Javier Polo • Director de Pequeños calvarios
“No podemos escapar de nosotros mismos”
por Alfonso Rivera
- El cineasta español habla del vía crucis de la producción, de dirigir a actores altamente experimentados y de la necesidad de desprenderse de referentes para encontrar un estilo propio

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entrevista: Javier Polo
ficha de la película], una coproducción con México que se proyecta ahora en la edición número 40 de Cinema Jove. Allí, en la ciudad donde nació, vive y trabaja, mantuvimos la siguiente charla.
Cineuropa: ¿Cuál es el pequeño gran calvario de un cineasta?
Javier Polo: Lo siento, pero te voy a dar una respuesta aburrida: la financiación. El que te digan continuamente “no”: porque llegas pronto, o tarde, porque el film es comercial, porque es autoral… etc.
Pero en México os dieron el “sí”.
Conocimos a los productores mexicanos en el mercado de la Berlinale: necesitábamos un último empujón en la financiación y además se implicaron en la postproducción.
Pero está rodada aquí en Valencia y el 80% del elenco es de aquí: con Pablo Molinero, Marta Belenguer, Arturo Valls y Lorena López, entre otros.
Efectivamente, excepto Vito Sanz, Javier Coronas, Andrea Duro y Berta Vázquez, todos son valencianos.
Antes habías dirigido documentales, ahora ficción pura y dura en formato largometraje.
Me imponía mucho, porque nunca había dirigido actores con una carrera extensa detrás. Me preparé para ello y he disfrutado bastante el trabajar con 16 intérpretes muy variados, cada uno con sus manías, hábitos y locuras. Sin duda, es un camino de no retorno. La ficción consiste en generar universos desde cero y los actores forman parte de esa construcción, con sus personajes con sus trasfondos psicológicos. Me apetece seguir explorando la ficción, aunque alguna vez volveré al documental, sea falso o no, como mi primer film.
¿Y sigues metido en el mundo de la publicidad?
Ahora hago más que nunca: trabajas un mes a tope y ves el resultado enseguida. Me permite además aprender un montón, me gusta la publi, me permite ganar dinero y vivir más tranquilo, porque el dinero en el cine es escaso…
¿De dónde surge la idea del relojero interpretado por Pablo Molinero que unifica las diferentes historias que forman Pequeños calvarios?
Es como el dios Cronos, una metáfora de la vida, pues estamos de paso aquí, pero las obsesiones y manías ocupan demasiado espacio en nuestras existencias: por eso trato de reflexionar con el film sobre qué parte de culpa tenemos en todo esto. Quizás deberíamos reírnos y aprender a lidiar con ellas, y por otro lado también verlo con filosofía, pues estamos de paso en la Tierra. El ser humano vive en un bucle de aprendizaje y error: esto le pasa a todos los personajes de la película, que es un poco pesimista o negra, pero la vida no es como Mr. Wonderful. Es lo mismo que nos sucede a todos: hemos tenido relaciones tóxicas que sabíamos que no debíamos mantener, o vivimos mejor solos, pero acabamos en pareja, etc. Es irremediable: no podemos escapar de nosotros mismos.
¿Es una especie de Relatos salvajes [+lee también:
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ficha de la película] valencianos?
Sí, son unos relatos salvajes mediterráneos, más chillones y folclóricos, como somos nosotros: kitsch, menos violento y más surrealistas. Esa película es sin duda un referente, la película argentina más taquillera de la historia y nominada al Óscar. Pero hay que buscar un estilo propio y el tono de la nuestra es refrescante, es una comedia “raruna”.
Su humor es gamberro, negro, irónico y surrealista.
Sí, quizás en la línea del primer Álex de la Iglesia o Quentin Dupieux. Siempre uno lleva en la cabeza mil películas, pero hay que desprenderse de los referentes y dejarse llevar por el instinto… y jugar. Si lo meditas todo mucho pierde la identidad y el punto salvaje de mis proyectos, que están vivos. Si empiezas a intelectualizarlo todo y a auto juzgarte por el qué dirán vas por mal camino.
¿La película se ríe de nosotros o con nosotros?
De nosotros con nosotros, y de otros también. A la hora de construir los personajes es inevitable fijarse en amigos y familiares, en gente por la calle y en uno mismo. A partir de ahí puedes sacar un montón de ideas, siempre que no se ofenda nadie porque se reconozca en la película.
Por último, ¿con qué personaje del film –o su calvario– te identificas más?
Los ruidos, como al de Marta Belenguer, me molestan un montón. En el vagón del silencio del tren la gente habla y usa el teléfono, y lo más violento es cuando la gente grita mucho hablando por teléfono. En los cines se debería dejar los móviles a la entrada.
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