Liliana Torres • Directora de Mamífera
“La falta de referentes positivos de mujeres que no quieren ser madres contribuye a la estigmatización”
por Valerio Caruso
- La directora española habla sobre su última película, una exploración de la autonomía corporal, reproductiva y social en torno a las mujeres que no quieren ser madres
La directora española Liliana Torres habla sobre su última película, Mamífera [+lee también:
crítica
entrevista: Liliana Torres
ficha de la película], una exploración de la autonomía corporal, reproductiva y social en torno a las mujeres no quieren ser madres. La cinta, estrenada mundialmente en el SXSW (en donde su protagonista Maria Rodríguez Soto se llevó un premio especial del jurado a la interpretación), está ahora en pleno periplo festivalero después de haber visitado San Sebastián (en la sección Made in Spain), el Festival de São Paulo y el Festival de Varsovia.
Cineuropa: Mamífera toca temas muy personales y complejos sobre la maternidad y la identidad. ¿Qué te motivó a explorar estos aspectos en la película?
Liliana Torres: Mamífera nace de una motivación personal que se hace social a medida que crezco. Yo siempre supe que no quería ser madre y esta voluntad mantenida a lo largo de los años fue cuestionada y vista con cierta sospecha. La falta de referentes positivos o normalizados de mujeres que no querían ser madres tanto en la literatura, pero sobre todo en el cine, contribuía a esta estigmatización, aún más cuando se atrevían a utilizar las mujeres no-madres bajo clichés y estereotipos como "la amargada que odia los niños, la ejecutiva ambiciosa masculinizada", etc. La culpa personal que surgía de preguntas como “¿tendré un problema?”, “¿algún trauma?”, “¿soy antinatural?”, fue transformándose en una necesidad de encontrar explicaciones sociológicas a esta estigmatización. De esa investigación y de experiencia personal es de donde surge Mamífera.
Tu película ha estado en varios festivales internacionales como el SXSW o San Sebastián y viaja ahora a otros como São Paulo y Varsovia. ¿Cómo ha sido la respuesta del público, y qué esperas del que aún está por conocerlo, en particular el iberoamericano? ¿Consideras que el contexto cultural influye en la interpretación de la película?
La respuesta está siento mayoritariamente positiva. En los pases nos encontramos con un público emocionado al terminar la película. En las redes sociales hemos tenido una respuesta muy positiva de muchas de las personas que han visto la película en plataformas desde agosto. Y luego el tema genera un debate que nos encanta que suceda.
El contexto cultural influye en la película, por supuesto; pero la disquisición en que nos encontramos casi todas las mujeres alguna vez en la vida sobre la decisión de ser madres o no, es transversal. Recientemente estuvimos en el International Images de Zimbabue y allí el recibimiento de la película fue igual de intenso y las preguntas del coloquio se parecían mucho a las que hemos escuchado en otros sitios. Creo que el tema que más cambia dependiendo del contexto cultural es el aborto, una opción tan politizada y usada como arma arrojadiza, que aparece contaminada por muchas capas culturales. Me encantaría que el público iberoamericano disfrute de la película, Mamífera es una película luminosa y triste, es un viaje y me encantará que el público viaje con ella, y si además salen pensando en que la decisión de no ser madre puede ser igual de "natural" o "normal" que la de ser madre, pues será un éxito.
Mamífera utiliza una narrativa introspectiva y un enfoque casi documental. ¿Qué retos encontraste al trabajar con esta estética y cómo influyó en tu proceso creativo y en la relación con los actores y el equipo de producción?
Quería que Mamífera reflejara una realidad, un contexto sociocultural presente en nuestras vidas y esto requirió escoger los barrios adecuados a cada personaje, las casas adecuadas, etc. Construir la película a partir de la realidad y adaptarnos a ella. Por ejemplo, Lola y Bruno viven en un barrio obrero tradicional donde las facilidades para el rodaje eran muy pocas y teníamos muchas dificultades añadidas, pero era necesario para la película y estamos contentas de cómo eso se ve en pantalla. Igual nos pasó con el piso de los protagonistas, yo quería que fuera un piso real de Montbau [un barrio de Barcelona], por lo tanto un piso pequeño de construcción oficial. Esto supuso reducir el equipo de trabajo la última semana porque no cabíamos todas dentro del piso y hacer toda una pedagogía con el equipo para explicar cómo íbamos a organizarnos y movernos ahí dentro donde además iba a haber niños y una perra ciega...
En cuanto al método de trabajo, rodamos siempre lo estrictamente necesario o incluso menos, dado el tiempo que teníamos de rodaje. Nos ayudó mucho que tuvimos tiempo de ensayo previo con los actores. Nuestra forma de pensar la película fue siempre desde la naturalidad y templanza, por ello escogimos una planificación que nos acercara al realismo de forma sosegada, sin acrobacias. En este sentido la planificación ayudó también a ajustarnos al tiempo de trabajo que teníamos.
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