Bálint Dániel Sós • Director de Growing Down
"Sentimos que esta era una especie de tragedia atemporal"
por Teresa Vena
- BERLINALE 2025: Hemos hablado con el director húngaro sobre las inspiraciones de su primer largometraje, que explora los dilemas morales y emocionales a los que se enfrentan los padres

El director húngaro Bálint Dániel Sós ha presentado su primer largometraje en la sección Perspectives de la Berlinale de este año. Growing Down [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Bálint Dániel Sós
ficha de la película] es un drama en blanco y negro que se caracteriza por la intensidad emocional y una trama perfectamente construida que gira en torno a un padre en pleno conflicto moral. Nos hemos sentado a hablar con el director sobre su inspiración para la historia y el concepto visual para la película.
Cineuropa: ¿Te inspiraste en hechos reales, en un caso real?
Bálint Dániel Sós: No, no fue un caso real. Me inspiré en una experiencia de mi propia vida y en mi lucha como padre. Recuerdo exactamente el momento en que esta película surgió en mi mente. Estaba en el parque con mis hijos pequeños. Se estaban portando mal y los padres de otros niños vinieron hacia mí, gritando y exigiendo justicia. En ese instante, dos impulsos completamente distintos se apoderaron de mí al mismo tiempo. Ambos eran muy fuertes: uno era el deseo de reprender a mis hijos, corregir su comportamiento y hablarles sobre la moral, pero el otro era un impulso igualmente poderoso de protegerlos. Fue una sensación extraña a la par que muy ambigua. Lo que yo viví fue mucho menos intenso que lo que ocurre en la película, pero creo que todos los padres están familiarizados con este tipo de situaciones. Mi intención era abordar esa ambigüedad. En momentos así, uno actúa por reflejo. Es muy interesante lo que ocurre, porque realmente no tienes el control. Te enfrentas a algo profundo dentro de ti. Todos creemos que haríamos lo correcto, lo moralmente correcto. Tenemos una imagen determinada de nosotros mismos, pero cuando nos sucede algo así de verdad, actuamos por impulso, y ese impulso no siempre coincide con lo que imaginamos que somos. Quería explorar los matices de esa elección que se toma y de lo que viene después.
Lo que hace que la película tenga tanta fuerza es que, como espectadores, entendemos a todas las partes involucradas. ¿Fue difícil escribir el guion sin tener un antagonista claro?
Sí, lo fue. Escribí el guion junto con Gergő Nagy, un amigo escritor. La mayor parte del proceso consistió en conversaciones entre nosotros. No fue nada fácil, sin duda, porque si eres demasiado ambiguo, la gente se pierde y realmente no dices nada. Yo quería mantener ese equilibrio sutil en el que las acciones de todos se sienten justificadas, en el que todos intentan hacer lo correcto, pero lo cierto es que lo correcto cambia según la situación. Me interesaba explorar cómo racionalizamos ciertos pensamientos y cómo se entra en una espiral en la que las acciones se van sucediendo una tras otra.
¿Cómo trabajaste con el actor principal? ¿Por qué lo elegiste para el papel del padre?
Szabolcs Hajdu es el tipo de persona con la que el espectador puede identificarse fácilmente. Y puedes imaginarlo como alguien amable o como alguien que no lo es tanto. Quería un personaje que se pudiera conocer sin tener prejuicios. Quería que las acciones parecieran surgir naturalmente de la situación. La razón por la que aceptó el papel fue porque se sintió identificado con Sándor. Sintió que él mismo podría haber hecho cosas similares, ya que él también es padre. Sintió lo que yo había escrito. Muchas de las luchas que tiene el personaje eran reflejo de las mías. Creo que él siente conexión con ese personaje, y no necesitaba añadir nada superficial ni exagerar para interpretarlo.
¿Elegiste hacer la película en blanco y negro a modo de declaración, para mandar el mensaje de que las cosas no siempre son blanco o negro?
Podría interpretarse así, sin duda, pero no fue esa la razón principal. Quería que la forma se correspondiera con el contenido. Esta historia podría ocurrir en cualquier época y en cualquier parte del mundo. Sentimos que era una especie de tragedia atemporal, una parábola. Quería plasmar esa atemporalidad también en la forma. Por eso no incluimos lugares reconocibles ni referencias específicas a Hungría. Elegimos un enfoque minimalista para resaltar la historia y los personajes. El escenario es casi teatral. El blanco y negro ayudó a mantener un mundo visual único y homogéneo. Para una película de bajo presupuesto, también significa mayor control.
(Traducción del inglés)
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