Koya Kamura • Director de Hiver à Sokcho
"No es nada espectacular, es algo íntimo"
por Fabien Lemercier
- El cineasta francojaponés habla sobre la aventura que supuso su primer largometraje, rodado en Corea, con Bella Kim y Roschdy Zem en los papeles principales

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ficha de la película], que ha sido presentada en la sección Platform del 49.º Festival de Toronto y se proyectará también en la sección New Directors del 72.º Festival de San Sebastián, es la ópera prima del director francojaponés Koya Kamura.
Cineuropa: ¿Qué te llevó a querer adaptar la novela de Élisa Shua Dusapin?
Koya Kamura: No estaba siendo fácil escribir lo que se suponía que iba a ser mi primera película, que iba a estar ambientada en Japón y abordar el tema de “los desaparecidos”, personas que, de forma voluntaria, se van del país para no volver. Entonces, mi productor me animó a leer la novela Un invierno en Sokcho, y lo cierto es que quedé cautivado de inmediato por la escritura, por el recorrido del personaje principal y por un tema que me tocaba muy de cerca: el de una joven que nunca conoció a su padre porque la abandonó antes de que naciera. También me fascinó la ambientación de la novela, muy similar a la de mi primer cortometraje, Homesick (ambientado en Fukushima), que transcurre en un contexto de tiempo suspendido y en un lugar un tanto despoblado. Había algo muy claro que confirmé al hablar con la autora, que es mitad francesa y mitad coreana —mientras que yo soy mitad francés y mitad japonés—, y es que nuestros pasados, nuestras experiencias y la forma en que vivimos nuestro mestizaje —nuestra “diferencia”— eran muy similares y nos llevaron a plantearnos las mismas preguntas sobre nuestra identidad. Todo esto me llevó a profundizar rápidamente en la historia y a hacerla mía, puesto que Élisa no quería tomar parte en la adaptación.
¿Cómo describirías al personaje de Soo-Ha, que busca desesperadamente su identidad, pero lo hace de una forma muy poco obvia?
Al principio de la película, ella ni siquiera es consciente de que está tratando de descubrir quién es. Desde una perspectiva externa, parece estar paralizada, sin la fuerza, el deseo o la conciencia necesarios para cambiar. La llegada del personaje francés desencadena algo en ella, algo que le plantea una serie de preguntas y una repentina toma de conciencia sobre su inercia, sobre su forma de anularse a sí misma y sobre cómo llegó a este punto. Pero no es un fenómeno que se produzca a lo grande y de una forma épica, porque se trata de una película íntima, con movimientos que algunos considerarán sutiles —espero—, pero que otros calificarán de tenues.
¿Qué nos puedes decir del personaje de Yan, que representa una forma distinta de soledad y se revela como un artista muy paradójico?
Ante todo, Yan es muy egoísta, porque es un hombre que siempre ha priorizado su arte, lo cual ha terminado por aislarle de los demás. Quería que el espectador entendiera esto rápidamente, ya que no doy mucha información sobre él, su pasado o quién es. Es alguien poco curioso: no prueba la comida local, los lugares que visita son turísticos y no hace esfuerzos por hablar con la gente. Sin embargo, por primera vez, muestra interés por alguien que no es él mismo, de modo que se abre un poco, de forma honesta y sincera, hacia Soo-Ha.
¿Cuál es el origen de las secuencias de animación?
En la novela, es el punto de vista del personaje de Soo-Ha el que predomina, ya que descubrimos el mundo a través de sus ojos, escuchamos sus pensamientos y comprendemos la visión que tiene de lo que la rodea. Me propuse evitar las voces en off, porque quería algo completamente interno, pero también orgánico. La animación me proporcionó algo más crudo. Lo primero que me vino a la mente fueron manchas de color, líneas que se dibujaban, se extendían y se curvaban; de hecho, así fue como surgieron las primeras secuencias de animación en la película, que son totalmente abstractas. El objetivo era vislumbrar el mundo interior del personaje, entender lo que siente en términos de emociones. No obstante, no quería que el significado fuera demasiado evidente, sino más bien que resultara difícil de descifrar.
¿Cómo describirías a tus dos actores principales?
La fortaleza de Roschdy Zem radica en su capacidad para atraer a audiencias muy diferentes. Tiene una base de admiradores increíblemente amplia —y no todos son cinéfilos—, pero también hace elecciones cinematográficas muy específicas, por lo que estoy increíblemente orgulloso de encajar con sus estándares. En cuanto a Bella Kim, esta es su primera película. Tenía claro que lo ideal para mí era una joven mitad francesa y mitad coreana, que hablara un coreano perfecto y un muy buen francés, porque un acento demasiado marcado puede distraer un poco al público. Desde el primer momento en que la conocí, me di cuenta de que había entendido perfectamente el personaje.
(Traducción del francés)
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