19/02/2025 - BERLINALE 2025: La directora francesa habla sobre el simbolismo del cuento La reina de las nieves y de los ídolos femeninos de su propia juventud

(© Dario Caruso/Cineuropa)

Cineuropa se ha sentado a hablar con Lucile Hadžihalilović, coguionista y directora de La Tour de glace [+lee también:
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entrevista: Lucile Hadžihalilović
ficha de la película], que ha sido presentada en la competición oficial de la Berlinale. La artista francesa nos ha desgranado su película y nos ha hablado del simbolismo de La reina de las nieves, además de compartir los referentes femeninos que tuvo durante su juventud.

Cineuropa: Dices que todas tus películas son como cuentos de hadas, y esta es una reinterpretación de La reina de las nieves. ¿Por qué elegiste tomar como punto de partida este cuento en concreto?
Lucile Hadžihalilović: En primer lugar, me gustaba el hecho de que la protagonista de la historia de Hans Christian Andersen fuera una niña. Es ella la que emprende un viaje para salvar al niño, mientras que, en los cuentos de hadas, suele ocurrir lo contrario. También me llamaba la atención la figura de la reina de las nieves y lo que podría representar. Al principio, cuando escribía el guion y rodaba la película, no estaba segura de quién era exactamente, pero luego me quedó más claro. Quería que fuera tanto una mujer real como una figura arquetípica, tal vez la de una madre o incluso la de la muerte. Me interesaba el encuentro entre la niña y la reina de las nieves, así que esa fue una de las principales razones. Otra razón es que la protagonista es proactiva, pero también torpe e inocente. Está creando su propia realidad sobre quién es realmente la reina de las nieves y lo que sucede en realidad. La película que se filma dentro de mi película podría ser también el sueño de la niña.

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La niña —Jeanne o Bianca, como se presenta— está en una edad en la que a veces las chicas idolatran a mujeres más mayores y quieren ser como ellas. Se percibe una atracción semierótica entre ella y la estrella del cine, Cristina, que interpreta a la reina de las nieves.
Creo que es la clásica historia de una adolescente que ya se siente lo suficientemente mayor como para creer que puede descubrir tanto el mundo de los adultos como el mundo en general. Ha crecido en un pequeño pueblo de montaña, así que, en cierto modo, ha vivido en una especie de capullo, aunque no tenga padres de verdad. La historia constituye un espejo entre dos mujeres. Cristina es una figura fascinante que encarna lo que una mujer podría llegar a ser, tanto en su espléndida faceta de actriz como en su imponente papel de la reina de las nieves. Pero, por otro lado, Cristina se ve reflejada en Jeanne, cuando tenía su edad. Ambas mujeres se encuentran en un momento crucial de sus vidas. Para Cristina, las cosas empiezan a desmoronarse porque su locura se ha apoderado de ella, mientras que Jeanne se encuentra en un punto totalmente distinto. Ambas están en una encrucijada y se reconocen mutuamente.

Cristina es una estrella de cine y Jeanne la tiene en un pedestal. También veo tu película como un cuento con moraleja: hay que tener cuidado con las personas a las que elegimos como heroínas. ¿Era esta la idea que tenías en mente?
Sí, pero de alguna manera, creo que Jeanne ve a esta estrella también como una mujer que sufre, a diferencia del equipo de Cristina, que no se da cuenta de su verdadero problema y se limita a pensar: “Oh, es que es una mujer complicada”. Jeanne lo percibe, y eso es también lo que a Cristina le atrae de ella. Pero, ¿cómo puede una niña lidiar con el nivel de sufrimiento o las heridas que tiene esta mujer? Quizás sea precisamente esto lo que se convierte en la prueba para Jeanne de que no puede convertirse en ese tipo de mujer, porque en Cristina hay dolor, una forma de autodestrucción y de destrucción de los demás. Al final, Jeanne le dice “no” a Cristina, y lo hace dos veces, de hecho.

¿Había alguna mujer a la que idolatraras cuando tenías la edad de Jeanne?
Cuando comencé a ir al cine sola siendo adolescente, vi muchas películas de terror y detectives, porque era una época en la que este género estaba en auge. Lo que me atraía de estas películas era también la belleza y el glamour de los personajes femeninos, aunque terminaran siendo asesinadas. Eran muy seductoras, hasta que me di cuenta de lo falso o distorsionado que era todo y de que estaban diseñadas para ser así a propósito. También recuerdo los pósters de aquella época, con fotos de David Hamilton. Creo que no había chica adolescente que no tuviera uno. Esas imágenes eran totalmente normales para nosotras; no nos cuestionábamos lo que había más allá de la apariencia física. Solo veíamos a chicas jóvenes y hermosas, y pensábamos que era así como queríamos ser: perfectas y gráciles. Así que, en mi caso, no fue una actriz o un personaje específico a quien idolatré, sino más bien un modelo o un tipo de ideal. Me identificaba más con algunos escritores.

(Traducción del inglés)