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VENECIA 2024 Competición

Fabio Grassadonia y Antonio Piazza • Directores de Iddu

"La nuestra es una comedia negra sobre el narcisismo y la vanidad de un capo a la fuga que existió realmente"

por 

- VENECIA 2024: Hemos hablado con el dúo de directores italianos sobre la creación de su singular comedia grotesca

Fabio Grassadonia y Antonio Piazza • Directores de Iddu
(© Isabeau de Gennaro/Cineuropa)

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, que ha sido presentada en la competición oficial del Festival de Venecia, Elio Germano interpreta a un capo fugitivo de la mafia (inspirado en el criminal de la vida real Matteo Messina Denaro) que, a través de los famosos “pizzini” (pequeños mensajes escritos en trozos de papel doblados varias veces), inicia una correspondencia regular con un antiguo político cercano a su clan (interpretado por Toni Servillo). Nos hemos sentado a hablar con los directores Fabio Grassadonia y Antonio Piazza sobre la realización de esta singular comedia grotesca.

Cineuropa: Habéis vuelto a recurrir al tema de la mafia en esta tercera película juntos. ¿Os veíais en la obligación de volver a analizar este fenómeno que tanto ha cambiado la historia de Sicilia y otras partes del mundo?
Fabio Grassadonia:
Se trata de un fenómeno que ha afectado especialmente a nuestra generación. Éramos niños en los años 80 y 90, la época de las grandes masacres de la mafia. Períodos como aquel cambian tu punto de vista, tu percepción de la realidad. Esta película, que cierra la trilogía y quizá también el tema de la criminalidad organizada siciliana, nos invita a reflexionar sobre una página oscura de la historia de la República —y no solo de Sicilia—, sobre por qué se tardó 30 años en capturar a este capo.

Antonio Piazza: La figura de Matteo Messina Denaro nos llamaba especialmente la atención, ya que, como “niño pródigo”, vivió la epopeya más feroz y sangrienta de la mafia de Corleone (su padre era el aliado más fiel de los capos Totò Riina y Bernardo Provenzano). Matteo era el “predestinado”, y su absoluta frialdad lo corroboraba. Tras aquella sangrienta temporada, transforma por completo la Cosa Nostra, la hace “desaparecer” y la mezcla de forma indistinguible con la economía legal, con las altas esferas. Las dos primeras películas trataban de nuestra experiencia como sicilianos que crecieron en un clima de opresión cultural, moral y física. Con la tercera película, este personaje nos da la oportunidad de hablar de las consecuencias sociales y antropológicas de estas tres décadas de dominación.

Debéis de haber leído cientos de páginas de investigaciones para documentarlo todo de una forma tan completa. ¿Cómo hicisteis para identificar los elementos que componen el guion?
F. G.:
El trabajo de investigación fue fundamental, y duró 5 años. También teníamos la intención de separar los datos contrastados de todas las leyendas que circulaban en torno a la figura de un hombre que se había convertido en fantasma. Lo que verdaderamente marcó la diferencia y constituyó el detonante para tomar la decisión de hacer una película sobre el tema fue el descubrimiento de sus “pizzini”, que mostraban a un extraño escritor epistolar con la capacidad de modular su tono en relación con el interlocutor. Una de las personalidades con las que intercambió estos trozos de papel fue el antiguo alcalde de Castelvetrano, interpretado magistralmente por Servillo, y sus conversaciones se convirtieron en el reflejo de la hipertrofia de un narcisismo que Matteo alimentaba a través de sus lecturas (en su escondite se hallaron tanto libros de Dostoievski, Vargas Llosa, Baudelaire y la biografía de Agassi como 212 DVD, entre los que se encontraba Blow-Up (Deseo de una mañana de verano), de Michelangelo Antonioni. No cabe duda de que se trataba de una figura que nada tenía que ver con la imagen que tenemos del típico capo medio analfabeto.

¿Qué criterio utilizasteis para construir el personaje de su interlocutor?
A. P.:
Este antiguo alcalde era el brazo político local del padre de Matteo. De ahí venía su estrechísima relación, y por eso los servicios secretos necesitaban su ayuda para capturar al fugitivo, porque era alguien que podía atraer al capo de la mafia hasta el cebo. Lo que los dos hombres tenían en común era su narcisismo y vanidad. A pesar de su marcado estilo barroco, Catello es más culto que el ciudadano medio; es inteligente y astuto. Queríamos hacer una especie de comedia negra grotesca y, gracias a la presencia del extraordinario actor Toni Servillo, rendir homenaje a las grandes “máscaras” de la comedia italiana del Siglo de Oro. Así que nos tomamos muchas libertades a la hora de construir este personaje. Era crucial calibrarlo con el fin de evitar la caricatura: queríamos un acróbata desesperado pero también, como el capo fugitivo, un ser humano real, que genera lo trágico y lo ridículo por su propia esencia humana.

La película cuenta con la presencia de dos personajes femeninos: la mujer que acoge y cuida al capo fugitivo y la detective que libra su propia batalla en solitario.
A. P.:
La gente se ha referido a ellas con términos como “las señoras Tupperware” o “las guardianas de los criminales ocultos”. La convivencia forzada y claustrofóbica de la primera se percibe como una jaula con dos animales que se enfrentan entre sí. En cuanto a la detective, a lo largo de los años ha habido investigadores honrados y decididos que han estado a punto de capturar a Denaro y han visto posteriormente obstaculizada su carrera. Queríamos una figura verdaderamente intachable, pero incluso ella es presa de una obsesión que le impide comprender que forma parte de un juego que acabará por aplastarla.

(Traducción del italiano)

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