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TORONTO 2024 Centrepiece

Guillaume Senez • Director de Une part manquante

"Quería hacer algo más lírico, encontrar una mayor profundidad"

por 

- El cineasta belga habla sobre su nueva película, en la que sigue explorando su tema de predilección, la paternidad, llevando su cine hasta Japón

Guillaume Senez • Director de Une part manquante

Seis años después de Nos batailles [+lee también:
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, el director belga Guillaume Senez está de vuelta con una nueva película, Une part manquante [+lee también:
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, que, protagonizada por su actor favorito (Romain Duris), gira también en torno al tema por el que más predilección siente, la paternidad. El cineasta, que ha ambientado su película en Japón y le ha conferido una dimensión lírica hasta ahora inexplorada, se ha sentado a hablar con nosotros sobre los distintos aspectos de su nueva película, que ha sido presentada en la sección Centrepiece del Festival de Toronto.

Cineuropa: ¿Qué te impulsó a querer contar esta historia?
Guillaume Senez: Nunca había fantaseado con la idea de hacer una película en Japón. Estrenamos Nos batailles allí, de modo que Romain y yo viajamos al país para presentarla. Fue allí donde se nos ocurrió la idea de hacer otra película juntos. Y entonces varios franceses nos hablaron de lo que ocurre en Japón con la custodia de los hijos tras el divorcio. La historia nos impresionó tanto que los dos concordamos de inmediato en que la siguiente película que hiciéramos tendría que tratar sobre este tema.

La película no solo aborda la paternidad, sino también la inmigración...
Mi idea inicial consistía en contar la historia de un extranjero que va a otro país más rico, con una lengua, una religión y una cultura diferentes. Está el tema de la película, que no es otro que la custodia de los hijos en Japón tras una separación, pero la obra pone de manifiesto también otro asunto sumamente importante: la alteridad. En este caso, se trata de un francés en esta situación concreta, pero estamos acostumbrados a que este tipo de historias estén protagonizadas por africanos, sudamericanos o personas de países del Este. Tengo la sensación de que, en ocasiones, estas películas nos guían hacia el descubrimiento de situaciones que no están bien. Y me pregunté si habría alguna forma de hacer las cosas de otra manera, de explorar estas situaciones para que un espectador como yo pudiera identificarse con ellas, y todo ello a través de un protagonista con una vida similar a la mía —o la del espectador—. Mi intención era hacer lo mismo, pero de otra manera, creando una especie de inversión.

El protagonista abandona su trabajo como chef para convertirse en taxista y recorrer la ciudad japonesa con la esperanza de encontrar a su hija.
Lo que nos gustó de la profesión de taxista es que ocupa tantas horas del día que Jay no encuentra tiempo para poder hacer nada más. Hay algo un poco monástico en la historia, puesto que Jay vive solo en casa, en un entorno despojado. Una de nuestras mayores inspiraciones fue El silencio de un hombre, de Jean-Pierre Melville, por la música y el montaje de la película, pero también por el guion y la determinación del personaje, por su tendencia a no echarse atrás a pesar de ser plenamente consciente de que está a punto de estrellarse contra un muro. Son códigos que nos ha gustado mucho reutilizar: el apartamento vacío de Jef Costello, una mascota exótica...

¿Qué te llevó a querer rodar en Japón?
No estoy seguro de si es bueno o no, pero, como ya he dicho, no estoy enamorado de Japón. Mi intención no era filmar un Japón de postal, sino retratar el país tal y como lo ven los japoneses, porque es así como lo ve Jay. Por eso no podíamos exotizarlo. Nuestra principal norma era bastante sencilla: “nada de montes Fuji”. Y te aseguro que encontrar un sento (un baño público japonés) sin el monte Fuji de fondo no es nada fácil. Y para que todo esto fuera posible, tenía claro que necesitábamos encontrar a un director de fotografía japonés.

¿Cuál fue el mayor reto para ti?
Rodar en Japón no tiene nada que ver con rodar en otros países. Gran parte del equipo era japonés, así que tuvimos que encontrar puntos en común entre su forma de hacer las cosas y la nuestra. También quería llevar las cosas a un nuevo nivel. Sigue siendo mi tipo de película y mi forma de hacer las cosas, pero quería un proyecto un poco más ambicioso, en otro país, en otro idioma. Tenía la intención de avanzar hacia algo más lírico, de encontrar una mayor profundidad. De hecho, es la primera vez que trabajo con un compositor. Antes, veía la música como una especie de muleta para crear emoción, por si mi trabajo como guionista o director de actores no era suficiente. Pero hay algo realmente sensorial entre las imágenes y la música. Como cineasta que busca despertar emociones, me di cuenta de que era el momento de hacer uso de todas las herramientas a mi disposición.

(Traducción del francés)

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