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CANNES 2025 Quincena de los Cineastas

Robin Campillo • Director de Enzo

"Queríamos presentar lo que había dentro del corazón de este adolescente, una explosión de color, luz y sensualidad"

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- CANNES 2025: El cineasta francés habla sobre el origen del último proyecto de Laurent Cantet, una película sobre el misterio de la adolescencia

Robin Campillo • Director de Enzo

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, la película de apertura de la 57.ª Quincena de los Cineastas del 78.º Festival de Cannes, constituye el quinto largometraje de Robin Campillo, lo cierto es que se trata de una obra muy especial para el cineasta francés, que retomó el último proyecto de su amigo íntimo y cómplice profesional desde hace años, el fallecido Laurent Cantet, con quien colaboró en numerosas ocasiones como coguionista y montador.

Cineuropa: ¿Cómo nació la idea de la película? ¿En qué momento decidiste involucrarte?
Robin Campillo: Esta historia, que gira en torno a un joven que siente que no pertenece a la misma clase social que su familia, llevaba rondándole la cabeza a Laurent Cantet desde hacía casi diez años. Empezó a trabajar en ella junto con Gilles Marchand, y escribieron un guion de unas veinte páginas. Luego le diagnosticaron cáncer y, como las cosas podían empeorar, le propuse retomar nuestra colaboración inicial, pero de forma aún más cercana, como si yo fuera su pez piloto. Mi intención no era otra que devolverle un poco de alegría, de impulso. Había leído lo que había escrito, estaba muy entusiasmado y sentía que podía ayudarle, tomar el relevo durante el rodaje con los actores cuando él estuviera pasando por momentos difíciles con el tratamiento, y luego montar la película. Así que arrancamos en una situación complicada, pero con una especie de júbilo por volver a encontrarnos. Fue muy agradable escribir el guion juntos, aunque, por supuesto, hubo momentos en los que estaba muy fatigado. Después hizo el casting de los cuatro actores principales: los dos no profesionales (Eloy Pohu y Maksym Slivinskyi), Pierfrancesco Favino y Élodie Bouchez. Les comunicó bastante pronto que estaba enfermo. Pero, dos meses antes del rodaje, su estado empeoró repentinamente y falleció. Su pareja Isabelle, la productora Marie-Ange Luciani y yo hablamos con él en su habitación del hospital y le transmitimos que nos haría mucha ilusión sacar adelante la película, y a partir de ahí empezamos.

¿Qué es lo que más te entusiasmaba de la historia?
Laurent abordaba el tema de forma bastante directa. No se trata de la adolescencia entendida como una patología o una crisis familiar, sino como un enigma casi político. Me parecía que ese enfoque se había tratado muy poco en el cine. Además, Laurent estaba muy interesado en la fluidez del amor y el sexo de la juventud.

¿Dirías que el núcleo de la película es la búsqueda del lugar de Enzo en el mundo?
Recursos humanos terminaba con la frase: “¿Dónde está tu sitio?”. Esa pregunta siempre fue muy importante para Laurent, que pensaba que el orden social nos asigna lugares muy definidos, sobre todo en Francia, donde incluso la ministra de Educación llegó a decir hace poco que había que elegir la orientación ya en infantil, lo cual es grotesco. Y, aunque los padres se eligen entre sí, los hijos no eligen a sus padres; la familia es, sin duda, una de las estructuras más aleatorias de la sociedad. Enzo es un chico que tiene bastante claro a qué no quiere pertenecer. No tomamos como referencia al típico adolescente que discute con sus padres, sino más bien a personajes como Bartleby, de Melville, alguien que se resiste a una fuerza de inercia. Enzo no es débil; de hecho, es bastante fuerte en muchos aspectos, pero se cuestiona su lugar y quiere marcar una diferencia. Por eso le propone a Vlad irse con él a la guerra de Ucrania, porque desea dejarse arrastrar por algo.

¿Cuáles eran vuestras intenciones principales a nivel de puesta en escena?
Con Laurent decidimos hacer una película muy sencilla, muy bien delineada, con planos y contraplanos, y encuadres un poco al estilo de Murnau en las escenas de la obra —sin compararnos con un genio de tal magnitud, claro está—, para dar protagonismo a los personajes. También estaba la cuestión de la encarnación. La película comienza en una obra, y lo primero que vemos de Enzo es cómo mira al cielo, y luego sus manos sobre la tierra. Es un joven con mucha ambición que decide hacer frente a la dureza de la realidad. Todo partía de conceptos tan simples como este. Luego estaba la idea de acompañar a este adolescente, que está más del lado de la noche y la luna, en una película que en su mayoría es luminosa. Los personajes están bañados en luz y sensualidad, con una especie de explosión de sentimientos, de deseo, etc. Siempre se habla de Laurent como un cineasta realista, pero también era un gran admirador de Minnelli, y siempre creaba una tensión cercana al melodrama. En Enzo, había este deseo de mostrar lo que había dentro del corazón de este adolescente, es decir, una explosión de color, luz y sensualidad, como una tormenta interior.

(Traducción del francés)

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