Dora García • Directora de (Revolución, cumple tu promesa) Amor rojo
"Las mujeres trans no han sido nunca una amenaza, y es una estupidez pensar que sí lo son"
por Matthew Boas
- La artista y cineasta española habla sobre su obra premiada en Visions du Réel, que establece un paralelismo entre la figura histórica rusa de Alexandra Kollontai y las luchas mexicanas contemporáneas
La artista española Dora García ha presentado el estreno nacional de su último documental, (Revolución, cumple tu promesa) Amor rojo [+lee también:
crítica
entrevista: Dora García
ficha de la película], en Zinebi, tras haber obtenido una mención especial en Visions du Réel a principios de año. Hemos hablado con ella sobre su fascinación por la revolucionaria y diplomática rusa Alexandra Kollontai y los paralelismos que ha establecido entre ella y las luchas feministas y trans contemporáneas en México.
Cineuropa: ¿Cómo conociste a Alexandra Kollontai y de dónde surgió la idea de utilizar las luchas feministas modernas para acercarse a esta figura histórica?
Dora García: Conocía a Kollontai desde mi época de activismo adolescente, pero nunca había leído sus obras. Esta película surgió gracias a una invitación que recibí de Estocolmo. Allí hay una escuela de arte que decidió dedicar un año a Kollontai. Suelen invitar a un artista visual para que les acompañe y para que realice una exposición con ellos. Gracias a mi trabajo anterior, pensaron que yo era la persona adecuada. Pasé un año con ellos, leyendo a Kollontai, y durante ese tiempo sentí curiosidad por las distintas traducciones de su obra al español. Vi que estas traducciones coincidían con las diferentes olas del feminismo, y también descubrí que se estaba traduciendo de nuevo en ese momento. Es como si hubiera una resurrección ocasional de Kollontai.
Algunos de sus conceptos se reflejan en la cuarta ola del feminismo, que fue muy fuerte en España, sobre todo en torno a 2018, cuando empecé a trabajar en este proyecto. Hay varios conceptos relevantes, pero quizá uno de los más fuertes de la cuarta ola sea el de “amor-compañerismo”, que supone el rechazo del amor romántico y la idea de que el amor es una fuerza política que debe canalizarse hacia la comunidad.
La escena en primer plano de la mujer trans, La Javi, explicando un episodio traumático de su vida a los miembros de la comuna, es desgarradora. ¿Puedes contarnos algo más sobre este grupo de personas y las actividades que realizan?
La estructura de su conversación se denomina sesión de autoconciencia, que es una estructura feminista clásica. Se leen algunos textos y también hay que compartir algo personal, así que hay una especie de protocolo, y eso es lo que hicimos. Las personas invitadas a esa sesión eran en su mayoría miembros de la comuna, así como personas que la comuna había decidido invitar. En realidad, no conocía a La Javi antes de ese día.
En cualquier caso, se trataba de un grupo separatista, y los hombres no podían entrar en esa comuna. Mi principal operador de cámara es un hombre, así que desde el principio optamos por tener un equipo femenino y otro masculino, porque había muchos lugares a los que los hombres no podían ir. Miriam Ortiz era la persona que estaba detrás de la cámara cuando rodamos a La Javi. Miriam y La Javi se conocían y pertenecían al mismo grupo, por lo que existía una confianza entre ellas que hizo posible rodar esa escena.
¿Encontraste alguna reticencia por parte de los archivos rusos?
Cuando visitamos Moscú era otra época, antes de la pandemia y de la guerra. Era muy occidental. Conseguí una beca de Garage, un gran centro de arte contemporáneo que tiene un departamento de investigación, y gracias a eso pude encontrar todos esos documentos. En este departamento trabajan personas muy competentes, que encontraron todos estos documentos y me los prepararon. En aquella época, todo era posible en Moscú, pero a cambio de un precio. Era caro, así que pagábamos unos 3 euros por cada segundo de metraje. Nos proporcionaron el dinero para ello.
El tono cambia drásticamente hacia el final, cuando La Bruja de Texcoco y su canción pasan a un primer plano. ¿Tu intención era terminar la película con una nota más alegre?
Sí, por supuesto. En mi anterior película, Si pudiera desear algo, La Bruja recibió el encargo de hacer una versión mexicana de esta vieja canción de Friedrich Hollaender, que tuve en mente todo el tiempo mientras trabajaba en la película. Quería que fuera el tema principal, pero hasta el último momento no pudimos averiguar quién tenía los derechos y no queríamos meternos en problemas. El equipo mexicano sugirió que un artista del país hiciera una versión de la canción, y acabó siendo La Bruja. Al principio, la idea era que ella compusiera la canción y la cantara, pero fue ocupando cada vez más espacio en la película.
Es una película absolutamente transinclusiva, por lo que era importante contar con La Bruja y que estuviera en un ambiente extremadamente femenino donde podemos ver el amor que esta comunidad siente por ella. Es pura devoción. Las mujeres trans no han sido nunca una amenaza, y es una estupidez pensar que sí lo son.
(Traducción del inglés)
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