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CANNES 2025 Competición

Tarik Saleh • Director de Eagles of the Republic

"Algunos piensan que mi película es una sátira, pero nada de eso, va sobre un sistema enorme que nadie está parando"

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- CANNES 2025: El director sueco de origen egipcio detalla su cautivadora película de suspense, tercera entrega de su trilogía de El Cairo

Tarik Saleh • Director de Eagles of the Republic
(© 2025 Fabrizio de Gennaro para Cineuropa - fadege.it, @fadege.it)

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, que ha sido presentada en la competición oficial del 78.º Festival de Cannes, es la tercera entrega de la trilogía cairota de Tarik Saleh, tras El Cairo confidencial [+lee también:
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(Gran Premio del jurado en Sundance 2017) y Conspiración en El Cairo [+lee también:
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(premio al mejor guion en Cannes 2022). A propósito de una mesa redonda, el cineasta sueco de origen egipcio ha repasado el origen y la filosofía de la película, que gira en torno al personaje de George Fahmy, una estrella del cine nacional envuelta en una producción controlada por el Estado y destinada a glorificar al presidente en funciones, a quien debe interpretar.

¿Es este personaje una víctima o un colaborador? Según Tarik Saleh, “George somos todos. Se trata de una película sobre un hombre que se doblega hasta el punto de romperse. Todos somos actores, todos interpretamos un papel en nuestras propias vidas y, cuando alguien nos desenmascara, resulta muy doloroso y quedamos expuestos. Pero probablemente haría lo mismo que George en la película. Es con él con quien más me identifico, aunque también con el personaje del doctor Mansour, que en realidad es el verdadero director de la película dentro de la película, el adulto en la sala, el que a veces tiene que hacer cosas desagradables para que todo funcione, para mantener la estabilidad. El papel más cruel es el del director oficial, que no tiene libertad para hacer su trabajo. Yo mismo he tenido el placer y el disgusto de trabajar en Los Ángeles, donde los directores son considerados tigres de papel y donde muy pocos tienen tanto poder como los actores estrella.”

En lo que se refiere a la recreación de El Cairo, el cineasta subraya que “es la magia del cine la que permite reproducir el alma de un lugar concreto. El Cairo es una ciudad muy particular que nunca se puede llegar a dominar, puesto que es ella la que te acaba rompiendo. Pero es un paso obligatorio para todos los artistas ambiciosos de Oriente Medio y el norte de África. Para captar el espíritu de El Cairo, he rodado dos películas en Estambul, que también constituye el centro de un imperio, al igual que Roma, París o Nueva York. La última vez que pude ir a Egipto fue en 2015, y la película refleja mi realidad, no la realidad egipcia. Por supuesto, estoy en contacto estrecho con muchos egipcios y me obsesiona estar al tanto de lo que ocurre en el ejército y en la industria cinematográfica local. El desfile militar que aparece en la película, por ejemplo, existe de verdad. No se celebra en público desde el asesinato de Sadat en 1981, pero se filma dentro de la Academia Militar, y ahora soy un especialista en el tema.”

En cuanto a la inmersión ficticia de la película en la industria cinematográfica egipcia, Tarik Saleh recuerda que el sector “tiene un legado extraordinario. Ha creado verdaderos iconos y ha alimentado los sueños y esperanzas de mil millones de espectadores. Sin embargo, cuando El-Sisi llegó al poder, los militares penetraron y se hicieron con el control de toda la economía, incluida la industria del cine. Produjeron, por ejemplo, una serie de televisión con un presupuesto enorme sobre la llegada al poder de El-Sisi. Cuando la vi, me pareció absurda, pero me pregunté cómo sería trabajar en esa serie. Tal vez, si yo hubiera vivido en Egipto, me habría visto obligado a participar en esa producción. Empecé a imaginarlo, y así es como comencé a escribir el guion. Algunos piensan que mi película es una sátira, pero no es el caso en absoluto. Estamos hablando de un sistema enorme al que nadie pone freno. Como anécdota, tuve que rodar una parte de la película en Egipto, y la reacción de los servicios de seguridad nacional cuando vean la película no será preguntarse cómo lo hicimos, sino por qué no les pagaron y quién fue el que cobró. Ese es el problema de este sistema, que solo piensa en su parte del pastel.”

Sobre cómo esta tercera película cierra su trilogía de El Cairo, y en relación con el cine de género, el director ha explicado que “las tres películas están conectadas, pero transcurren en escenarios distintos. La primera y la tercera son cine negro puro, lo que considero la cima más difícil del cine de género en general, mientras que la segunda entrega era un thriller de espionaje. Eagles of the Republic es especialmente pura en sus referencias al cine negro, al estilo de El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder. Me inspiré en esa tradición de cineastas europeos que fueron testigos del horror del fascismo en el Viejo Continente y que emigraron a Estados Unidos para hacer estas películas. También pueden verse elementos de Cortina rasgada, de Alfred Hitchcock. Pero no hago películas tan directamente referenciales como las que adoro de los hermanos Coen, por ejemplo. Y ahora voy a cambiar de rumbo para centrarme en personajes inspiradores que cambian las cosas.”

(Traducción del francés)

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