Laura Samani • Directora de Un anno di scuola
"Los hombres y las mujeres no hablan el mismo idioma"
por Camillo De Marco
- VENECIA 2025: La directora italiana habla sobre su nueva película, centrada en una joven sueca que acaba siendo la única chica en una clase en la que solo hay chicos

Seleccionado en la competición Orizzonti del 82.º Festival de Venecia, Un anno di scuola [+lee también:
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entrevista: Laura Samani
ficha de la película], de Laura Samani, narra la historia de una sueca de dieciocho años, Fred (Stella Wendick), que llega a Trieste en 2007 para cursar el último año en un Instituto Técnico y se encuentra siendo la única chica en una clase formada únicamente por chicos. Su llegada trastoca especialmente a un trío de compañeros, poniendo a prueba su amistad. Samani debutó con Piccolo corpo [+lee también:
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ficha de la película] en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes en 2021, obteniendo más de 40 premios en todo el mundo. Cineuropa la ha entrevistado con motivo de una mesa redonda con la prensa italiana en el Lido.
En las notas de dirección, Laura Samani ha hablado de un aspecto autobiográfico de la película. “Más que autobiográfica, la dinámica de este relato es metanarrativa”, subraya Samani. “La película está inspirada muy libremente en la novela homónima de Gianni Stuparich, que se desarrolla en el liceo Dante de Trieste, donde yo estudié. Fue precisamente en esos pupitres donde leí el libro cuando tenía la misma edad que los protagonistas. Tuve ocasión de releerlo durante el primer confinamiento, porque estaba en casa de mis padres y tenía allí mis libros del instituto. Pensé: “¡Ni siquiera hemos terminado de rodar Piccolo corpo y ya sé que quiero hacer otra película!”.
Piccolo corpo y Un anno di scuola son películas muy diferentes, pero hay un hilo que las une: la identificación de una joven que encuentra su identidad en una sociedad difícil. “Sigo completamente inmersa en el proceso y aún no me he interrogado lo suficiente al respecto. Después de Piccolo corpo, una película muy importante para mí, pero cuya realización fue muy dolorosa, necesitaba ligereza. La mejor manera fue trabajar con adolescentes, con chicos y chicas jóvenes, divertirnos juntos. Y probablemente cuestionarnos cosas que todavía no habían encontrado respuesta en Piccolo corpo. Sin duda, hay soledad en una parte de la película y una pregunta identitaria”, opina la directora.
Samani ha logrado crear una atmósfera de gran complicidad y espontaneidad entre los jóvenes intérpretes protagonistas. “Me gusta trabajar con personas que me gustan. Puede parecer una tautología, pero muchas veces se opta por trabajar con alguien que es bueno. A mí me interesa ante todo que sean personas afines a mí. Con Davide Zurlo, el director de casting, y su asistente Alejandro Bonn, que luego se convirtió en el coach de interpretación de los chicos, trabajamos para que, fuera del set, se convirtieran en un verdadero equipo. Ellos son amigos en la vida real, se apoyan mutuamente porque es su primera película. Primero trabajamos con el trío de chicos, acercándonos gradualmente al set y abordando los temas de la película. La lectura del guion vino después. Stella se incorporó más tarde, cuando el trío ya estaba bastante unido y también para crear una memoria colectiva que llevar al rodaje”.
Hay decisiones diferentes con respecto al libro del que parte la película y también a la miniserie de televisión de 1977 dirigida por Franco Giraldi, empezando por la ambientación en 2008 y por la protagonista sueca, que crea una barrera lingüística. “Está ambientada en 2007 porque es el año en que me gradué, así que mis 19 años se sitúan en ese periodo. Luego, junto con la coguionista Elisa Dondi, nos dimos cuenta de que era el último año antes de la llegada de las redes sociales a Italia, la entrada de Eslovenia en Schengen, cuando teníamos sueños luminosos sobre una Europa quizá un poco distinta de la de hoy. En el relato de Stuparich, a la protagonista, Edda, la llaman “la vienesa”, pero su única diferencia es el género. Es una mujer que quiere estudiar. En nuestra película, elegimos a una chica sueca ante todo porque hay un encanto exótico en decirle a un grupo de chicos: viene la sueca. En cuanto al idioma, diría que hombres y mujeres no hablan el mismo idioma y escenificar esa barrera fue algo inmediato, casi banal. Además, en la película el idioma se utiliza como cerco, como un arma de poder sobre el otro”.
(Traducción del italiano)
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