacifismo, o se trata de una utopía igualitaria?
Me gustaría tender puentes en lugar de quemarlos. Los directores, o más bien los artistas, no debemos resignarnos a las divisiones. En vísperas del 7 de octubre, sabía que nos encontrábamos en una situación explosiva en Israel. Sin embargo, esta toma de conciencia no ayudó a aliviar el trauma para alguien como yo, que lleva mucho tiempo intentando que israelíes y palestinos hablen a través del arte. Es lo que llevo haciendo desde hace años en mis películas y obras de teatro. En la antigüedad, el papel tradicional de los artistas era ser sanadores, curar las almas. Me gustaría abrazar la idea del cineasta o del artista como sanador.
(Traducción del inglés)
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