Diego Céspedes • Director de La misteriosa mirada del flamenco
“Todo lo que queda fuera de lo binario es muy atacado”
por Alfonso Rivera
- CANNES 2025: El joven cineasta chileno aborda en su primer largometraje asuntos como las familias disidentes, la convulsión que supuso el sida y las discriminaciones LGTBI+

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ficha de la película] es la ópera prima, rodada en el desierto de Atacama, del joven cineasta chileno Diego Céspedes, quien, con sólo 30 años, ya participó en el Festival de Cannes con sus dos anteriores cortometrajes y ahora estrena su primer film en la sección Un Certain Regard.
Cineuropa: ¿Se puede definir de alguna manera concreta a una película tan inclasificable como La misteriosa mirada del flamenco?
Diego Céspedes: Si hay algo que atraviesa el film es que habla de los tipos de amor: el adolescente, de las madres y abuelas, del familiar... La protagonista explora esos distintos tipos de amor.
En el argumento de tu largometraje incluyes la epidemia del sida, algo que no conociste personalmente pues eres muy joven…
Efectivamente, pero fue algo que marcó a toda una generación en el siglo XX. Mis padres, cuando eran jóvenes, tenían una peluquería en los suburbios de Santiago de Chile y allí trabajaban varios chicos gais que murieron de sida, por eso en mi familia le tenían terror: fue algo que yo escuché. Por lo tanto, es parte de nuestra historia como familia y como colectivo queer, somos herederos de aquello.
Es importante que no se olvide.
Lo político está implícito en lo que uno quiere contar. No hace falta tener un planteamiento político, pues lo que yo pienso acaba plasmado en el guion, me sale de forma natural. Las nuevas generaciones están olvidándolo, demasiado influenciadas por todos los estímulos que reciben a través de los teléfonos móviles y no parecen interesadas por aquello que pasó no hace tanto tiempo. Por eso creo que es importante volver a contar y entender aquella historia, más aún ahora mismo con la amenaza hacia el colectivo LGTBI+ que está llegando desde la ultraderecha.
El film recuerda al western y al realismo mágico iberoamericano de Juan Rulfo o Gabriel García Márquez, a la obra del escritor chileno Pedro Lemebel y de la argentina Camila Sosa Villada.
He visto mucho western, pero no soy aficionado. Lemebel me gusta mucho y a Camila Sosa la descubrí después de haber escrito el guion de mi largometraje. El realismo mágico estaba más presente en el guion de lo que acabó siendo finalmente la película. Me fascina el cine asiático, tan contemplativo, y el italiano, me encantan Pier Paolo Pasolini y Alice Rohrwacher.
Y la cantante española Rocío Jurado, cuya arrebatada canción Ese hombre se escucha La misteriosa mirada del flamenco…
¿Y a quién no? ¡Era la más grande! Nos falta una Rocío Jurado.
¿Es tu película también un alegato a favor de la construcción de la familia, sin importar género, condición ni edad?
Se inspira en miles de transexuales que construían así sus familias, porque las echaban de sus casas y trabajos, y adoptaban niños. Esas historias son parte de nuestra cultura hispanoamericana: ¿cómo sobrevivían a la discriminación doble, pues eran pobres? La historia de la familia disidente es parte de nuestra historia y he conocido a esas familias en mi día a día. Existen hoy y más que nunca.
¿Cómo fue la elección del reparto?
Casi todos son actores nuevos o con poca carrera y eso es importante, porque no me imaginaba la película con los rostros que hemos visto. Con todo el respeto a Alfredo Castro, a quien admiro, pero ya basta, hay cientos de actores en Chile que son talentosísimos y hay que darles la oportunidad de trabajar.
Últimamente el cine chileno se está viendo bastante en el extranjero.
¡Chile es tan raro…! Posee esa inestabilidad hispanoamericana, con momentos muy buenos y otros bastante bajos. Creo que se da una diversificación muy positiva en su cine, apoyada por políticas públicas y el capital exterior, con películas como Los colonos [+lee también:
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Por último, ¿cómo están los derechos LGTBI+ en Chile?
Siempre hay mucho que luchar y trabajo que hacer, sobre todo en algunas comunidades –como la trans, travesti o todo lo que queda fuera de lo binario– que son muy atacadas, debido al brote del fascismo en todo el mundo. Los hombres gais son quienes más derechos han ganado, casi al nivel del heterosexual, pero aún faltan muchos por conquistar en el colectivo LGTBI+. Y en ciertas zonas rurales sigue habiendo bastante homofobia y transfobia, como puede suceder en España. Falta también luchar a nivel trasversal, pues influyen mucho las clases sociales y la pobreza, con el maldito fascismo ahí cerca asediando, tanto en América como en Europa.
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