Carla Simón • Directora de Romería
“Deberíamos empezar a eliminar esa culpa asociada al sida”
por Alfonso Rivera
- La cineasta catalana habla sobre la familia y sus oscuridades, la estigmatización de la generación de los años ochenta en España y el cierre de la trilogía formada junto a Verano 1993 y Alcarràs

Tras su participación en la competición de Cannes, con gran expectación se espera el estreno en España, previsto para este viernes 5 de septiembre, por gentileza de Elastica, de Romería [+lee también:
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ficha de la película], el tercer largometraje de Carla Simón.
Cineuropa: Tus películas son como trabajos en familia, ¿verdad?
Carla Simón: De alguna manera sí. Porque mi hermano ha compuesto la música de todos mis films. Mi hermana es actriz, ha aparecido en las otras y en Romería ha sido coach de actores. Mi tío aparece y mis padres están ahí todo el rato. Es bonito poder compartir cosas tan personajes con personas a las que amas.
¿El estar arropado ayuda a abrir el corazón más fácilmente?
Supongo que sí. Yo tengo un interés muy grande por la familia porque no la doy por hecha: cuando era pequeña tuve que crearla y empezar de cero. Hay algo que hace que la haya observado de cerca siempre y tenga sentido retratarla.
Las familias, también con sus vacíos y oscuridades, como se percibe en Romería.
Me interesaba comprender a esa familia, empatizar con ella y entender por qué ha tenido esa gestión con la memoria de esa pérdida. Al estar teñida por el estigma del tabú y del sida, a esa familia les cuesta mucho colocar bien la memoria de la pérdida del hijo/hermano. Se trataba de retratarla desde ahí.
Hablas en el film del sida, tema que ha aparecido este año en otros títulos como en la película chilena La misteriosa mirada del flamenco [+lee también:
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Es curioso lo que ha pasado con el sida. A nivel científico ha evolucionado, hasta el punto de que la gente puede vivir tranquilamente hoy con VIH, pero socialmente no se ha avanzado nada, el tabú sigue estigmatizando fuertemente. Aunque tenga contextos distintos en cada país, es un tema que necesitamos revisitar, porque no está resuelto. Han coincidido recientemente algunas ficciones sobre el sida porque ha pasado el suficiente tiempo para hablar de ello. ¿Y por qué se vuelve a hablar de la generación de los ochenta? No solo lo hace Romería, sino también varios libros recientes. Porque fue una generación que rompió absolutamente con todo, con los valores conservadores, franquistas y católicos, abrazando la libertad y proponiendo ideas progresistas. Y como ahora lo conservador está volviendo de forma terrible, está bien revisitar aquello.
¿Crees que el haber sufrido la pandemia del covid-19 nos ha hecho mirar con más comprensión a la del sida?
Durante el covid-19 yo pensé mucho en aquella pandemia. Ahora entendemos mejor el sida, con toda esa carga absurda de castigo, como si hubieras hecho algo malo, y esa vergüenza. Es importante erradicar esas ideas. Y cuando has sufrido el covid, entiendes que es un virus también y hay muchas maneras de contagiarse. La culpa que conlleva el VIH la deberíamos empezar a borrar.
Después de Verano 1993 [+lee también:
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ficha de la película], ¿cierras una etapa creativa con Romería?
Sí. He realizado tres retratos familiares enfocados desde la juventud. Ahora que soy madre mi punto de vista cambia, pues estoy en la generación del medio. Son las tres películas que miran hacia el pasado y ahora me apetece mirar hacia el futuro y en nuevas direcciones.
Ya en tu último film se intuye ese nuevo rumbo, pues hasta incluyes un número musical…
Una se debe estar cuestionando siempre y probar cosas nuevas para avanzar. Yo venía de un compromiso fuerte con la realidad y de un naturalismo puro. Con Romería tenía mucho sentido romper con eso por la premisa de la película: una chica que intenta reconstruir la memoria de sus padres a través del relato de los otros, no lo consigue y llega a la conclusión de que se lo puede imaginar. Es un canto a la imaginación y al poder del cine para crear esas imágenes que a mí me faltan e incluso resucitar a los muertos. Me apetece seguir explorando desde el tono naturalista, pero probar otros caminos.
Romería ya se ha visto en Cannes y en algunos preestrenos. ¿Qué reacción de los espectadores te ha sorprendido especialmente?
La gente se identifica de forma diferente según su generación: la de mis padres se emociona y me da las gracias por poner en valor su juventud. El público viaja con la película.
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