Stijn Bouma • Director de The Hunt for Meral O.
"Me di cuenta de que, como sociedad, no habíamos entendido en absoluto lo que había pasado, la devastación de vidas humanas"
por Fabien Lemercier
- El director neerlandés explica por qué quiso transformar en ficción la historia dramática y kafkiana que hizo que su país se enfrentara a muchas familias desesperadas

El cineasta neerlandés Stijn Bouma, que tuvo una gran acogida en la competición de cortometrajes de la Cinéfondation de Cannes 2017, se ha sentado a hablar con Cineuropa sobre los orígenes de The Hunt for Meral O. [+lee también:
crítica
entrevista: Stijn Bouma
ficha de la película], su primer largometraje de ficción, que ha sido nominado en las categorías de mejor película y mejor dirección en los Golden Calves 2024 (los principales premios anuales de cine de los Países Bajos) y galardonado con el premio de la crítica en el 25.º Arras Film Festival, donde hemos tenido la oportunidad de conversar con él.
Cineuropa: ¿Cuándo te enteraste de que la administración fiscal neerlandesa había estado acusando de fraude —sin pruebas, en la mayoría de casos— a numerosas familias de inmigrantes?
Stijn Bouma: Oí hablar del tema por primera vez en 2020, cuando un político se hizo cargo del caso en calidad de denunciante. Cuando leí su informe, me vinieron inmediatamente a la mente una serie de escenas de película, ya que enumeró algunas de las principales consecuencias de esta caza: gente obligada a vender sus casas, múltiples embargos de propiedades, etc. Empecé a investigar y descubrí que esta historia kafkiana era impactante a la par que bastante importante. A medida que salía a la luz más y más información, yo leía todo lo que podía sobre el tema con el fin de conocer posteriormente a algunas de las víctimas. Siempre me han fascinado el cine y la literatura de Europa del Este, especialmente el tema del individuo frente al Estado. Esta historia me dio la posibilidad de combinar mis obsesiones personales con un tema contemporáneo en los Países Bajos.
Tenía todos los elementos de una película de ficción, pero traté de buscar el ángulo adecuado desde el principio junto con mi coguionista Roelof Jan Minneboo. Fue entonces cuando cayó el gobierno a causa de este caso. Sin embargo, las mismas personas que perpetraron esta trama volvieron a ser elegidas, y fue en ese momento cuando me di cuenta de que, como sociedad, no habíamos entendido en absoluto el hecho de que lo que había ocurrido no era sino una auténtica devastación de vidas. Como consecuencia de todo esto, y fruto de la rabia, decidí hacer un documental (Alone Against The State) con testimonios de las víctimas, el cual tuvo un impacto real, puesto que la gente pasó de ver este fenómeno como un escándalo del que se hablaba en los medios a verlo como un escándalo cuyas víctimas podían ser ya asociadas a una voz y un rostro. Después del documental, decidí volver a trabajar de nuevo en el proyecto de hacer una película de ficción.
¿Te sorprendió lo intrusivos y opresivos que eran los servicios fiscales y sociales?
Sí, y me impactaron especialmente los registros domiciliarios para encontrar otras posibles fuentes de ingresos. En cuanto comprobé la veracidad de estas prácticas, me vi en la obligación de mostrarlas en la película, que se hace eco a su vez de prácticas de regímenes totalitarios como los de la URSS, la Stasi o la RDA. Y las víctimas eran tanto más vulnerables cuanto que procedían de medios económicos desfavorecidos y se veían empujadas aún más a esta pobreza a causa de la presión de tener que pagar la deuda fiscal injustificada que se les exigía. Por tanto, decidí hacer una mezcla de los distintos casos tristemente reales para crear el personaje de Meral, y lo peor era que cuando estas víctimas intentaban defenderse, nadie les creía, ni las instituciones ni sus propias familias. Creo que, a nivel psicológico, esto te lleva inevitablemente a un aislamiento profundo, a un sentimiento de impotencia.
Aunque la película gira en torno a Meral, muestras también, en menor medida, el punto de vista de un inspector de Hacienda y servicios sociales. ¿Por qué?
No quería hacer la típica película socio-realista que apoya única e incondicionalmente a la víctima. También tenía la intención de mostrar, aunque fuera en términos muy generales, algunos aspectos del sistema tan complejo de este país, por lo que incluí algunos municipios, el gobierno, abogados, jueces, etc. Con el fin de unificarlo todo a nivel de servicios sociales, decidí que este inspector nos abriera las puertas de su vida cotidiana y su punto de vista. Este planteamiento me permitió también estimular un poco al público a través de un personaje que, aunque a primera vista parece un “villano”, lucha con su propia conciencia (también llegó a haber denuncias por parte de los propios servicios sociales). Además, esta idea da también la oportunidad de mostrar los distintos niveles del sistema, con distintas personalidades que tienen la posibilidad de actuar o no actuar.
Un personaje secundario alude discretamente al fascismo y a la resistencia. ¿Hasta dónde querías llevar esta comparación con la máquina burocrática?
La escritura del guion supuso todo un reto, ya que está claro que lo que se perpetró fue horrible, pero no hay un culpable concreto, o al menos no aparentemente. Lo que sí hay son muchos cómplices, y ese es precisamente el concepto de banalidad del mal al que se refería Hannah Arendt.
(Traducción del francés)
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