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ANNECY 2025

Maïlys Vallade, Liane-Cho Han • Directores de Amélie et la métaphysique des tubes

“Aunque las cosas se pongan difíciles, siempre encontramos una manera de seguir adelante, y eso es algo que le decimos tanto a los niños como a los adultos”

por 

- El dúo de directoras habla sobre su adaptación de la novela de Amélie Nothomb, que narra su infancia en Japón, y describe su enfoque de temas oscuros que los niños pueden realmente abordar

Maïlys Vallade, Liane-Cho Han • Directores de Amélie et la métaphysique des tubes
(© Annecy Festival/L. Gouttenoire)

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es una adaptación de la novela de Amélie Nothomb que narra su infancia en Japón. En la película, la diminuta protagonista está ansiosa por descubrir el mundo junto a Nishio-San, mucho mayor que ella. Su vínculo es especial, pero se avecinan cambios. Hablamos con los directores Maïlys Vallade y Liane-Cho Han.

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Cineuropa: Capturáis muy bien los estímulos sensoriales que vivimos con tanta intensidad cuando somos niños.
Maïlys Vallade:
Queríamos centrarnos en la mirada de una niña. Hicimos una sesión de lluvia de ideas con todo el equipo, buscando recuerdos de cuando éramos pequeños. De ahí salió ese juguete giratorio hecho de lichi.

Liane-Cho Han: Recordé la sensación de volver de la playa, con todo el mundo dormido en el coche. Sentir simplemente ese silencio. Maïlys y yo llevamos diez años trabajando juntos en distintos proyectos, entre ellos El techo del mundo [+lee también:
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, de Rémi Chayé. Ambos somos artistas de storyboard y nos gusta estar muy cerca de los personajes, no solo mirar a través de sus ojos, sino sentir lo que tocan y lo que respiran. Nuestro enfoque a la hora de colocar la cámara está realmente guiado por los personajes.

Amélie entra en la edad en la que se está formando la memoria. Uno de los temas de la película es la transición entre la primera y la segunda infancia. Conocemos el paso de niños a adolescentes, o de adolescentes a adultos, pero olvidamos ese momento en el que los niños creen que son el centro del universo y luego se dan cuenta de que no lo son. Ocurre de forma gradual, normalmente entre los dos y los tres años. Por eso los llamamos los “terribles dos años”: intentan resistirse a ello [risas].

Después de lo que habéis dicho, el arranque de la película cobra mucho más sentido. Al principio parecía un cuento de hadas, con esta niña convencida de que es una diosa.
L.C.H.:
Maïlys tiene tres hijos; yo tengo uno. Los observamos, vivimos con ellos y, sí, en un momento dado todos creen que son dioses. Mucho de esto también se basa en nuestras propias vidas. Todo niño pasa por ello, pero Amélie sigue siendo especial. Así es como se la describe en el libro, aunque de manera bastante realista. Podríamos haberlo llevado a un terreno más surrealista.

M.V.: A Amélie Nothomb le gustan las metáforas, y fue un reto traducir esa literatura filosófica y muy metafórica de una manera que resultara comprensible para un niño. Aun así, probablemente sea su único libro escrito para lectores más jóvenes. Relata los hechos de forma cronológica, pero nosotros buscamos una estructura distinta y cambiamos algunos personajes para centrarnos en el tema de la muerte, en todas esas nuevas sensaciones y en la cultura japonesa.

L.C.H.: También seguimos a Amélie y su evolución emocional a través de lo visual. Al principio, los colores son más brillantes y vivos. Más tarde, cuando experimenta la desilusión, se apagan. Cuando entiendes que no eres Dios, no es el fin del mundo, pero para un niño sigue siendo importante. Sin embargo, conduce a algo mucho mejor: te abres al mundo.

De niños, tenemos amistades intensas que luego olvidamos, pero su relación con Nishio-San es sin duda formativa. ¿Por qué os resultó tan interesante?
M.V.:
Cuando eres tan pequeño, eres muy generoso con los demás. Además, realmente son almas gemelas. Hay algo magnético en la forma en que se entienden. Amélie elige hablar japonés antes que francés. Lo oculta, pero elige su identidad a través de Nishio-San. Toda la estructura de la película se articula en torno a su conexión.

L.C.H.: Nishio-San es especial, igual que Amélie. Perdió a sus padres durante la Segunda Guerra Mundial, y todo ese trasfondo está ahí. Si piensas en la escena en la que leen un libro, ella es capaz de transformar el duelo de Amélie en otra cosa. Desvía su rabia.

Está el personaje de la vecina, y Amélie se encuentra entre estas dos mujeres. Nishio-San representa abrirse al futuro, al sol; la otra está cerrada y se queda en el pasado. Amélie tiene que decidir: ¿qué es mejor? ¿Seguir adelante o quedarse atrás, o bajo el agua? Toma su decisión gracias a Nishio-San.

M.V.: La bondad de Nishio-San la protege.

Y lo necesita, porque hay muchas cosas que resultan amenazantes, con todas esas historias de guerra y de violencia. No conocía ese libro, pero sí a Nothomb, y esperaba una película mucho más oscura. ¿Queríais que resultara accesible?
M.V.:
Queríamos decir que en la vida pueden ocurrir cosas duras, pero que encontramos la manera de seguir adelante. Queríamos decírselo a los niños y a los adultos. Podemos caer, pero también podemos levantarnos. Nos encantan las historias oscuras; eso es algo que tenemos en común con Amélie Nothomb.

L.C.H.: Maïlys y yo somos activistas cuando se trata de desafiar a los niños. Creemos que pueden afrontar temas serios, como la muerte. Siempre queremos protegerlos y, para nosotros, los adultos, la muerte tiene un significado diferente. Sin embargo, ellos ven el mundo de otra manera. Recuerdo haber visto algunas películas cuando era pequeño que me atravesaron el corazón. Eso es lo que quieres: que lo recuerden después. Al final hay una pelea entre dos mujeres, y nos dijeron que era demasiado aterradora, ¡pero mi hijo estaba cautivado por ella!

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(Traducción del inglés)

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