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Francia / España

Jaime Rosales • Director de Morlaix

“El protagonista de la película es el espectador”

por 

- El cineasta catalán habla de su última película, protagonizada por temas como el destino, la muerte, la ficción cinematográfica y las decisiones que cambian para siempre nuestras existencias

Jaime Rosales • Director de Morlaix
(© Quim Vives)

Jaime Rosales presentó en el pasado IFFR su nuevo largometraje, Morlaix [+lee también:
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, que A Contracorriente Films estrena ahora, el viernes 14 de marzo, en los cines españoles. Charlamos con el cineasta catalán sobre este trabajo.

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. ¿Te interesa especialmente esta etapa vital?
Jaime Rosales: Sí, es la etapa en el que las personas empezamos el proceso de tomar las dos decisiones más importantes de nuestra vida: qué oficio queremos elegir y con qué persona deseamos fundar una familia. Es un momento de angustias e incertidumbres, pero también de gran intensidad emocional. Es el momento en el que un sinfín de posibles se concretiza. No es algo que se hace en un día, son varios años. Va desde los 18 a los 30, pero empieza en el último año del instituto.

En Morlaix utilizas diferentes formatos y fotografías, ¿con qué intención?
Mientras pensaba la matriz fílmica, la estética de la película, el conjunto de reglas de lo que me autorizo y no me autorizo hacer, dudaba entre dos posibles: el blanco y negro en 35mm cinemascope y el color en 16mm en formato academia. Las dos me encantaban y un mes me decantaba por una y, al siguiente, por la otra. Finalmente, en un ejercicio de libertad, me decanté por las dos. Puesto que ambas me gustaban, podían tener su lugar en la película.

Es ésta tu primera película hablada íntegramente en francés. ¿Te sentiste cómodo trabajando en esa lengua vecina?
El idioma no fue un problema, pues estudié en el Liceo Francés de Barcelona. Creo que si hubiese rodado en una lengua que no conozco, como el japonés, por ejemplo, me hubiera apañado de todos modos para comunicarme. El lenguaje del cine es el de las imágenes, la lengua hablada no es un problema. Otra cuestión es la cultura de un país y sus matices sociológicos. Si hubiera querido hacer una película sociológica, con mucha precisión sociocultural, hubiera tenido problemas. Al ser ésta más alegórica, metalingüística y filosófica, no era tan esclava de la precisión sociológica.

Sus protagonistas jóvenes reflexionan sobre la muerte, tema que gravita sobre la narración. ¿Es el duelo uno de los estados anímicos más dolorosos, que provoca tremenda impotencia?
Creo que la muerte es el gran tabú de nuestra época, como lo fue durante un tiempo el sexo para la de nuestros padres o abuelos. La muerte es dolorosa, ciertamente, pero también es la brújula vital que da sentido a nuestra vida. Es porque morimos que nuestra vida tiene valor e intensidad. Debemos colocar la muerte en su justo lugar, en el centro de la vida, para que nuestras decisiones tengan la trascendencia que se merecen.

También habla de los caminos y decisiones que tomamos en la vida. ¿Es nostálgica por lo que pudo ser?
Decidir implica recibir los frutos de nuestra decisión, pero perder también todo lo demás. Es deseable tomar las decisiones tras largas meditaciones y varias experiencias tentativas. Yo mismo dudé mucho antes de decantarme por el cine, probé trabajar en empresas como ejecutivo, probé la pintura y el canto lírico… lo mismo respecto a mi pareja, antes de casarme tuve otras relaciones. Todo eso es parte del aprendizaje de la vida, como le dice el personaje de Hugo a Jean-Luc en Morlaix. Eso no me lleva a tener nostalgia, pues ahora siendo cineasta y padre de familia, disfruto de todo lo que la vida me da. No pienso en lo que podía haber sido, me concentro en lo que debo seguir siendo.

La película muestra cómo nos reflejamos en las que vemos. ¿Es el cine un espejo de lo que fuimos, somos o pudimos ser?
La ficción cinematográfica, como toda ficción, es a la vez un espejo y un telescopio. La ficción hace inteligible la vida. Necesitamos la ficción para entender lo que nos pasa, para reflexionar sobre nuestra existencia. Esto ha sido así desde que los griegos inventaron el teatro o incluso antes, desde las primeras historias orales que se contaban nuestros antepasados.

¿Es Morlaix una cinta triste, vitalista o esperanzadora?
Me gustaría que fuera un largometraje a la vez emocionante y reflexivo.

¿Con qué expectativas debe (o no) ir el espectador a verla? ¿Es una invitación a la filosofía, a dejarse arrastrar por la propuesta o hay más intenciones por tu parte? 
Mi intención es emocionar y estimular la inteligencia del público. El protagonista de esta película es el espectador.

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