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VENECIA 2025 Competición

Gianfranco Rosi • Director de Sotto le nuvole

"El rodaje en blanco y negro me ayudó a narrar una Nápoles diferente de la de nuestro imaginario"

por 

- VENECIA 2025: El director italiano habla sobre su documental, un viaje entre el espacio, el tiempo y los recuerdos, entre lo que fue y lo que podría ser Nápoles

Gianfranco Rosi  • Director de Sotto le nuvole
(© 2025 Fabrizio de Gennaro para Cineuropa - fadege.it, @fadege.it)

Entre el golfo de Nápoles y el Vesubio, un viaje a través del espacio, el tiempo y la memoria, entre lo que Nápoles ha sido y lo que podría ser, como una especie de gigantesca máquina del tiempo… Gianfranco Rosi habla en una mesa redonda con la prensa italiana sobre su documental, Sotto le nuvole [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Gianfranco Rosi
ficha de la película
]
, que compite por el León de Oro en la Mostra de Venecia.

Con respecto al título de la película, Rosi explica que cuando leyó la frase de Jean Cocteau, “el Vesubio crea todas las nubes del mundo”, imaginó esas nubes que viajan y se convierten en un elemento narrativo muy fuerte, contando así la historia de Nápoles y, de esta manera, convirtiéndola en una ciudad universal. En realidad, la ciudad aparece muy poco. “La elección inicial era rodar en los pueblos del Vesubio, en los subterráneos del MANN, el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, que alberga los tesoros procedentes de los Campos Flégreos, Pompeya y Herculano, es decir, nada más y nada menos que 2500 años de historia. Quería filmar la otra Nápoles, la del Vesubio visto desde el lado opuesto. La menos conocida, la más ligada al sentido del pasado, con otro dialecto y otras costumbres culinarias”.

¿Pero por qué la elección de rodar en blanco y negro? “Quería que el sentido del pudor me ayudase a salir de esa Nápoles que forma parte de nuestro imaginario, y el blanco y negro fue una elección narrativa y no estética. Queríamos casi crear un archivo contemporáneo de imágenes, el presente que se convierte en archivo en el mismo momento en que sucede”.

¿Había entonces que buscar una nueva forma de observar la realidad? “Si quieres rodar en blanco y negro, tienes que aprender a mirar en blanco y negro, lo cual implica captar todos los matices de grises. Las nubes fueron para mí una especie de protección, ya que te permiten filmar a 360 grados porque no tienes sombras, no tienes excesos de luz, te ayudan a encontrar la distancia justa respecto a lo que estás contando. Con el blanco y negro, la presencia de las nubes cobra aún más importancia, ya que es la única manera de obtener un resultado extremadamente contrastado, con las gamas de grises que son el propio relato. Mi asistente Alberto me llevó a las zonas más escondidas e insospechadas y, en ocasiones, tuvimos que esperar semanas hasta encontrar la luz adecuada, con la presencia de las nubes”.

Se han necesitado tres años para reunir todas las historias y completar la película. El trabajo de edición no debe de haber sido fácil, ¿verdad? “Nunca sabes lo que va a ocurrir cuando empiezas a rodar, porque siempre existe una tensión muy fuerte. Al no tener guion, nada escrito, todo es siempre muy improvisado y la realidad a menudo supera cualquier expectativa. En todas mis películas anteriores empecé a montar al final del rodaje. En esta tuve la necesidad de montar con Fabrizio Federico durante el rodaje, en cuanto tenía suficiente material. La película vivió, por tanto, esa reescritura constante en paralelo a la filmación. Este hecho ayudó a sintetizar y a crear conexiones y cortes entre una historia y otra. Cada vez que ruedo una nueva película, se convierte en un auténtico reto encontrar un lenguaje nuevo, experimentar con enfoques distintos que generen una nueva forma de relato”.

¿Por qué sentiste la necesidad de incluir al profesor callejero? ¿Qué tenía en común con los demás personajes del documental? Rosi responde que también fue un encuentro casual. “Torre Annunziata es un lugar con tiendas que no han cambiado desde los años cincuenta y sesenta. El maestro Titti da clases colectivas en su tienda de antigüedades, que ya no vende absolutamente nada, pero ofrece a los chicos de este barrio difícil su tiempo, su conocimiento y su paciencia. Lo que tienen en común todos los personajes que aparecen en la película es la devoción. Se trata de una devoción laica que consiste en entregarse a alguien, en hacer algo por los demás. La civilización comienza por ahí, y el maestro Titti es un ejemplo maravilloso de ello”.

Por último, preguntamos al director por los largos silencios del largometraje y la música creada por el ganador de un Óscar Daniel Blumberg. “Para mí, el silencio es fundamental, es el vínculo entre una historia y otra. Contar el silencio fue uno de los retos de la película. Lo aislé también a través de los sonidos. Daniel grabó unos saxos en Londres y los reproducimos y regrabamos bajo el agua en Baia, donde rodé la escena final de la película”.

(Traducción del italiano)

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