24/10/2024 - La actriz debutante en la dirección de largometrajes comenta aspectos de su ópera prima, que también protagoniza, como la laboriosidad de la postproducción o su creación

(© Seminci)

La actriz Marta Nieto debuta como directora de largometrajes con La mitad de Ana [+lee también:
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ficha de la película], que ella protagoniza y ha coescrito junto a Beatriz Herzog, con el que compite en la 69.ª Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid.

Cineuropa: ¿Cómo llevas el enfrentarte a las entrevistas no cómo actriz, sino también como directora?
Marta Nieto: Muy bien, así capto si la película ha gustado o no…

¿Desde dónde has rodado la película? ¿Desde las tripas, el cerebro, el corazón…?
El motor fundamental ha sido el alma. Yo tenía la necesidad de contar algo. Luego en las Residencias de la Academia de Cine desarrollé una idea y después apareció María Zamora, la productora del film. Todo se fue formando de una manera orgánica. Pero la pulsión no era dirigir o estrenar en la Seminci, sino contar una historia que yo deseaba narrar.

Tú también, como tu personaje en la cinta, ¿necesitaste ver el mundo con otros ojos, salir de tu rol exclusivo de madre y recuperar la libertad?
La maternidad es un lugar precioso y, a la vez, peligroso. Una se puede esconder ahí toda la vida y a todo el mundo le parece que eso es normal, porque estás haciendo algo que está muy bien, como es criar a tu hijo, pero te olvidas, sin que te des cuenta ni tú ni nadie a tu alrededor si no quiere verlo, de un montón de cosas que también te dan salud y alegría. Y eso es un ejercicio que yo misma tuve que hacer y que está contado en La mitad de Ana, cuando sales de ciertas creencias que te atrapan para ver las cosas desde otro sitio. Ese viaje es el que he tenido que hacer yo para dirigir la película: la conquista de otra forma de pensar y de entender este mundo.

¿Qué te ha enseñado dirigir tu primer largometraje? ¿Te ha descubierto algo?
La postproducción. ¡Es tremenda! ¡Tres meses de trabajo! Dirigir tiene que ver con tomar muchas decisiones, todas importantes, de la manera más lúcida posible. He tenido suerte de estar rodeada de gente que sabe más que yo, me ha ayudado mucho y me ha dejado hacer lo que he querido. Pero la postproducción… son muchas horas, metida en un estudio, donde tienes que escuchar bien cuando estás en la fase de sonido, mirar bien cuando estás en la del color… todo un mundo.

Has buscado actores franceses para participar en él.
Sí, en el Festival de Les Arcs hablé con Roman Duris, que se leyó el guion, pero no pudo rodarla. Luego iba a ser Vincent Macaigne, pero al final tampoco pudo. Por suerte sí pudo Nahuel Pérez Biscayart, sabía que era un actor increíble, pero no tenía conciencia de que era un ser extraordinario.

En otro festival reciente, en el de Málaga, has participado como jurado; ahora eres tú la juzgada aquí. ¿Qué se siente estando al otro lado?
Relajo expectativas. Es bonito estar aquí y concursar es precioso. Pero es un juego y si sirve para apoyar la película fenomenal y si no, también.

¿Vas a volver a dirigir o tienes que dejar reposar este parto para decidir si tienes otro bebé fílmico?
Sí, reposaré, porque también soy actriz. Hasta que no tenga una historia que me apetezca contar y tenga sentido para mí, donde pueda poner todas mis fuerzas… porque es mucho trabajo dirigir. Ya lo sabía, pero sorprende la cantidad de tiempo físico que tienes que invertir más allá de las ideas, los días que tienes que dedicarle para que todos los procesos acaben lo mejor posible…

Siendo La mitad de Ana sólo un proyecto participaste con él en las Residencias de la Academia de Cine. ¿Te ayudó a construir tu film?
Es un lugar guiado por Inés Enciso, quien se pone a tu servicio, con la estructura de la Academia, para todo aquello que necesite la película para crecer, desde un curso de guion, ponerte en contacto con un director de casting o trabajarlo con los actores… Tienes ahí un respaldo potente: todo un lujo. Además, se dan sinergias entre compañeros y allí puedes pedir, que te lo van a dar: por ejemplo, si necesitas saber cómo se produce o aprender a rodar.