Aitor Arregi y Jon Garaño • Directores de Marco, la verdad inventada
“A veces no entendemos a nuestro personaje principal, pero no queríamos juzgarlo ni blanquearlo”
por Alfonso Rivera
- VENECIA 2024: Los cineastas vascos exponen su fascinación por el caso real en que se basa su película, centrada en un tipo que llevó la mentira hasta límites insospechados

Los cineastas vascos Aitor Arregi y Jon Garaño visitan por primera vez el Festival de Venecia, donde exponen su fascinación por el caso real en que se basa su nueva película, Marco, la verdad inventada [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Aitor Arregi y Jon Garaño
ficha de la película], proyectada en la sección Orizzonti y centrada en un tipo capaz de llevar la mentira hasta límites insospechados, como un retrato exagerado del presente y, tal vez, de nosotros mismos.
Cineuropa: En España se conoce a Enric Marco, mentiroso que se hizo pasar por superviviente de un campo nazi, pero fuera supondrá una sorpresa.
Aitor Arregi: También para la gente más joven de España, que desconoce el caso real.
Jon Garaño: No es lo mismo cómo se conoce esta historia en Barcelona que en el resto de España, porque en la Ciudad Condal Enric Marco dio conferencias y charlas. En nuestro entorno en San Sebastián, por ejemplo, no se conoce tanto.
¿Y qué aporta vuestra película a lo que ya se conoce, o sea, al relato periodístico de los hechos, al libro El impostor, de Javier Cercas, y al documental Ich bin Enric Marco?
A.A.: Ha sido un proceso largo: al principio este film iba a ser documental, luego un híbrido y finalmente ha sido un largo de ficción. En este caso, más que hablar de los hechos y de lo que sucedió, hemos querido profundizar en ellos, contar la verdad que puede haber detrás de todo. La ficción va más allá de los titulares, queremos ver qué resuena después de la historia. ¿Por qué Marco hace esas cosas? ¿Por qué después de descubrirse el escándalo, él sigue para adelante y genera otra versión suya? Todo esto nos parecía misterioso y fascinante, por lo que queríamos ahondar en esa verdad.
J.G.: Nuestro punto de vista es diferente al del documental y el libro. Este es nuestro Enric Marco. Lo que más nos llamó la atención es cómo reaccionó cuando saltó el escándalo. Yo en su lugar me quedaría escondido en casa, pero él hace justo lo contrario: se expone en los medios de comunicación. Marco empieza a mentir porque su vida normal no le satisface y descubre que tiene un súper poder –la palabra– y con él consigue la admiración de gente que no está en su círculo: jóvenes universitarios de clase media alta de Barcelona. De repente, cambiando su ser, creando un nuevo Enric Marco, logra cosas que hasta entonces eran impensables para él. Está tan orgulloso de su creación que no se quiere desprenderse de ella. Nuestro Marco no tiene que ver con los anteriores, muestra cómo lo vemos desde nuestro punto de vista. Su reacción tras el descubrimiento del escándalo es lo que más nos interesa y lo que aporta la película. Más otros temas interesantes como si el cine es útil para contar la realidad o cuál es la verdad.
A.A.: Esta historia no sería la misma si la hubiéramos contado hace diez años. Estamos en una era donde la posverdad y las redes sociales están sobre la mesa. El paso del tiempo a veces mejora una historia.
¿Construimos un personaje en busca de afecto, aceptación o público? ¿Todos somos Marco?
A.A.: El nexo con el espectador es ese, aunque mucha gente puede sentirse incómoda con este personaje seductor, hablador y pícaro. No es broma lo que hizo, mintiendo sobre un tema tan sensible como el holocausto nazi. Pero… ¿por qué lo hace? Porque quiere sentirse más admirado y querido, eso lo compartimos casi todos. Todo el mundo muestra su mejor versión. Marco tenía eso y sufría alguna especie de sociopatía que le empujaba a estar en el centro de las entrevistas.
Un personaje con tanto ego que es un mentiroso compulsivo… ¿Cómo empatizar con él?
A.A.: Es un personaje que también genera cierta fascinación, pues toma decisiones que son difíciles de entender. ¿Por qué se complica la vida cada vez más? Él no considera que esté haciendo algo malo, se entiende a sí mismo, lo cual genera inquietud e impotencia en el espectador. Es como un niño peligroso. Ahí hay un cuadro psicológico interesante.
Para terminar, ¿cuál es el enigma Marco?
J.G.: Para nosotros él sigue siendo un misterio: queríamos que el film generase debate, dejando la película abierta. Nos encantaría que los espectadores hablen de ella desde puntos de vista diferentes. Es un personaje que genera sensaciones encontradas, habrá gente que puede entenderlo, pero otra gente jamás lo hará. Es tan complejo que resulta fascinante. Yo no le entiendo a veces, pero no queríamos juzgarlo ni blanquearlo.
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