Robin Petré • Directora de Only on Earth
"No pude prever que esta película iba a ser así de actual"
por Marta Bałaga
- BERLINALE 2025: Con su nuevo documental, la directora danosueca demuestra que la belleza y la destrucción van de la mano

Proyectada en la sección Generation Kplus de la Berlinale, Only on Earth [+lee también:
entrevista: Robin Petré
entrevista: Robin Petré
ficha de la película], de Robin Petré, se adentra en el sur de Galicia, una zona proclive a los incendios forestales y hogar de caballos salvajes. Aunque la cultura vaquera y el amor de la gente por la naturaleza siguen muy vivos, el cambio y la destrucción son imparables. ¿O no?
Cineuropa: Los incendios han acaparado recientemente las noticias. ¿Eras consciente de lo universal que es este problema, o solo te centrabas en Galicia?
Robin Petré: No pude prever que esta película iba a ser así de actual. Estos días se está poniendo el foco en Estados Unidos, por los incendios y las elecciones. En ese sentido, mi película parece más oportuna que nunca, pero tampoco creo que esté relacionada con un único lugar. Estos incendios impredecibles se están extendiendo. No es un problema gallego, ni siquiera español: es una cuestión mundial.
Aun así, muestras un lugar muy específico. ¿Te costó que te aceptaran allí?
Se trata de una película de paisajes. Soy mitad danesa y mitad sueca. Pasaba los veranos de mi infancia en Suecia, y creo que hay algo similar en estos dos paisajes, aunque estén tan lejos el uno del otro. Hubo algo que resonó en mí. Más tarde, unos gallegos me dijeron que tienen fama de ser un poco reservados, como los escandinavos. Lo cierto es que yo nunca lo he experimentado. Siempre me sentí muy acogida.
Allí la gente valora las conexiones, la comunidad y la familia. Pedro, nuestro pequeño aspirante a vaquero, va a rodeos con su familia todos los veranos. Cuando vas allí y hablas con la gente, si consideran que estás realmente interesada en esta tradición, te presentan a otras personas. De repente, se nos abrió la puerta que conducía a toda esta comunidad.
El estilo de vida que muestras se ha puesto muy de moda: todo el fenómeno Yellowstone se ha construido en torno a este sueño. ¿Por qué crees que la gente quiere protegerlo, aunque sea tan difícil de mantener?
Creo que es algo muy humano tener un sentimiento de pertenencia a una determinada cultura y tener tradiciones que transmitir a las siguientes generaciones. Esta cultura en torno a los caballos salvajes en Galicia es un vínculo que une a la gente. No quieren renunciar a ella. Los caballos han formado parte de este paisaje desde hace siglos. Los estadounidenses tampoco quieren renunciar a la idea de frontera, a la cultura vaquera. Identificamos quiénes somos en función de nuestro entorno. Estos caballos y estas tradiciones, la naturaleza… Son muy importantes para el alma gallega.
A pesar de los problemas y de las situaciones peligrosas, encontramos más tristeza que miedo. ¿Cómo abordas las situaciones más extremas?
Nos mantuvimos cerca de los bomberos y, por supuesto, estas situaciones son reales. Nada está escenificado. Cuanto más peligrosa e intensa sea la situación, menos hablas. Si un bombero no dice nada, el riesgo es máximo. Si alguien grita pidiendo una manguera, sabes que las cosas están bajo control. Aunque en realidad nunca gritan.
En las películas de ficción, se representa de una manera completamente diferente, pero en realidad permanecen tranquilos. Me encanta esta contradicción. Me encanta la extrañeza que se genera al escuchar lo tranquilas que suenan sus voces cuando están transmitiendo un mensaje sobre un incendio que, en ese punto, es básicamente imparable. Luego está el otro punto de vista: el de los aldeanos, la gente que vive allí. Cuando ocurre un desastre y no puedes hacer nada al respecto, te quedas mirando el fuego. Están los que intentan frenarlo y los que lo graban con sus teléfonos. Se muestran completamente estoicos.
Creo que este tipo de destrucción puede hipnotizarte.
Especialmente el fuego, porque es un desastre hermoso. Intentamos enfatizarlo con todos los planos generales. Estás allí de pie con otras personas, observando este espectáculo desastroso, que es fascinante y aterrador a la vez. Permaneces pasivo mientras el mundo arde.
¿Crees que este mundo y esta cultura sobrevivirán? ¿O solo existirá como algo para turistas?
Los lugareños, y la gente con la que he estado filmando, quieren mantener la esperanza. Quieren preservar los caballos salvajes y la naturaleza, pero las olas de cambio son demasiado grandes. Todo se reduce a la misma historia de siempre: el dinero por encima de todo. Por ejemplo, los molinos de viento son una fuente de energía sostenible, pero cuando alguien los ve como un negocio, coloca demasiados en un lugar que solía ser un hábitat próspero para muchas especies.
Los caballos, cuya población se ha reducido a más de la mitad, se vuelven menos salvajes porque, cuando se construyen molinos de viento, necesitas carreteras que lleguen hasta ellos. Me contaron que hace 30 años, si un caballo salvaje veía un coche, apenas se percibía su sombra de lo rápido que corrían. Ahora, se están acostumbrando a ellos. Es muy sutil, y alguien que venga de fuera probablemente ni se daría cuenta, pero significa que algo que antes era salvaje se está volviendo semidomesticado o, al menos, más controlado. Los paisajes y la cultura están cambiando, y ese cambio no va a detenerse. Tenemos que reflexionar sobre cómo queremos enfocarlo.
(Traducción del inglés)
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