Simón Mesa Soto • Director de Un poeta
"Esta película muestra la peor versión de mí dentro de unos 20 años"
por Jan Lumholdt
- CANNES 2025: El director colombiano indaga en la vocación artística y en las adversidades que le son propias

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entrevista: Simón Mesa Soto
ficha de la película], la cuarta película del director colombiano Simón Mesa Soto presentada en Cannes. La cinta se proyectó este año en la sección Un Certain Regard de la 78.ª edición del festival francés, donde recibió el Premio del Jurado (ver la noticia). El director compartió con nosotros algunas reflexiones sobre la vocación artística de su protagonista y la suya propia.
Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de la historia?
Simón Mesa Soto: Cuando hice mi primera película, ya me inquietaba un poco la idea de hacer cine. En Colombia es difícil realizar una película, sobre todo por la situación de la financiación en el país. Trabajo como profesor de cine, y eso es lo que me permite pagar las facturas. Entonces, cuando ruedo, simplemente dejo de trabajar durante un año, y luego regreso a la enseñanza. En este caso, probablemente vuelva el próximo semestre. De hecho, justo antes de hacer esta película, estaba pensando en dejar la dirección y dedicarme solo a la docencia. En cambio, decidí hacer esta película, que muestra la peor versión de mí dentro de unos veinte años.
¿Por qué elegiste la vocación de poeta para Óscar, tu protagonista?
Conozco un poco la escena poética en Medellín. Colombia es un país con una gran tradición poética. Pienso en estos poetas como “artistas del pasado”. No forman parte de ninguna élite institucionalizada; son más bien bohemios, figuras bukowskianas. No ganan dinero con su arte.
Sin embargo, Óscar tiene formación como profesor. ¿Cómo crees que acabó así, desempleado, bebiendo demasiado y siendo bastante disfuncional en general?
Es incluso profesor universitario. De hecho, lo basé en algunos de mis propios profesores. Cuando tenían veinte o treinta años, eran más funcionales, como suele ser a esa edad, pero con el paso del tiempo empezaron a enfrentarse peor a la vida y a cosas como el alcohol, por ejemplo, y adoptaron este estilo de vida bohemio que poco a poco se apoderó de ellos.
De repente, Óscar conoce a Yurlady, una alumna que escribe y le da un propósito al mostrarle lo que él considera la forma correcta de hacerlo. ¿Puedes hablarnos de ella?
Cuando empecé a escribir sobre Óscar y todos sus fracasos, tenía muchas preguntas en la cabeza que quería abordar. El personaje de Yurlady es un poco como los personajes de mis otras películas, que provienen de los barrios más pobres. En el cine colombiano, suelen ser los privilegiados quienes retratan a los desfavorecidos en la pantalla, lo cual es un dilema. Hay una especie de egoísmo en esa relación; es como si ese personaje se convirtiera en tu “arte”. Cuando venimos aquí, al Festival de Cine de Cannes, desde Colombia para mostrar nuestros dilemas sociales, todo se vuelve bastante comercial. Y Yurlady es el catalizador con el que intento representar este dilema. Óscar y otros miembros del círculo de poesía la utilizan como su “arte”, mientras que a ella realmente no le interesa en absoluto; simplemente le gusta escribir y dibujar en su cuaderno.
¿Podríamos calificar la película como realismo social, al estilo de un Ken Loach latinoamericano?
Ken Loach siempre incorpora una buena dosis de humor en sus películas, y me encanta su trabajo. Me inspiré en él para películas anteriores, especialmente por sus narrativas. En cuanto al término “realismo social”, espero evitar esa etiqueta porque simplemente estoy tratando de mostrar la sociedad colombiana. Podrías definirla como una película al estilo Loach, pero también al estilo Woody Allen. Por supuesto, hay problemas sociales, pero eso forma parte de la vida de la gente.
¿Cómo encontraste a los actores profesionales y no profesionales para la película?
Tenemos un gran equipo de casting, que pasó un año buscando a las personas adecuadas. Utilizamos profesionales y no profesionales, siempre buscando a la persona perfecta para el papel. Encontramos a Yurlady visitando muchas escuelas diferentes, e hicimos pruebas con más de mil chicas antes de encontrar a Rebeca Andrade, que era simplemente increíble. Ubeimar Rios, mi Óscar, es pariente de un amigo mío, que me mostró su foto en Facebook y dijo: “Este es mi tío, y podría ser tu poeta”. Y así fue.
Tus películas suelen tener coproductores europeos, y el país que más te ha acompañado en este viaje es Suecia. ¿Cómo surgió esta relación?
Hice un cortometraje en 2014 llamado Leidi, que también participó en Cannes, y David Herdies, un productor sueco, lo vio. En aquel momento estaba haciendo un proyecto llamado Break the Silence, que trataba sobre la explotación sexual de niños en todo el mundo, y se puso en contacto conmigo para que contribuyera con un cortometraje, que se convirtió en Madre (2016). Nos llevamos bien y hemos seguido trabajando juntos. Estoy muy contento con eso. Encontrar socios no es sencillo. Y siempre me ha encantado el cine sueco.
(Traducción del inglés)
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