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MÁLAGA 2025

Gemma Blasco • Directora de La furia

“Me interesaba mucho poner el foco en la soledad de las víctimas y en la dificultad de contarlo”

por 

- La cineasta catalana nos habla del proceso creativo de su película y de la realidad de las víctimas de agresiones sexuales

Gemma Blasco • Directora de La furia
(© Álex Zea/Festival de Málaga)

La cineasta catalana Gemma Blasco nos habla del proceso creativo de su película La furia [+lee también:
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ficha de la película
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, estrenada en el SXSW de Austin y en el Festival de Málaga, y de la realidad de las víctimas de agresiones sexuales.

Cineuropa: La furia cuenta la historia de una agresión sexual. Filmas la agresión con la pantalla completamente en negro. ¿Por qué tomaste esta decisión?
Gemma Blasco:
Siempre quise mostrar de algún modo la agresión, ya que, para mí, no mostrarla era como mirar a otro lado, como si en cierta forma no sucediera. Pero nunca quise hacer espectáculo de ello y, sobre todo, quise ser lo más respetuosa posible con las víctimas que pudieran ver la película y también con los actores que participaban en la escena. Por eso, llegué a la idea de contarla por sonido, me solventaba estas problemáticas y a la vez narrativamente me aportaba muchas más capas. También nos ha llevado a tener una secuencia incómoda sin ser morbosa, pero es terrible porque el sonido da pie a la imaginación, que es casi peor, y también nos lleva a una lectura que me parece interesante, y es que como espectador no ves lo que sucede, pero como la película nunca abandona a la protagonista, tú a ella te la crees totalmente, aún sin haberlo visto.

La agresión ocurre en una fiesta entre gente más o menos amiga, en un entorno que podría parecer seguro…
Sí, nos parecía interesante a Eva Pauné (la coguionista) y a mi explorar las agresiones sexuales en contextos de cierta confianza, donde se mezclan tanto amigos como desconocidos en casa de una amiga. Muchísimas agresiones suceden en contextos o lugares conocidos y transitados habitualmente por las víctimas, lugares que deben volver a pisar por otras cuestiones de su vida, y queríamos que esto quedara reflejado.

La película habla del miedo, de la vergüenza, de la soledad de las víctimas, de las dudas de si contar o no contar esa agresión. También de la culpa, de la pesadilla en la que se convierte tu vida…
La protagonista transita distintas fases del shock post traumático, y me interesaba mucho poner el foco en la soledad de las víctimas y en la dificultad de contarlo. Y dar una respuesta a esa dificultad, en este caso, la reacción del hermano. Sigo alucinando con cómo se cuestiona a las víctimas cada vez que sale un caso, con los “Si tan víctima es, ¿por qué no ha denunciado?” “¿Por qué ha tardado años en contarlo?”. La película responde un poco a estos cuestionamientos. Todavía no estamos bien preparadas para acompañar a una víctima. He tratado de que mi aportación fuera un retrato del proceso traumático, sin llegar a la superación, precisamente para intentar conseguir que quienes todavía no son conscientes de lo difícil, solitario, oscuro y doloroso que es el proceso, puedan serlo un poco más. Y, por qué no, que una víctima que vea la película y nunca lo haya contado, pueda sentir que otras también lo hemos sentido, y que está un poco menos sola de lo que se pensaba. Yo lo tengo muy claro: no denunciar, no contarlo, no te hace menos víctima. No invalida tu dolor.

La tragedia de Eurípides, Medea, juega un papel muy importante en la película. ¿Por qué te interesaba utilizar este mito?
En general, me interesaba acercarme a la tragedia por la idea de lo fatídico. Mi idea era mostrar una mirada violenta y oscura hacia la temática y no se me ocurría mejor marco que este para darle a la protagonista como canal para transitar su dolor. La propia película en sí es una especie de tragedia, de hecho. Y me interesaba llevar a los personajes al límite para que salieran las emociones más primitivas y profundas. Eso me lo aportaba la tragedia. Medea me atrapa por su oscuridad, pero también por su sed de venganza y por su relación con lo sexual. Y porque es una bruja y se aleja de lo que se espera de ella. Busca su poder. Me parece un personaje fascinante, vengativo, lleno de dolor y de “pecado”. Llega hasta el extremo de matar a sus hijos, porque son “suyos”. Se apropia de su dolor, y eso también está en la película, tratando de que su hermano no le “robe” su historia. También, me permite hablar de la utilidad de la ficción como mecanismo para llevar a cabo una venganza totalmente inhumana sin que traspase los límites de la realidad.

La protagonista se pregunta por qué seguimos haciendo las mismas tragedias una y otra vez…
Esto tenía sentido colocarlo en la película porque tiene doble significado, habla de las propias tragedias griegas como algo que seguimos repitiendo, aun reescribiendo un poco, pero son las mismas. ¿No hay algo mejor más allá? ¿Por qué seguimos ahí ancladas? La gracia, para mí, está en la adaptación, en la reescritura. En la renovación. Pero, por otro lado, también habla de la naturaleza humana y de nuestra cultura. Hay algo, más a nivel metafórico, de relacionar la temática de la violencia sexual contra las mujeres como algo que existe desde siglos y siglos atrás. Como Medea, que sigue representándose, y representándonos, desde siglos atrás. La herencia del dolor de las mujeres, transversal a todas las generaciones, sigue ahí, repitiéndose, reescribiéndose, adaptándose al momento social

Hay un momento en el que su hermano le pregunta: “¿Sólo te tocó o te violó? Y le recrimina que iba muy pasada. ¿Por qué seguimos buscando matices para quitar importancia a las agresiones sexuales? Aun sin quererlo o sin ser conscientes de ello, ¿seguimos mirándolas desde un punto de vista machista?
Absolutamente. Tenemos que deconstruirnos todas y todos mucho todavía. Seguimos cuestionándonos los matices de cada agresión, y, por tanto, seguimos cuestionando a la víctima. Por supuesto que hay agresiones que dejan más heridas y más secuelas que otras, pero no podemos caer en la comparativa y en el quitarles valor, como si el hecho de que “sólo te tocó” no fuera importante. Es relevante ese “sólo” de este diálogo de Adrián. Lo dice todo.

Al final, la película también habla de la lucha entre el instinto y la razón…
Yo misma me muevo entre mi parte dominante, una razón y unas ideas sociales y políticas que me alejan de la violencia, del punitivismo, y me llevan a la mediación, a la palabra, a la comprensión. Pero me pregunto si realmente lo siento así o es que así me lo han inculcado. Creo firmemente que la violencia solo genera más violencia, a mí me abruma y me paraliza, pero a veces mi instinto fantasea con salir a quemarlo todo, a pegar a los agresores de mis amigas y a gritar muy fuerte. Creo que la película habla de esto y nace de aquí, de aprovecharme del cine y de la ficción para hacer todo eso que en la vida real ni me atrevería a hacer, ni creo en ello.

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