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MARRAKECH 2024

Baya Kasmi y Félix Moati • Directora y actor de Mikado

"Todo el mundo quería que siguiese haciendo comedias, pero esto supuso un descubrimiento para mí, un nuevo comienzo"

por 

- La directora y el actor hablan sobre hacer una película con los que son como de la familia y sobre acercarse a las perspectivas de los márgenes sociales

Baya Kasmi y Félix Moati • Directora y actor de Mikado
(© HakounArt/FIFM24)

El nuevo largometraje de la cineasta originaria de Toulouse, Baya Kasmi, cuenta la historia de una familia (una madre, un padre, una hija adolescente y un hijo pequeño) que vive un estilo de vida “alternativo”, con sus hijos no registrados dentro del sistema estatal francés. Mikado [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Baya Kasmi y Félix Moati
ficha de la película
]
ha sido presentada en Marrakech como parte de la sección de proyecciones especiales del festival, lo cual ha supuesto el estreno internacional de la película en la ciudad marroquí. Cineuropa se ha sentado a hablar con tanto con Kasmi como con Félix Moati, el actor que interpreta a Mikado, el padre que da nombre al título. El largometraje también llegará a los cines franceses el próximo 5 de febrero, por cortesía de Memento Distribution.

Cineuropa: Tu película cuenta una historia diferente sobre las personas indocumentadas que viven en Francia, personas marginadas y no registradas no porque sean solicitantes de asilo, por ejemplo, sino debido a la enorme dificultad de su infancia dentro del sistema francés. ¿Qué te llevó a querer contar esta historia?
Baya Kasmi: He conocido a muchas personas que tuvieron una infancia terrible y terminaron en hogares de acogida. Creo que es diferente cuando estás en una sociedad donde el sistema [actúa de una manera tan dominante], donde no dejas de pasar por interminables procesos hasta que te mueres… Es muy común sentirse fuera de lugar. Quería contar esta historia sin adoptar un punto de vista romántico, y no podía dejar de pensar en Un lugar en ninguna parte, la película estadounidense de Sidney Lumet, que me fascinó cuando era adolescente. Creo que el cine estadounidense sabe encontrar el enfoque a través del que contar historias, ya que los directores lo hacen parecer muy sencillo, como una simple aventura, pero lo cierto es que estas películas hablan de personas que están al margen de la sociedad y son diferentes.

Félix Moati: Creo que Baya tiene una sensibilidad particular hacia las personas procedentes de contextos marginales. Se trata de una película con dos, tres, cuatro o cinco puntos de vista diferentes. No es nada fácil contar un relato así, porque no se puede contar historias sin entender cómo piensan los demás. Fue genial empezar a explorar esta familia con Mikado y tener la oportunidad de poder comprender cómo los ve Vincent [Ramzy Bedia]. Pero necesitaba estar realmente cerca de un personaje, y para mí la mejor opción no era otra que Mikado, porque es su vida. Él siempre lleva presente la infancia que tuvo, y todas las decisiones que toma se basan en eso.

¿Qué opinión te merece tu actuación a la hora de encarnar este personaje de Mikado? ¿Te identificas con él de alguna manera?
F. M.:
Es una pregunta que siempre me ha resultado muy difícil, porque nunca trato de identificarme [completamente] con el personaje cuando trabajo como actor. No tengo que parecerme a un personaje para entenderlo, al igual que en la vida real, y eso se llama empatía. Pero lo que realmente me llegó fue el amor tan fuerte de Mikado por sus hijos, porque soy padre y pude entender este sentimiento muy profundamente. También me gustan los personajes que parecen apáticos porque están atrapados en sus propios miedos. Soy capaz de entender también este tipo de fenómenos. Él no sabe cómo ser amado ni qué hacer para ser amado, pero necesita que le quieran de una manera específica.

Trabajaste en esta película con varios actores con los que ya habías colaborado en proyectos anteriores. ¿En qué momento se te ocurrió la idea de trabajar de esta forma? ¿Escribiste los papeles pensando en ellos?
B. K.: Sí, esa es precisamente mi pasión. A lo largo de mi carrera, he conocido a muchas personas a las que les he cogido mucho cariño, y han sido tanto actores como miembros del equipo técnico. Creo que el hecho de poder envejecer, trabajar juntos año tras año e intentar darles diferentes cosas con las que jugar es maravilloso. Utilizo cosas que sé de ellos en la vida real y las pongo en la película, y ellos me lo permiten. Es algo que me hace muy feliz.

¿Hay algún aspecto del proceso de producción que consideres único?
B. K.:
Al principio, hacía comedias. Todo el mundo quería que siguiese haciendo comedias, pero esto supuso un descubrimiento para mí, un nuevo comienzo. Era como si estuviera volviendo a hacer una ópera prima. Disfruté mucho del proceso, y fue algo muy especial, porque se trataba de una película pequeña. En mis dos primeras películas, tenía más dinero y contaba con un gran equipo. Esta película fue mucho más íntima, lo cual nos vino como anillo al dedo para la historia. Sin embargo, creo que el guion no era del todo atractivo para algunas personas, porque la familia no es de las que se entienden fácilmente. No tardé en darme cuenta de que sería una película difícil de hacer. Tenía claro que quería hacer un largometraje muy sensible, pero fue difícil convencer a la gente. Dimos rienda suelta a la libertad y la alegría.

(Traducción del inglés)

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